CAPITULO 17 VERDADES

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-Como ya sabes, Off y Gun son los reyes de la Tierra Media. - empezó el mayor. - Ellos son hadas, y me imagino que no son como lo imaginabas.
-Las hadas de los cuentos y dibujos animados- dijo aun desconcertado- no, no lo son.
-Muchas cosas que la gente conoce es verdad a media, ¿Recuerdas que ya te lo había dicho?, cuando te dije que era vampiro.
Fluke asintió con su cabeza.
-Las hadas si son como lo pintan, o maso menos, ya que ellos pueden tomar la forma humana, cuando se requiere, ya que su tamaño real es menor a muchas criaturas, sería una desventaja para ellas.
-Entonces, si esos hombres son hadas, eso quiere decir que ¿Las otras criaturas son reales? – pregunto nervioso recordando algunos monstruos de los que había leído y escuchado.
-Muchos sí, pero también muchos son criaturas creadas por los humanos, combinaciones de hombres lobo con sirenas, y así.
-¿Y tú lo conoces a todos?
-En primera amor- le tomo las manos, ya que lo veía muy inquieto- casi tengo mil años de vida, he viajado por todo el mundo, varias veces, y en segunda es mi pueblo, todas las criaturas mágicas, son mi gente. ¿Entiendes eso?
-Creo- le dijo tragando saliva.
-Tengo algo más importante que confesar- le dijo serio.
-¿Mas importante que de lo que estamos hablando? – apretó las manos del mayor.
-Mucho más importante. - le sonrió tratando de tranquilizarlo.
En ese momento tocaron la puerta del cuarto.
-Espera Polcino. - se levantó para atender el llamado, pero antes, beso la frente de su pareja. – Gracias. - le dijo a la persona que les había llevado su pedido.
Levo el carrito con la comida frente a ellos, y se volvió a sentar junto al pequeño,  le tomo de nuevo las manos, no quería perder el contacto.
-Tu haz escuchado que varias veces me dicen Majestad- le dijo mirándolo a los ojos.
-Si- le dijo tratando de sonreír- un fetiche bastante egocéntrico, si me permites decirlo. – esta vez su sonrisa fue genuina- por eso te digo así cuando… ya sabes- bajo su rostro avergonzado.
-Lo note amor- dijo sonriendo, y tomo la barbilla de Fluke, para que lo mirara a los ojos. – Y no es un fetiche extraño – se rio bajito- bueno desde que tú me dices así, cuando hacemos el amor, si se volvió un fetiche- se burló.
-Pervertido- le dijo con las orejas calientes.
-¿Pervertido yo?, ¿Quién se puso en cuatro hace unas horas?, para darme placer. – ronroneo recordando la imagen de su Polcino en esa descarada posición.
-Basta Ohm- le pido volviendo a bajar la cabeza avergonzado.
-Está bien amor- lo abrazo de los hombros acercándolo más- lo siento.
-No tenías algo importante que decirme- le dijo sobre su pecho.
-Cierto- lo alejo delicadamente- después podre volver a ponerte tímido.
-Ohm Thitiwat- le dijo seriamente, tratando de controlar su sonrojo.
-Está bien, está bien- se rio sin poder evitarlo, lo que causo que el pequeño frunciera más el ceño y se cruzara de brazos.
-Prosigo- le dijo, usando todas sus fuerzas para no lanzarse sobre esa pequeña imagen de ternura que tenía frente a él.- pues el hecho de que me digan Majestad, eso es, por que lo soy.
- ¿Co…como que lo eres? – le dijo, dejando su pose enojada, volteando a verlo.
-Soy el Rey de los seres sobrenaturales- confeso muy serio, atento a la reacción de su Polcino.
- ¿Eres un Rey? - pregunto creyendo que estaba escuchando mal.
-Así es amor- se acercó a el- perdón por no habértelo dicho antes- prosiguió- pero trate de hacer las cosas de manera que no te pudiera asustar y alejar de mí.
-To…todo este tiempo, creí que tenías un fetiche- le dijo con los ojos muy abiertos- y resulta que eres un Rey, y no cualquier Rey, un Rey vampiro, el Rey de todas las criaturas míticas- casi grito.
-Lo se amor, y lo siento- le dijo con voz calmada- entiendo cómo te sientes.
-No creo que lo entiendas- le dijo levantándose. –De verdad no lo entiendes- recalco mirándolo molesto.
-Polcino, ya te dije porque lo hice- también se levantó.
-¿Cómo un Rey de lo sobrenatural se fijó en alguien insignificante como yo? – pregunto sintiendo que la confusión lo envolvía. -¿Cómo alguien tan poderoso, quiso tenerme a su lado?
-No digas que eres insignificante- le ordeno sintiendo que las cosas se estaban saliendo de control. –Eres lo más precioso que me ha pasado- le dijo tratando de acercarse, pero el menor se alejó de él, dándole una mirada resentida.
-Me siento tan tonto- le dijo sintiéndose impotente- ¿Por qué estoy a tu lado?, ¿Por qué me quitaste mi vida? - le grito ya en un estado histérico.
-Tu vida está conmigo- le dijo levantando la voz, ya con los ojos de color escarlata- tu eres mi “Destinata”, tu eres mío- recalco esta ultimas palabra.
-No puede estar pasando esto- susurro masajeando su pequeña frente, empezando a caminar alrededor del lugar.
-Fluke, por favor, trata de tranquilizarte- dijo siguiéndolo con la mirada.
-Quiero estar solo. - pidió sin verlo, siguiendo con su caminar.
-No, necesitamos hablar- exigió el mayor.
-No, no quiero hablar- dijo con voz quebrada.
-Tenemos que hacerlo- dijo en tono de mando.
-No, no me puedes obligar- le grito deteniendo sus pasos y volteando a verlo, con la cara surcada de lágrimas. - ¿O es que así iba a ser nuestra relación?, ¿Tu dando órdenes y yo acatándolas? - le pregunto acusándolo de todo lo malo que había sido su vida desde que lo alejo de Tailandia.
-No, así no son las cosas- dijo el mayor – ni serán así- contesto rindiéndose- si necesitas tu espacio, te lo daré, nunca te obligare a nada que no quieras.
-Solo a capturarme y alejarme de mi familia- le dijo molesto.
-Eso, eso es diferente amor. - trato de justificarse, pero él sabía que lo que Fluke decía, era verdad. - Te dejare solo. - termino diciendo con voz derrotada y salió de la habitación.
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Prem había llamado esa mañana a Yiwa, le pidió que se vieran en un café poco conocido. No quería que fueran a un lugar que ellos frecuentaban, ya que no quería que ella tuviera un mal recuerdo de esos lugares.
Llego algo más temprano de lo acordado, estaba tan nervioso que no podía estarse quieto. Pidió una mesa lo más alejada, para no causar una escena. No sabía si su prometida estaba enamorada de él, pero, aun así, no quería lastimarla, ella se había portado muy bien con él y había soportado a su familia, que eso ya era pedir mucho. Tomo asiento en la pequeña pero pintoresca mesa, y se dispuso a esperar.
-Prem, ¿Por qué me llamaste tan de repente?. Se suponía que nos veríamos en la tarde en la pastelería. - le dijo regalándole una sonrisa y tomando asiento.
El pelinegro agradecía que su futura ex prometida nunca hubiera usado apelativos cariñosos, y también que no fuera cariñosa con él. Simplemente era educada, y habían creado una bonita amistad.
-Lamento si interrumpí alguno de tus compromisos- se disculpó el mayor.
-No seas tonto, no interrumpiste nada- lo miro sonriente.
-Me alegra escuchar eso- contesto con sonrisa nerviosa. –¿Todo bien con tu familia? – pregunto como siempre.
-Así es-  mi madre salió temprano para reunirse con sus amigas del club de lectura, y mi padre como ya sabes, salió más temprano que mi madre, para la empresa- tomo el menú.
-Me alegro- contesto imitándola, y tomando el menú, arrepintiéndose de haber hecho esa pregunta, ahora se sentía más culpable con sus exsuegros.
-¿Y tu familia?- pregunto sin dejar de leer la carta.
-Todo bien, gracias por preguntar- contesto sin saber que más decir.
-No conocía este lugar- dijo bajando el menú- pero me agrada, es pintoresco- miro el rededor, apreciando la sencilla belleza del lugar.
-No es muy conocido- la miro también bajando su carta, parecía mimo- al menos por nuestro circulo. - sonrió nervioso a su futura ex prometida.
-Me gusta- le contesto, y se giró a la mesera que había llegado a tomar su pedido.
-Lo mismo, por favor- pidio Prem, sin realmente saber lo que comerían.
-¿Y me dirás el motivo de nuestra reunión?- pregunto la chica, mirándolo con curiosidad.
-Sí, pero, después de que comamos.
-Tu mandas Natouch- respondió sin bajar la mirada.
Esperaron a que su comida llegara, mientras hablaban de todo y nada. La verdad es que tenían muy buena comunicación, y eso le dolía a Prem, ya que nunca había tenido esa conexión con nadie. Pero no podía eludir lo que sentía por Boun. No entendía muy bien porque iba a hacer lo que estaba a punto de hacer, pero sabía que, estaba haciendo lo mejor para todos. Su padre era otro cuento.
La comida llego, y se dispusieron a comer.
-Estos panecillos podían competir con el mejor de la ciudad. - exclamo la mujer degustando el alimento.
-Sabía que te gustaría- le sonrió satisfecho.
-Me conoces muy bien Prem- mastico feliz.
-Yiwa- empezó sin saber cómo decirlo- lo que te tengo que decir es muy serio.
-¿Qué tan serio?- le pregunto dejando la taza de té en el plato, notando la seriedad de su futuro esposo.
-Bastante- respondió mirándola con seriedad.
-¿Es esa platica verdad?
-¿De qué hablas?
-Ya sabes, esa platica tipo padre e hija- se recargo en el respaldo de la silla.
-No soy tu padre- le dijo incómodo.
-Lo se Prem, solo me refiero a que, tiene ese aire. -dijo despreocupada, moviendo su mano izquierda, dando círculos.
-Para mí esto es muy difícil- empezó con mirada incomoda- no se ni por dónde empezar. - confeso angustiado.
-No te quiero hacer las cosas difíciles- dijo la chica- así que te diré lo que me quieres decir.
El mayor la miro con confusión.
-Sé que no me amas, al igual que yo tampoco te amo- dijo inclinándose para enfrente. - Al menos de manera romántica- siguió- tenemos una gran conexión, y eso me gusta, de verdad que sí, eres como el hermano que nunca tuve.
-Yiwa- exclamo sorprendido.
-No me interrumpas- pidió tomando amablemente las manos del mayor- no es malo que no nos amemos de esa manera, al contrario, agradezco que nos hayamos conocido- le sonrió- siempre quise tener un hermano, o hermana. Ser hija única es muy difícil, pero ese no es el caso- siguió sin soltarlo- sé que estás enamorado de Boun- Prem trato de soltarse, pero esta lo retuvo- y eso me hace feliz- apretó más el agarre- me hace feliz que hayas encontrado a quien amar, y espero también hacerlo.
-Perdóname- expreso con ojos llorosos Prem.
-No pidas perdón por amar- dijo Yiwa tratando de calmarlo- es lo más maravilloso que nos puede pasar- exclamo apasionadamente.
-Te lo agradezco de corazón- empezó el pelinegro- pero no quiero que tengas problemas con tus padres.
-Mis padres son buenas personas, tu eres el que tendrá problemas- menciono algo apenada- ellos son más complicados.
-Ni que me digas- le sonrió apenado.
-Tenemos derecho a ser felices, y reconozco que tú y yo lo hubiéramos sido. - se encogió de hombros- pero no es nuestro destino.
-Gracias por comprender- apretó las pequeñas manos que no se habían soltado.
-Ni lo menciones- también apretó dando una sonrisa comprensiva.
-Gracias, y lo siento- bajo su cabeza el joven, sintiéndose aliviado, y sin poder creer su buena suerte.
-Sabes que seguiremos en contacto- amenazo la joven- no te desharás de mi tan fácilmente.
-No quiero hacerlo- dijo sonriendo.
-Ve por tu hombre, o si quieres, ve a confesar todo a tu familia.
-No me presiones- exclamo feliz.
-Lo siento- rio Yiwa- solo bromeo.
-Por eso me agradas- rodeo la mesa y el abrazo agradecido.
-También me agradas Prem- le dijo regresando el abrazo. – Te dejo antes de que sea asesinada.
-¿Qué?- le pregunto sin soltarla.
-Tu chico me está mirando con ganas de asesinarme- anuncio soltándolo.
El mayor miro alrededor, hasta que atreves de la ventana vio a Boun.
-Es un dramático, no le hagas caso- dijo tomándola de los hombros.
-Un dramático que me quiere matar por tocar lo suyo. – contesto mirando hacia la ventana.
-Gracias Yiwa- le apretó el agarre con una enorme sonrisa, que la menor nunca había visto.
-Cuídate, y suerte- se soltó, tomo su bolso y salió del lugar.
Prem, aun no podía creer que las cosas hubieran salido tan bien. Volvió a girar su vista hacia la ventana, y si, el rubio no se había movido del lugar. Sonrio.
Pago la cuenta y salió a reunirse con Boun.
-Sigues vigilándome- reclamo el pelinegro, subiendo su bufanda.
-No lo puedo evitar- dijo tranquilamente.
-Si, como no- tomo de la mano al mayor.
-¿A dónde me llevas?-pregunto Boun divertido.
-No sé. – contesto, sin realmente saber nada de lo que estaba haciendo.
-En ese caso- empezó- te llevare conmigo- adelanto el paso y empezó a guiarlo.
Prem se dejó guiar. Caminaron por las calles de la ciudad, sin soltarse de las manos, entre sonrisas cómplices. El rubio lo guio hacia un lugar bastante aluzado. Se introdujeron por una puerta de metal bastante maltratada. Después de seguir un pasillo de luz azul fluorescente, llegaron a unas escaleras que los llevaban hacia abajo.
El mayor saludo a algunas personas, sin dejar de caminar. El lugar parecía algo decadente, pero a Prem no le importo. Lo importante es que estaba con él. Llegaron a una barra, tras la cual estaban tres personas, dos chicas y un chico.
Boun se dirigió al joven y le grito ya que la música era muy estruendosa, este asintió y le puso algo en la mano estirada.
Subieron por unas escaleras, esquivando a algunas personas, y caminaron otro tamo más, hasta llegar a una puerta, que fue abierta por el mayor.
-¿Qué es este lugar?- le pregunto curioso mirando alrededor.
-Nada en especial, solo lo más cercano a ese café donde te viste con esa- dijo despectivamente.
-Deja esos celos- respondió divertido.
-No son celos- se quejó el rubio.
-Lo son- le dijo mirándolo con autosuficiencia. - pero como tú y yo vimos, ella no está interesada en mí, al menos de manera romántica- se acercó lentamente.
-No trates de seducirme- se alejó del más pequeño.
-No lo hago- siguió acercándose.
-Lo haces- se quejó, sintiendo como el más pequeño se pegaba a su cuerpo.
-¿Esto te seduce?- pregunto con voz ronca, besando el cuello del más alto.
Boun sonrió al sentir ese toque.
-¿Te gusta?- siguió con su cometido.
-Me gusta. - dijo el rubio.
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Earth estaba bastante nervioso. Les había dicho a sus padres que les presentaría a su persona especial. La noche anterior, raramente su padre llego temprano a la casa, y es cuando había tomado el valor de anunciarles de su pareja.
Su madre se había sorprendió bastante, y su padre solo le había sonreído. Era la primera vez que llevaba a alguien ante sus ojos. No sabía por qué lo había dicho, pero le había salido muy natural, al tener a sus dos progenitores frente a él. Así que, al terminar los alimentos de la mañana, se excusó y se dirigió con rapidez a su recamara, para anunciar a su pareja que conocería a sus padres en la noche.
Kao se había sorprendido, pero acepto la reunión con sus suegros, tarde o temprano los conocería.
Se llegó la hora, y un nervioso alto pelinegro se encontraba frente a la puerta. Toco tratando de tranquilizarse, se sentía como adolescente, se arregló la ropa, cuando fue interrumpido por una mujer mayor.
-Soy Kao, me están esperando- expreso de corrido sintiéndose bastante incomodó.
-Adelante- le dijo la mujer haciéndose a un lado para dejarlo pasar.
El chico entro lentamente.
-Sígame, por favor- empezó a caminar la canosa.
La siguió sin querer mirar a su alrededor, esto era bastante incomodó, estaba bastante nervioso, nunca creyó que Earth hiciera esto tan pronto. Entraron a una salita muy bien decorada.
-Tome asiento, en un momento lo atienden. - dijo la mujer y salió.
Se dejó caer en el primer sillón que encontró. Miro a su alrededor apreciando el buen gusto.
-Kao-exclamo feliz al recién llegado.
-Conejito- se levantó y abrazo el pequeño cuerpo-
-¿Estas nervioso?-pregunto el rubio.
-Solo un poco- le dijo apretándolo.
-Yo mucho- confeso el menor regresando el abrazo.
-Me sorprendió tu petición, pero por ti lo que sea. - lo consoló.
-Gracias- dijo.

SOLO MÍO (COMPLETA, EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora