CAPITULO 11 MARCADO

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Fluke trataba de dormir, ese día había sido demasiado pesado para su corazón. No entendía por qué razón extrañaba tanto a Ohm, tanto que le dolía. Y el haber hablado con su hermano Earth, lo tenía con los sentimientos a flor de piel, así que adjudicaba todo ese tumulto de emociones a todo lo que había pasado en tan poco tiempo.
Se arrebujaba entre las sabanas, fuera hacia mucho frio, pero dentro tenia demasiado calor. Se levantó y se quitó la sudadera, sentía que se ahogaba, estaba demasiado inquieto. Desde la noche anterior había dejado entreabierta la puerta de la recamara, sentía que se ahogaba.
Fue el baño a refrescarse el rostro, miro sus ojos aun hinchados, había estado llorando desde que Martjha y las chicas se habían ido. Se veía fatal, se estaba secando la cara cuando escucho el familiar pitido, interrumpió lo que estaba haciendo y escuchó mas atentamente, se volvió a oír la alarma seguida de unos pasos.
Dejo con prontitud la toalla y salió corriendo hacia la cama, se metió entre las sabanas y cerro sus ojos. A los segundos escucho como la puerta se abría lentamente, Ohm había vuelto.
Decidió no dar señales y hacerse el dormido. Lo que no sabía es que el recién llegado había escuchado sus descalzos pasos, su Polcino estaba despierto.
Se acercó lentamente hacia ese pequeño bulto en la enorme cama, y se quedó un momento parado observando ese rostro que desde hacía meses lo tenía obsesionado, era precioso. Se sentó con cuidado en la orilla, y acaricio suavemente su cabello, aún estaba húmedo por la ducha, noto son pesar que sus ojos estaban hinchados.
¿Realmente Fluke era su “Destinata”?, se preguntaba mientras lo observaba con detenimiento, sin dejar sus caricias. Lo era, algo se lo decía. Todo lo que había hecho no había sido en vano, y los sentimientos que tenía por su pequeño, nunca los había experimentado. Era momento de que su Polcino supiera cuál era su lugar en este mundo, su papel como pareja destinada del Rey del mundo supernatural.
El pequeño trataba de acompasar su respiración, sentía esa mirada intensa sobre él, y esa mano a pesar de solo acariciar su pelo, la sentía por todas sus terminaciones nerviosas. Rogaba a Dios que se alejara y decidiera dormir, le estaba crispando los nervios. Pero todo se fue abajo cuando sintió una deliciosa calidez acariciando sus labios. Abrió los ojos de golpe, encontrándose con esa mirada que ya no era oscura sino roja pasión.
Se alejó asustado, casi cayendo de la cama.
-Hola mi Polcino – saludo el recién llegado con una mirada llena de deseo.
-¿Ohm?- pregunto dudoso.
-¿Quién más? – le sonrió mientras se levantaba y se desabrochaba el saco.
-¿Acabas de llegar? – no dejaba de mirarlo en la penumbra, aun sorprendido por esa mirada.
-¿Me extrañaste? – pregunto con una sonrisa sexi dejando caer la prenda que se acababa de desabotonar.
-Son las tres de la madrugada – le dijo mirando el reloj digital que estaba en uno de los buro.
-Se la hora que es- respondió desabotonando su camisa.
-¿Quieres que te prepare la tina? – pregunto sin saber que más decir, ya que su mirada no dejaba de ver esas fuertes manos que no dejaban de moverse.
-Es muy amable de tu parte – le dijo terminando su tarea y quitándose la camisa blanca.- pero no me apetece en este momento.
Fluke se quedó muy quieto viendo ese escultural pecho desnudo. Tenía que ser un pecado tener ese cuerpo, pensó con su boca abierta.
¿Tienes hambre entonces?- pregunto apretando las sabanas entre sus manos.
-Ahora que lo mencionas, si, tengo mucha hambre – contesto con voz inusualmente ronca el mayor.
-Quedo comida de la cena.- dijo en un hilo de voz al ver que el mayor se desabrochaba el pantalón. Trago saliva.
-Pero no tengo hambre de comida- contesto bajándose el pantalón hasta que cayeron en sus tobillos.
Instintivamente el más pequeño se llevó las manos a el cuello de la playera. Su vista ya se había acostumbrado a la oscuridad, y podía notar una gran erección en los calzoncillos del más grande.
-¿Un postre? – pregunto con voz estrangulada.
-Eso sí que me apetece- contesto lamiéndose los labios y avanzando hacia su presa.
-Martjha hizo fresas con crema- dijo viendo como Ohm se acercaba a él. Quería moverse, pero su cuerpo no le respondía. ¿Se había estropeado la calefacción?, sentía demasiado calor.
-Tentador – llego frente a su Polcino- pero tengo en mente algo más sabroso.
Fluke levanto la mirada hacia esos ojos que lo hipnotizaban.
-¿Qué… que te gustaría? – cuestiono nervioso, quedando prendado por esa mirada escarlata.
-Mi Polcino- contesto con voz sensual dejándose ir sobre esos labios que lo llamaban a gritos.
El menor abrió mucho sus ojos a sentirse avasallado por ese beso hambriento. Su cuerpo se incendió y correspondió el beso con presura. Paso sus delgados brazos por el cuello del más grande, acomodando su pequeño cuerpo al del otro. Ohm dejo salir un gemido mientras introducía su lengua en esa deliciosa cavidad, más dulce que la miel. Encontró la gloria, ya lo extrañaba, jugueteo con la boca de su Polcino, la mordió y succiono, sacando suspiros del mismo.
Sus fuertes manos empezaron a explorar ese delicioso cuerpo, sintiéndolo temblar a su tacto. Abandono esa boca y se fue contra su lechoso cuello, besándolo con reverencia, y lamiéndolo con gusto. Introdujo sus manos dentro de la playera rozando esa tierna piel, llegando a los sensibles pezones, lo cual saco un jadeo del menor.
Apretó esos rosados montículos, que ya estaban duros, y jugo con ellos mientras Fluke se retorcía bajo su cuerpo, atrapo de nuevo esa boca entreabierta, comiéndose esos dulces y sensuales gemidos. Sentía la erección de su Polcino en su vientre, eso era el cielo. Se separó solo para quitar esa prenda que estorbaba para poder lamer ese pecho y vientre.
El menor obedientemente levanto los brazos y se dejó hacer. Tenía el rostro arrebolado y su respiración era irregular. Era una visión demasiado sexy.
Empezó besando con cariño la pequeña frente, bajo hacia esos ojos que lo habían enamorado, haciendo que las pestañas le acariciaran el labio inferior, siguieron los pómulos acalorados, después esa hermosa nariz, mejillas, se demoró en esos carnosos y rosados labios para seguir con las mejillas y el delicioso cuello.
Fluke solo se dejaba hacer, mientras acariciaba ese trabajado torso. Subía y bajaba sus pequeñas manos disfrutando de la textura de la piel suave, pero a la vez dura. Se dejó llevar, con sus manos viajando hacia esa espalda fuerte y varonil, tan diferente a la suya. Sintió como Ohm se empezaba a quitar la pantalonera, y lo agradeció con respiración rápida, disfrutando de esas caricias sobre sus muslos, pataleo la prenda para que no siguiera estorbando.
El mayor siguió bajando sobre ese delicioso cuerpo, que era solo para él, y eso lo excitaba más, nadie más había visto lo que él veía, y nadie lo había acariciando y besado como él lo estaba haciendo.
Beso las clavículas, y disfruto de ese pequeño y sensual lunar bajo su cuello. Bajo hasta capturar uno de los pezones haciendo jadear a su Polcino.
-Aaaaaaaah- soltó el menor. Esas caricias y humedad de la diestra lengua lo estaban volviendo loco.
Ohm mordió con delicadeza ese montículo rosado con placer, esos bellos picos alimentarían a sus hijos.  Se pasó al otro pezón para igualar la atención. Por fin lo había encontrado, su amado, el amor de su vida, y lo tenía ahí, disfrutando de sus besos y caricias.
Lamio ese delicado vientre, el cual tendría el fruto de su amor. El menor temblaba de placer bajo su lengua. Se demoró un rato en ese perceptivo ombligo.  Era delicioso.
Fluke se restregó entre el colchón y esa boca cuando sintió como Ohm le quitaba la ropa interior, se sintió liberado, el calor lo consumía.
-Es…espera – jadeo el pequeño con los ojos nublados por el deseo.
El mayor lo vio inquisitivamente.
-Solo yo estoy desnudo. – aclaro Fluke mirándolo desvergonzadamente.
Ohm casi rio por la osadía de su Polcino. Pero solo le sonrió bajándose de la cama y quitándose su ropa interior, para de inmediato subir de nuevo.
-Ya estamos en igualdad – le dijo el más grande pegándose descaradamente a su amante.
Y su “Destinata” lo volvió a sorprender tomando su trasero con esas pequeñas manos.
-¿Dónde estábamos? – pregunto Fluke con una voz muy sensual.
Y Ohm no se dejó esperar y capturo de nuevo sus labios restregando su enorme cuerpo contra el pequeño. El menor rodeo la cintura ajena con sus piernas dejando que sus caderas siguieran su propio ritmo. Se comieron con la boca y las manos, no hubo lugar sin explorar. Subían y bajaban por sobre sus cuerpos entre jadeos y suspiros. La pasión los estaba consumiendo.
Cambiaron de lugar, quedando el más pequeño encima, e imito a Ohm. Beso su frente, bajo por sus ojos cerrados, pómulos, mejillas, labios, quijada, clavículas, y se deleitó con esos pezones color rosa oscuro. Bajo con parsimonia por ese abdomen duro y llegando a su cintura fue levantado con facilidad para quedar de nuevo sobre el colchón.
Ohm abrió esas tersas piernas y dirigió su rostro a su virgen entrada.
-Te preparare – le dijo mirándolo fijamente.
Fluke asintió empezando a sentirse nervioso. Eso fue suficiente para el mayor, y con lentitud se acercó más y empezó a lamer el lugar por donde entraría más tarde.
-Oh por dios – jadeo Fluke temblando por esa nueva sensación. Era tan vergonzoso, pero tan delicioso.
El más grande se entretuvo buen rato en ese lugar, haciendo que su lengua fuera abriendo camino, sintiendo los temblores de su Polcino. Cuando lo sintió más relajado le pidió que lamiera un par de sus largos dedos, y el más pequeño obedeció gustoso.
Cuando Fluke sintió la intromisión del primer dedo se tensó y retuvo su respiración. No era doloroso, solo algo incómodo, se sentía extraño.
Ohm metía y sacaba su dedo, sabía que, por ser la primera vez, se tenía que tomar su tiempo para preparar a su pequeño. Lo hizo lentamente sin perder detalle de los gestos de Fluke, cuando lo sintió más laxo introdujo el otro dedo.
-Aaah- se quejó el menor.
-Tranquilo amor, todo está bien-dijo tranquilizadoramente el mayor, empezando a mover ambos dedos con más facilidad por la lubricación natural de Fluke siendo doncel.
Cuando noto la sencillez con lo cual sus dedos entraban en el cuerpo ajeno, supo que ya estaba preparado. Acomodo su pene en la entrada dilatada que lo esperaba con ansias. La punta de su miembro se introdujo lentamente, sabía que debía ser cuidadoso con su “Destinata” ya que era su primera vez, no quería dañarlo y que fuera perfecto.
Poco a poco se fue adentrando en ese virgen cuerpo, y cuando por fin sus testículos tocaron el trasero de su pareja, ahí se quedó quieto, esperando a que se acostumbrara a la intromisión.
-Polcino, ¿Estas bien? -le pregunto preocupado.
-Si- jadeo Fluke sintiendo ese enorme pene dentro de él.
-Me voy a empezar a mover- anuncio el mayor con sudor en todo el cuerpo y respiración precaria.
-Por favor – pido el más pequeño mirándolo a los ojos, igual de sudado y deseoso.
Y así empezó el baile más antiguo del mundo, lentamente con esos cuerpos pegajosos, generando ese sonido obsceno, del cual solo ellos eran testigos. Los movimientos se empezaron a volver más rápidos conforme la situación lo requirió.
-Mmmmmm, aaaaaahhhhh- expresaba Fluke mientras la fricción se hacía más intensa. Sus caderas se movían sin su permiso. Tomo del cuello a Ohm y lo beso con fuerza, sin dejar de seguir el movimiento de sus cuerpos. Mordió esa boca que solo sabía mandar.
El más grande gustoso regreso ese beso apasionado de su pequeño. Entraba y salía cada vez con más fuerza, sabiendo lo que los dos querían. Las envestidas golpeaban con fuerza haciendo eco en la recamara del pent house, acompañando sus jadeos de placer.
Ohm subio las piernas de su pequeño a los hombros para poder llegar más profundo.
-Ahhhhh, ahhhhh,aaaaaaaahhhhhh- gritaba Fluke al sentir como era tocada su próstata.
El más grande dejo salir sus colmillos, sabía que el orgasmo llegaría en cualquier momento. Así que mientras se acercaba su boca al cuello de su Polcino, incremento el ritmo. En el momento en que sintió que su pequeño se iba a tensar enterró sus caninos en la tierna carne, sellando su destino.
Mientras Fluke gritaba de placer por el avasallador orgasmo, Ohm chupaba su deliciosa sangre, dejando su semilla en su pareja.
Definitivamente Fluke era su “Destinata” nunca había sentido tanto placer en el acto sexual. Su sabor era algo que nunca había probado, entre dulce, salado, amargo, agrio, acido, picante y astringente, todos los sabores en una sola persona. Disfruto de ese sabor mientras se vaciaba en su Polcino.
Fluke jadeo satisfecho sin dejar de abrazar a Ohm. Ese orgasmo había sido monumental, no sabía que el sexo fuera tan fantástico. Sintió como su cuello era lamido, haciéndolo cosquillas. El mayor se obligó a salir de ese cuerpo cálido, y se tumbó con respiración agitada a su lado, atrajo el pequeño cuerpo a su costado. No quería dejar de sentirlo.
El menor se dejó hacer y se pegó al más grande abrazándolo, dejando que su respiración golpeara el cuello de otro, y subió su pierna en la del mayor dejándose llevar por el sueño.
Ohm siguió acariciando el cabello de su Polcino, ahora todo estaba bien, ya nadie podría arrebatarle a su destinado, ya eran uno solo, ya estaba marcado por el.
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Prem estaba bastante molesto, había ido donde le había pedido Boun Rossi, a la hora exacta, pero este nunca había aparecido. ¿Cómo osaba a burlarse de esa manera de él?, la desaparición de su pequeño hermano no era una broma, y viene este rubio muy pagado de sí mismo a jugar con eso.
No tenía idea de cómo se había enterado de la situación de Fluke, pero si lo había hecho es por qué ese Rossi tenia bastantes recursos. Cuando lo había conocido, supo que ese rubio venia de una buena familia, la manera en que se movía por el lugar y esa mirada de superioridad le habían dicho todo.
El había tenido una charla nada amigable con su padre, así que excusándose con su madre y prometida había salido del lugar para tomar aire. Ahí fue cuando lo vio, recargado sobre el barandal, hablando con grandes personalidades de la política, como si estuviera platicando con grandes amigos.
Sus miradas se habían cruzado, y ese rubio muy pagado de sí le había sonreído.
Lo vio venir hacia el con paso decidido,
-Bonita noche- dijo el recién llegado.
-Mmmmm- dijo Prem.
-Boun Rossi- se presentó el joven extendiendo su mano.
-Prem Natouch- tomo su mano de mala gana.
-¿Negocios?- pregunto el rubio.
-¿Perdón?.- dijo soltando el agarre.
-Te pregunto si estás aquí por negocios o placer.- le sonrió
-Se podría decir que ambos.
-¿Cómo es eso?- levanto sus cejas curioso.
-Mi padre tiene negocios aquí, y vine con mi prometida en viaje de placer- contesto.
-Así que eres hijo de Boston Natouch.- sonrió.
-¿Lo conoces?- pregunto.
-No he tenido el placer, pero he escuchado de él.- confeso.
-Si me disculpas – dijo Prem dispuesto a retirarse, pero un agarre se lo impidió.
-No seas tan grosero-dijo Boun sin soltar su brazo.
-¿Perdón? – dijo mirando su mano sobre su brazo.
-Acabo de llegar- dijo- y tú ya te retiras.
-Voy con mi madre y mi prometida – recalco esta última.
-Siendo así, un gusto haber hablado contigo- contesto soltándolo sin dejar de sonreír.
Y Prem se había ido de ahí, sin haberse imaginado que lo volvería a ver. Desde ese momento había visto a ese rubio de sonrisa suficiente en todos lados. Al principio habían sido algo bastante extraño, ya que lo veía en los mismos lugares, pero sin toparse. El pelinegro lo había adjudicado a que se movían en el mismo circulo. Así que había tratado de ignorarlo, el rubio al parecer no era consciente de su presencia.
Pero después de unas semanas, se lo había encontrado en varias reuniones de la alta elite, y lo había saludado como si fueran grandes amigos. Prem para no ser mal educado, le había seguido el protocolo requerido en esas situaciones, hasta le había presentado a Yiwa, desde ese momento no se lo habían quitado de encima, y lo peor es que su prometida estaba encantada con ese rubio oxigenado.
Pero todo había cambiado desde ese día en las carreras de caballos. El había necesitado ir al servicio de caballeros, y se había excusado de sus padres, suegros y obviamente su prometida.
Saliendo del cubículo se había encontrado con la mirada de Boun, y eso lo había descolocado. No creía verlo ahí.
-Prem- le sonrió el rubio de cola de caballo, sin dejar de lavarse las manos.
-Hola Boun- le dijo quedamente el pelinegro dirigiéndose al uno de los lavabos.
-Que gusto verte- lo miro atreves del espejo del lugar.
-Lo mismo digo-contesto.
-No lo parece- exclamo divertido Boun dirigiéndose al secador de manos.
-No sé de lo que hablas- dijo mortificado Prem, tomando toallas de papel para secarse las manos.
-Pareces bastante molesto – aclaro el mayor.
-No estoy molesto- dijo lanzando las toallas reciclables a la papelera.
-¿Seguro?- se acercó.
-Claro- aseguro dando unos pasos atrás, sintiendo una cercanía nada personal.
-Pues no lo parece- aseguro el rubio sonriendo y acorradando al menor.
-¿Qué estás haciendo?- pregunto topando con la pared.
-No hago nada- dijo Boun golpeando sus manos a los lados del rostro del otro.
-Ya basta- grito Prem molesto.
-No grites mi postre.
¿Postre? - pregunto confundido.
-Eres mi postre- le contesto.
-Estas loco, quítate- trato de alejarlo, pero era como empujar una pared.
-No hagas mucho barullo postrecito- aconsejo el rubio acercándose más a su presa,
-¿A qué juegas?- lo trato de empujar molesto.
-No juego Prem.- dijo antes de apoderarse de sus labios.
El menor trato de zafarse, pero le fue imposible. Esos labios se lo devoraban con demasiada hambre. La lengua ajena invadió su boca cuando trato de gritar por ayuda, se sentía bastante incomodo, ¿Por qué ese hombre le hacía eso?. Sintió como era apretado a ese cuerpo que era más grande y fuerte que él, y se rindió al placer.
Disfruto de esa lengua que exploraba su boca, dientes, paladar, mejillas internas. Y a su pesar gimió pegándose más a ese fuerte cuerpo, rodeando su cuello y restregando sus entrepiernas erectas. Sintiendo como apretaba su trasero.
Una mano golpeando la mejilla rompió el ambiente.
-Auch – se quejó el rubio masajeando su mejilla.
-No te vuelvas a aparecer- exigió el pelinegro con los labios hinchados y la ropa en desorden.
-Me encanta que seas tan rudo- contesto el rubio sin inmutarse.
-Vete a la mierda- dijo saliendo del lugar.

SOLO MÍO (COMPLETA, EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora