CAPITULO 34 SECUESTRO

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Llegando al centro se separaron en dos grupos, Ohm, Fluke y su madre, mientras Kao, Earth, Boun y Prem por el otro. Los primeros se dirigieron a buscar los atuendos para la fiesta mientras el resto fue a una empresa dedicada a eventos.
Fluke se metió por milésima vez al probador, ya que a su madre todos los trajes le gustaban, pero ninguno la convencía. Suspiro pesadamente, era su madre, así que no se iba a quejar. Se empezó a desabrochar el saco cuando de la nada sintió cierto olor putrefacto, ¿De dónde rayos venia ese olor?, miro a su alrededor, pero no podía distinguir de donde venía, incluso se olisqueo a el mismo, se había duchado en la noche y en la mañana de nuevo, él no podía oler así.
Lo más probable era que alguien que estaba en los vestidores no se hubiera bañado en por lo menos un mes, pensó el pequeño tapándose la nariz. Definitivamente no podía seguir cambiándose en ese lugar. Su vista se nublo de repente y sintió como le faltaba el aire, con la vista borrosa trato de tomar el pomo de la puerta, pero la oscuridad lo avasallo.
La puerta fue abierta por Ohm, al sentir que algo andaba mal, y sumando ese terrible olor, y Fluke no estaba. Sabía que algo no andaba bien, golpeo con fuerza la pared, se habían llevado a su Polcino, y sabia de quien era ese horrible olor, solo había una criatura que podría oler de esa manera, ¿Pero cómo llegaron hasta ahí?, eran una bestias demasiado grandes, no lo hicieron solos.
Esos malditos Trolls, ¿Por qué se lo llevarían?, era cierto que no estaban en los mejores términos, pero no tenían motivo para secuestrar a su “Destinata”. Tomo su teléfono cerrando la puerta del vestidor.
-koa, necesito que vengan por la señora Natouch- ordeno con voz tensa. - le dio la dirección del lugar.
-¿Qué está sucediendo?- cuestiono este preocupado.
-Se han llevado a Fluke, sabía que algo no estaba bien, y me llego ese horrible olor, cuando llegue al vestidor, Fluke ya no estaba.
-¿Trolls?- dedujo su amigo de inmediato- ¿Pero qué demonios?, ¿Por qué?, y ¿De qué manera llegaron hasta el sin ser vistos?.
-Obviamente obtuvieron ayuda, no son tan inteligentes- contesto con desprecio.
-¿Qué les digo a Earth y Prem?- cuestiono el pelinegro mirando a los menores.
-Diles que se presentó algo y que ellos tienen que ir con su madre a casa. Los veo en cinco minutos.
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El pelinegro termino la llamada. Y con calma premeditada se dirigió primero a Boun para ponerlo al tanto.
-Tenemos que actuar lo más natural posible- le indico el más alto al rubio, y este asintió apretando los labios, y dando una hermosa sonrisa.
-Chicos ya tenemos que irnos- les dijo Boun a los dos más jóvenes.
-Pero Boun aún no hemos visto todos los lugares- contesto Prem con una Tablet en su regazo.
A su lado estaba su hermano también muy entretenido viendo los lugares que podrían servir para la fiesta.
-Su madre los está esperando- anuncio Kao.
A regañadientes se levantaron y dieron las gracias a la joven que los había atendido.
-Vean el lado amable, ¿No sería genial que la fiesta fuera en la mansión?- los animo Boun.
Llegaron en pocos minutos a su destino. Ohm excuso la ausencia de su pequeño diciendo que estaba en el baño, y sus hermanos y madre no tuvieron por qué no creerle. Los despidieron los tres con una gran sonrisa, y en cuanto el coche se alejó lo suficiente ellos subieron en otro mueble y arrancaron, dirigiéndose al Hotel Thitiwat.
-¿Ahora si nos puedes decir qué demonios paso?- cuestiono el rubio entrando detrás de su hermano a la oficina.
-Estábamos la señora Natouch y yo, esperando a que Fluke se midiera uno de los tantos trajes que ella había elegido- se sentó frente a su escritorio tratando de controlar el temblor de su voz- cuando sentí un aura negativa, y tontamente creí que era mi imaginación. Pero obviamente me equivoque. – apretó los puños sobre la superficie de madera- nunca pensé que el pudiera estar en peligro.
-No te culpes- pidió su hermano.
-Es obvio que es mi culpa- golpeo el escritorio- estaba tan feliz y tan confiado- se rio de el mismo.
-No es momento de encontrar culpables- interfirió el pelinegro.
-Lo Trolls- dijo fúrico el mayor levantándose de su asiento.
-Al menos su desagradable olor nos dio un punto de partida- concedió Boun.
-Tendremos que hacerle una visita al jefe de los Trolls.
-Vamos- expreso apretando los dientes, y después se desapareció en su estela. Su hermano y amigo lo siguieron.
Aparecieron en un espeso bosque en Suecia, para ser más específicos en Irlanda. Estaban a unos kilómetros de sus cuevas.
-No estarán contentos- dijo el rubio siguiendo a los mayores- son bastante huraños.
Los tres hombres empezaron a tomar velocidad, hasta que solo se convirtieron en un borrón a la vista de cualquier humano. Disminuyeron su velocidad estando a unos veinte metros de la entrada del lugar.
El lugar no estaba custodiado, como ya sabían, el lugar estaba muy alejado de los humanos, además los Trolls no es que fueran confiados, solo eran sabedores de que nadie se podría acercar a su ciudad, si es que se podría llamar así. 
Sobrepasaron las pobres barreras mágicas que impedía que los mortales encontraran el lugar. Avanzaron en la oscuridad con facilidad.
-Alto- ordeno Ohm.
-Creo que estamos llegando- dijo su hermano oliendo algo desagradable.
-Prepárense- declaro su amigo arrugando la nariz.
El lugar se empezó a ver iluminado por las antorchas empotradas en las paredes. No detuvieron su andar, hasta que una enorme figura se interpuso en su paso.
-Quiero ver a su jefe- dijo el rey soportando el mal olor.
El Troll bajo su mirada a hacia la voz, descubriendo otras dos siluetas de igual pequeño tamaño.
Ohm paso ignorando a la enorme criatura, y fue seguido por su hermano y su amigo.
-Sé que no hemos sido invitados- inicio Ohm sin dejar de avanzar en medio de una multitud de Trolls- Necesito hablar con Adam- exclamo refiriéndose al jefe.
Los gruñidos no se hicieron esperar, más los recién llegados no se intimidaron.
-Adam me gustaría conversar contigo- informo Ohm llegando hasta la enorme criatura de casi cuatro metros.
Este se levantó de su trono reconociendo al Rey.
-¿En qué puedo ayudarle?- pregunto entre gruñidos casi inteligibles.
-Lamentamos interrumpir- dijo Ohm sabiendo que a estas criaturas no les gustaba ser menospreciados-pero necesito de su ayuda.
-El Rey me pide ayuda- dijo incrédulo el enorme Troll.
-Mi “Destinata” desapareció- anuncio.
-¿Qué tiene eso que ver conmigo?- gruño la bestia.
-Uno de tus súbditos es el responsable, y antes de que lo niegues, tengo mis métodos para saberlo.- dijo al ver que Adam iba a  rebatir.- y sabes que yo no me equivoco.
El Troll se sentó de nuevo en su trono, y miro seriamente a los tres hombres.
-Si eso es así- empezó el gigante- yo te ayudare a recuperar a tu pareja, pero nada es gratis su alteza. - le regalo una sonrisa desfigurada.
-Adelante- contesto el Rey- pide lo que deseas.
-Quiero tu corona- exigió la terrosa criatura.
-¿Cómo te atreves?- levanto la voz Boun, sin poder creer lo que estaba pidiendo.
Lo que causo un revuelo en la enorme cueva.
Ohm miro con disgusto a todos los Trolls alborotadores, y fulmino a su jefe por osar pedirle su lugar.
-Adam- grito Kao llamando la atención de este.- ¿Qué es lo que pretendes pidiendo eso?
-El Rey obtiene lo que quiere, y yo también- simplifico.
-¿De verdad quieres gobernar el mundo sobrenatural?- cuestiono Ohm entrecerrando los ojos, nunca creyó que la inteligencia de los Trolls llegara a tanto.
Las distorsionadas y estruendosas carcajadas no se hicieron esperar, retumbando en las paredes haciendo que las tres personas se taparan los oídos.
-Y dicen que nosotros somos los estúpidos- exclamo a viva voz el jefe levantándose de nuevo de su lugar.
Siguieron riendo muy divertidos, después de casi un minuto se limpiaron las lágrimas y guardaron silencio sin dejar de ver a los intrusos.
-No quiero ocupar tu lugar, con tantas responsabilidades. - exclamo burlonamente.- solo quiero tu corona- repitió.
Ohm miro a su hermano y amigo, casi sonriendo, dándose cuenta de a qué se refería Adam.
-Así que- inicio el mayor- tú me ayudas a encontrar a mi “Destinata”, y yo te entrego la corona. –Miro a Adam directamente a sus pequeños y opacos ojos- Una de las reliquias más antigua de mi familia.
Boun y Kao se voltearon a ver, tratando de entender de que se habían perdido.
-Así es- dijo el jefe Troll-  la corona que ha estado por millares de años en tu familia, por encontrar a tu pareja destinada.
-¿No te sirve la corona de la Reina?- pregunto sarcásticamente Ohm.
-Mi mujer ya tiene su corona- señalo a una Troll que estaba sentada en una enorme silla tras de él, con una diadema de flores y maleza en su enorme cabeza.- la hice yo mismo- dijo con orgullo.
-Cuando sepas donde esta Fluke, te entregare la corona- confirmo.
-Dame dos días- dijo el jefe satisfecho por el trato.
-Dos días es demasiado- intervino Kao.
-Te agradecería que fuera lo más pronto posible- intervino Ohm.
El jefe guardo silencio, mirándolos con ojos resentidos.
-Hare lo posible- contesto Adam soltando un eructo, haciendo que su pueblo soltara carcajadas bastante ruidosas.
Ohm se dio la media vuelta, y empezó a caminar fuera del lugar, con los puños apretados y los dientes rechinando. Fue seguido de los otros dos.
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Su cabeza dolía como si varios taladros estuvieran dentro de su cerebro, era demasiado molesto, también sus ojos punzaban. Sentía como si una aplanadora le hubiera pasado encima, ¿Qué estaba pasando?, trato de pasar sus manos sobre su dolorida cabeza, pero no pudo, algo se lo impedía, ¿Estaban atadas?, eso parecía, pero nada las sujetaba, intento gritar, pero se sentía amordazado, pero nada le impedía gritar, solo su voz no salía, y sus ojos no podían abrirse. Se removió incomodo, tratando de liberarse de lo que le impedía pedir auxilio, pero nada funcionaba.
-¿Por qué tan revoltoso?- pregunto una voz masculina.- deja de hacer eso. – ordeno.
El pequeño se removió más al escuchar esa voz. 
-No te preocupes, todo terminara rápido.
Escucho los pasos alejándose. ¿Dónde está Ohm? Pensó con angustia tratando de liberarse. La noche anterior habían regresado, y su familia los había recibido con alegría, incluso estaban planeando el festejo de su compromiso. Al día siguiente estaba probándose trajes para su fiesta de compromiso, su madre estaba muy sobrepasada en ese asunto, pero lo dejo pasar, quería hacerla feliz. Después había entrado de nuevo en el vestidor, y ese olor tan desagradable.
-¿Por qué te remueves tanto?- dijo otra voz.- Nadie va a venir pequeño.- le acaricio el cabello haciendo estremecer al menor.
-Sal de aquí-ordeno una mujer de mal humor.- no debes preocuparte. 
El reconoció es voz de inmediato, era Rebeca, pero ¿Qué estaba haciendo ella ahí?, ¿Por qué lo había secuestrado?, era obvio que no estaba ahí para rescatarlo, ya que les había ordenado a los otros que salieran. Su sangre le empezó a hervir de rabia, esa maldita mujer nunca le había dado buena espina, quería gritar y por qué no, darle un par de cachetadas, aunque no era dado a la violencia, de hecho, era anti golpes, pero esa estúpida mujer había tocado fondo con lo que estaba haciendo.
-Fluki, mi pequeño Fluki, ¿Es que acaso estas incomodo?- pregunto con sorna la mujer al ver como se removía con rabia el pequeño cuerpo tirado en el piso.- Tranquilo, todo terminara pronto.- lo tomo fuertemente de un brazo y lo obligo a sentarse derecho recargándolo en la pared.
-Ya la conseguí- anuncio otra voz masculina entrando en la habitación.
-No esperaba menos de ti Mew- sonrió Rebeca levantándose y girándose para sonreírle a su amante.
-Todo por ti preciosa- le sonrió entregándole una jeringa y una pequeña ampolleta con un líquido color verde.- Aunque admito que fue bastante difícil de conseguir.
-Por eso te lo pedí a ti, eres el único en quien puedo confiar- lo beso furtivamente en los labios.
-Solo espero que su majestad no nos descubra- le sonrió mirando al pequeño que no dejaba de moverse.
-Claro que no- aseguro está mirando hacia donde lo hacia Mew- la pista falsa de los Trolls los distraerá por varios días, y para ese entonces, todo habrá terminado y yo podre consolar a Ohm.
-Tu eres la que manda- se encogió de hombros.
-Es bueno que lo sepas corazón- se acercó a Fluke- ayúdame a que se mantenga quieto- le ordeno.
El vampiro obedeció y se puso del otro lado del pequeño cuerpo, y tomándolo fuertemente de ambos brazos lo retuvo pegado a la pared, mientras Fluke se trataba de retorcer, pero s estaba fuertemente inmovilizado. Rebeca preparo la inyección con una tranquilidad que daba miedo, se acuclillo y tomo con fuerza del cabello al menor, haciendo que el cuello de este se curvara dejando a la vista la marca de las mordidas que había recibido de Ohm.
-Sostenlo más fuerte- pidió la mujer a su amante ocasional jalando más el cabello de Fluke.
Él lo sostuvo con más fuerza enterrando los dedos en la tierna carne del pecho ajeno. Rebeca enterró la aguja en el pálido cuello, dando en el punto de arriba, haciendo gemir el pequeño.
El menor sintió como el líquido entraba por sus venas, era una sensación bastante incomoda, empezando a sentirse muy caliente, poco a poco traspasando todo su cuerpo, trato de gritar por el dolor que estaba atravesándolo pero sus gritos se ahogaban en su garganta, no salían al exterior, algo se lo impedía. Empezó a sentir como si su cuerpo se quemara, como si las llamas lo consumieran, por más que lo intentara sus manos, boca y pies no eran libres, de sus ojos corrían lágrimas de dolor.
Ohm sálvame por favor, pedía en su interior, me duele, me duele, repetía constantemente en su mente, con los sollozos atragantados, por favor ven por mí. El pequeño lloraba y se retorcía en el piso, mientras no dejaba de sentir ese dolor, nunca había experimentado tanto sufrimiento, mientras su mente no dejaba de pedir auxilio a su pareja destinada.
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Ohm despertó con un grito desgarrador de dolor, boqueando incontrolablemente, tratando de que el oxígeno llegara a sus pulmones. Sabía que no tenía ni diez minutos que se habían quedado dormido, el estrés y la preocupación lo estaban consumiendo, su “Destinata” ya tenía cinco días  desaparecido, y lo Trolls no tenían ninguna pista.
Se levantó de la cama y se dirigió a la ventana, el sol se veía a lo lejos. Grecia tenía unos paisajes impresionantes, pero ni aun así su corazón se calentó, le hacía falta su Polcino, sentía morir pensado que le hubiera pasado, era obvio que nada estaba bien, su pequeño estaba sufriendo, él podía sentirlo, y no podía hacer nada.
Cuando encontrara al quien se lo llevo, no tendría piedad ni misericordia, su sangre correría entre sus manos. Se fue a tomar una ducha, no podía estar más en esa cama, el sueño no llegaba más a él.
Bajo a su oficina, tenía que encontrarlo, los Trolls no habían participado en el secuestro, fue un duro golpe, ya que eso había sido una trampa, para distraer su búsqueda. ¿Pero quién podría haber sido tan osado para hacer eso?, se preguntó por milésima vez, Boun y Kao estaban haciendo una exhaustiva investigación al igual que él. Ya habían hablado con casi todos sus aliados, y nadie sabía nada, golpeo con furia el escritorio.
-Te voy a encontrar Polcino- sentencio con la mirada inyectada de sangre y los colmillos expuestos.
Se conectó por video conferencia con algunos de sus súbditos.
-¿Qué me tienen?- pregunto.
-Aquí nadie sabe nada su majestad- contesto Malik de Afganistán.
-Nadie aquí- dijo Maria de Belice.
-Tampoco aquí- informo Oliver de Australia.
-Yo encontré algo – dijo Yuko de Japón. – Al parecer un vampiro muy diestro en pociones y química se ausento hace días de su trabajo, además- siguió- tomo varias sustancias extrañas.
-Yuko, ¿A qué te refieres con sustancias extrañas?- cuestiono su majestad con ansiedad.
-Realmente no son nada extraordinario su majestad- prosiguió- lo que hizo que tuvieran su mirada sobre él, es que se notaba bastante nervioso y esquivo, sumando eso las sustancias adquiridas…- miro insegura la cámara.
-Adelante- pido Ohm con los dientes apretados.
-No es algo seguro- siguió la chica- ya que algunos ingredientes faltaban-trago saliva- pero todo indica que hay indicios de la poción del olvido.
-¿Poción del olvido?- pregunto Ohm sintiendo que su sangre se congelaba.
Esa sustancia era demasiada poderosa, ella hacia que olvidara todo de su vida, absolutamente todo. Su nombre, su familia, sus estudios, sus amigos, su casa, absolutamente todo.
-Faltaron algunos ingredientes naturales mi Rey.- reverencio la chica.
-Dime el nombre- ordeno Ohm.
-El químico fue Mew  Suppasit señor.
-Mew Suppasit- repito él.
-Ese es mi reporte señor- dijo Yuko reverenciando de nuevo.
-Gracias- corto la comunicación.
Mew Suppasit pensó, ese nombre lo conocía bien, era un primo lejano de Rebeca. Lo conoció en una de las tantas reuniones, era un bien tipo, muy reservado y respetuoso, siempre se comportó a la altura, ¿Pero que tenía que ver el en todo este asunto?, se preguntó. Si no fuera importante, si no fuera de esa manera, no se hubiera mencionado.
Siempre fue muy cercano a Rebeca, ¿Pero qué significaba eso?, se sentó de golpe de nuevo en su silla. ¿Realmente estaba involucrado en el secuestro de Fluke?, se levantó de nuevo, eso quería decir que Rebeca estaba detrás de todo eso.
Se puso de nuevo en la lap top.
-¿Ya lo encontraste?- contesto Boun  con los ojos bien abiertos llenos de sueño sosteniendo la tablet.
-Aquí estoy- respondió Kao con mirada perdida a la pantalla de su celular.
-Ya se quien se llevó a Fluke- informo el mayor a los dos rostros adormilados.

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