CAPITULO 20 SEÑORA NATOUCH

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Antes de que pudieran llamar a la puerta, esta fue abierta por un rubio que se dejó ir contra el menor abrazándolo, si no fuera porque Ohm lo tenía abrazado por los hombros, Fluke y su hermano hubieran caído.
-Fluke, Fluke, Fluke- decía sin parar Earth, aun sin poder creerlo.
Cuando Kao había recibido la llamada de Thitiwat, pidiendo que todos estuvieran en la casa de los Natouch, el rubio supo inmediatamente que por fin vería a su hermano. No había pegado ojo en toda la noche, y cuando Prem entro a su cuarto en la madrugada, supo que él también lo sabía.
-Earth, te extrañe- sollozo el menor abrazándolo.
-Y yo a ti - también empezó a llorar.
Sintieron que alguien más los abrazaba, Prem había bajado corriendo las escaleras, al escuchar los gritos de su hermano. Cuando llego hasta ellos, se había dejado ir, y los había abrazado.
Los tres mayores solo observaban esa imagen tan tierna. Cuando el ambiente se calmó por fin el menor de los tres pregunto por sus padres.
-Yo, lo siento- empezó Earth- le dije a mis padres que venias con tu pareja- dijo separándose y mirando al alto vampiro que no apartaba la vista de su hermano pequeño, era algo aterrador. - pero ellos tenían un viaje, y no podían cancelarlo- termino diciendo con los dientes apretados.
La vista del más pequeño se opacó un poco, se llenó de tristeza y decepción.
-Me alegra verte después de tanto tiempo Fluke- el mayor abrazo de nuevo a su hermano mayor.
-A mí también Prem- regreso el abrazo y sonrió.
-Vamos a un mejor lugar- ordeno su majestad a los demás.
Todos voltearon a ver a Ohm, los tres hermanos asintieron, si sus padres no estaban ahí, no tenía caso quedarse. Prem entro a la casa para tomar las llaves de su coche, Boun y él se subieron a este, mientras Earth no se quería separar de su hermanito, así que se fueron en el asiento de atrás, mientras los mayores Ohm y Kao se instalaban adelante.
-¿También me extrañaste?- pregunto el pelinegro, mientras tomaban camino.
-No seas cursi- dijo este, sin despegar la vista de enfrente.
-Que aguafiestas- resoplo divertido.
Detrás los dos hermanos hablaban entre cuchicheos, sin soltarse las manos.
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-Sigo insistiendo que podríamos haber cancelado el viaje Boston- dijo su esposa sentada al lado del hombre.
-Y yo ya te dije que eso no podía ser- contesto sin voltear a verla.
El avión seguía su curso hacia Tailandia.
-O podrías haberme dejado en América- apretó sus manos sobre su costosa falda. - Mi hijo pequeño regresaba a casa, tengo más de un año sin verlo- trato de que su voz no temblara.
-Tu lugar es con tu esposo- le dijo sacando su tableta.
-También con mis hijos- sintió una lagrima sobre su mejilla derecha, y la quito con rapidez con su mano.
-Los chicos ya están grandes- siguió con lo suyo- no te necesitan- dijo despectivamente.
-Los hijos siempre necesitan a sus padres- le dijo susurrando, sabiendo que era una guerra perdida, ya que ella nunca le ganaba. El hombre del que se enamoró cuando era joven, había desaparecido hace mucho.
Y el resto del viaje fue en silencio, con un padre que no tenía derecho a serlo, y con una madre que lloraba a escondidas, porque tenía que aparentar algo que no era, cerró los ojos esperando olvidar todo el desastre que era su vida. Cuando aterrizaron, las luces que fueron encendida, despertaron a la mujer, y como ya sabía, Boston ya no estaba a su lado, no sabía por que soportaba todo eso, bueno, si lo sabía, era por su hija.
Se levantó y tomando su bolsa bajo del avión. Vislumbro en la oscura noche, el coche que los llevaría a su casa. Con resignación se dirigió hacia ahí. No sabía cuánto más podría aguantar. Cuando se subió al coche, el hombre estaba al teléfono, así que solo se acomodó a su lado apretando su bolso de mano.
El trayecto se le hizo eterno, quería una ducha y a la cama, agradecía a los cielos que su esposo no la tocaba hace años, para eso tenía a sus amantes. Debería de sentirse engañada y ultrajada, pero no era así, al menos ya no. La primera vez que se enteró de la infidelidad de Boston, había sufrido mucho, incluso había pedido el divorcio, pero obviamente Boston la había amenazado con la seguridad de los niños. Su mente giraba en torno a los amargos recuerdos, todas las mujeres que habían pasado por la cama de su esposo, ya no le importaba, solo quería ser una madre.
Llegaron a su destino.
-Baja- ordeno el hombre a Samantha.
Esta volteo a verlo confusa.
-Que bajes- siguió- tengo cosas que hacer.
-Está bien- dijo sabiendo que era eso que tenía que hacer el padre de sus hijos. Bajo con piernas temblorosas del auto, y en cuanto la puerta fue cerrada, el coche arranco sin esperar a que ella entrara. Con pasos lentos se dirigió a la entrada, no traía llave, tendría que tocar. Presiono el botón del timbre.
Después de tres intentos, la puerta fue abierta, y ahí estaba, su leal Pannin.
-Señora- exclamo la mujer mayor sorprendida.
Smantha se dejó ir, y abrazo a su amiga, casi madre, y sin poder evitarlo lloro lagrimas amargas.
-Tranquila, tranquila- trato de consolar la canosa acariciando su cabello. - qué bueno que vino mi señora, tengo algo muy importante que decirle.
-Te extrañe Pannin- le dijo sin soltarla.
-Yo también la extrañe- contesto. - vamos dentro- la insto.
Las dos mujeres se dirigieron hacia la recamara que la mujer joven ocupaba cuando su esposo no estaba.
-¿Cómo es clima en América?- pregunto la anciana, sacando la ropa de dormir de Samantha.
-Ya sabes, bastante frio, como las películas que tanto te gustan- le sonrió con los ojos hinchados, desasiendo su peinado.
-Tome un baño, que tengo algo muy importante que decirle.
-¿Algo importante? - pregunto volteando a verla.
-Si- contesto bastante incomoda.
-En ese caso me apresurare, ya que tu rostro no augura nada bueno- se levantó empezándose a sentirse nerviosa, pero no quería incomodar a Pannin.
-Yo mientras preparare un té de hierbas relajantes. - anuncio y salió de la recamara.
Las dos mujeres hicieron lo suyo, con la mente embotada, una por la curiosidad, y la otra por miedo de lo que pasaría.
La mujer mayor entro con una bandeja que contenía una pequeña tetera y dos juegos de tazas. Las puso en la mesita que estaba junto a una ventana, y espero a que la señora Natouch saliera del baño.
-Gracias- dijo la mujer joven al ver el juego de té ya dispuesto, llevaba una bata de baño puesta mientras se secaba el cabello. - Si te soy sincera, me gustaría que me dijeras eso tan importante- confeso sentándose en una de las sillas, y haciendo un gesto con la cabeza para que Pannin la imitara.
-¿Segura que no quiere tomar su infusión primero?- pregunto nerviosa la otra mujer.
-Es más de media noche, me dices que tienes algo importante que decirme, y me ofreces un té, tu normalmente me mandas a lavarme y a dormir- le sonrió de lado.
-Tiene razón, y me disculpo por eso- reverencio la mayor.
-No te disculpes y dime que es eso tan importante- dejo la toalla del cabello sobre su regazo.
La canosa con manos temblorosas metió una de sus manos a su delantal, y saco una hoja doblada.
-Encontré esto en la caja fuerte del señor Natouch.
-¿En la caja fuerte?- pregunto curiosa, levantando una ceja y extendiendo su brazo derecho, para que se la diera.
Pannin le extendió la hoja sin dejar de mirarla.
-Solo prométame que no se exaltara- pidio antes de soltarle el documento.
-Me pones más nerviosa- le dijo tratando de reír, pero fracasando.
-Prométalo señora Natouch- pidió apretando su mano.
-Lo prometo- contesto para que le soltara la hoja.
-Bien. - soltó la nota, dejando que su señora se hiciera con ella.
Samantha con cuidado la desdoblo, y antes de empezar a leerla miro a su gran amiga. Bajo la mirada y se dispuso a leer, al principio no entendía de que iba, lo que estaba escrito no tenía sentido.
-¿Dices que estaba en la caja fuerte de Boston?- pregunto, sin querer creer lo que el documento contenía.
-Si mi señora- asintió con la cabeza.
La joven mujer, volvió a leer el contenido de esta, sin poder creer lo que creía que entendía. - debes estar equivocada- volvió a mirar a la canosa- esto no puede ser cierto.
-Tiene la firma y el sello del señor Natouch- contesto seriamente.
-No Pannin- se levantó estrepitosamente- esto debe de ser un error- Boston es capaz de muchas cosas, pero esto- agito la hoja exaltada.
-Lo siento mucho mi señora- dijo bajando la cabeza apenada.
-Pe...pero ¿Por qué esta firmado con tinta roja? - pregunto cada vez más desesperada. - en los documentos no se usa este color- volvió a agitar la nota frente al rostro de la otra.
-Es que no es tinta- contesto la mayor- no es tinta mi señora- se le llenaron los ojos de lágrimas.
-¿Entonces qué es?- exclamo desesperada acercándose a la mayor, exigiendo una respuesta lógica.
-Sangre- tartamudeo- es sangre Samantha.- contesto llorando.
-No...no puede ser, esto debe de ser un error- se llevó las manos a la cabeza.
-Yo también me sorprendí- se levantó- es por eso que se lo di a mi nieto Zee, ya sabe que él trabaja en un laboratorio- siguió tratando de calmar la tristeza- y el hizo las pruebas necesarias.
-¿Pero cómo paso esto?- la tomo de los hombros.
-No lo sé mi señora- lloro la mayor- y lamento tanto en no haberle dicho antes todo esto.
-No lo lamentes- trato de tranquilizarla- no había manera en que me llamaras, sabemos que todos los medios de comunicación que tengo, están intervenidos, no podías arriesgarte.
-Lo se mi señora- exclamo acongojada- pero, aun así, me gustaría haberlo hecho.
-Hiciste lo correcto- se alejó de la mayor, y se volvió a sentar, ya que sus piernas no la sostenían.
-¿Qué piensa hacer?
-Lo primero que haremos, es salir de aquí.
-Pero señora-exclamo sorprendida, y asustada.
-No puedo seguir al lado del hombre que me ha quitado a dos de mis hijos. - se dirigió hacia su guardarropa- primero fue mi bella Intouch, y después Fluke- empezó a sacar sus prendas- eso es más de lo que puedo soportar.
-Pero señora, no puede tomar una decisión así tan de repente.
-No es de repente- le dijo sin dejar de sacar la ropa y arrojándola al suelo- tráeme una maleta-ordeno la más joven- han pasado más de diez años, en que perdí a mi hija menor- y unos meses en que perdí a Fluke y no lo sabía- sollozo girándose para empezar a meter las prendas en la maleta.
La mujer mayor no le quedo más que ayudarle a empacar. Ambas solo se dedicaron a su tarea actual.
-¿Mis joyas siguen donde mismo?- se dirigió fuera de la habitación, para dirigirse a la oficina de su futuro ex esposo.
En su cuarto personal, tenía varias alhajas, pero no eran tan valiosas. Si estaba decidida a dejar esa vida necesitaría cosas de más valor, ya que su celular y sus tarjetas estaban intervenidas por los hombres de Boston.
Samantha introdujo la contraseña requerida, y saco lo que era de valor mundano, el resto de sus joyas y algunos fajos de billetes.
-Necesito una bolsa- grito sacando las cosas con movimientos desesperados. Sabía que Boston no llegaría esa noche, pero necesitaba estar más lejos de ese lugar y de él lo antes posible.
La canosa llego cargando la maleta de la ropa, lo más rápido que pudo, y se acercó extendiendo otra maleta más pequeña. Samantha, empezó a meter todo lo más rápido que sus manos se lo permitieron. Después de que la señora Natouch tomara las llaves de uno de los autos, cargaron las maletas y las pusieron en la cajuela.
-Pannin espera- pidió la más joven, tomando los hombros de la otra. - deberías de quedarte.
-Si usted se va, yo también.
-¿Estas segura?- preguntando con miedo, ya que ella no sabía ni lo que hacía.
-Usted es como mi hija- respondió la canosa con mirada comprensiva.
-Entonces vamos- le sonrió y se giró para subir al coche.
Ambas salieron de ese lugar que les había causado tanta tristeza y sin sabor. Avanzaron por las calles de Tailandia, sintiendo que su corazón se salía de su pecho.
-Antes de venir aquí- interrumpió el silencio que las envolvía- mi pequeño Fluke regreso a nosotros, y yo estaba tan feliz de poder ver a mi pequeño. Pero como siempre, Boston arruino todo, obligándome a venir con él, pero sabes que por primera vez agradezco que sea tan idiota- sonrió apretando el volante- gracias a eso, por fin abrí los ojos. - rio sin ganas. Según lo que leí, mi hijo fue vendido a un gran magnate, pero no entiendo cómo logró escapar.
-¿El joven Fluke logró escapar?- pregunto sorprendida.
- Eso parece, no entiendo lo que está pasando-confeso- y tampoco sé cómo fue que Fluke llego a América.
-¿Pero, como supo eso?
-Earth me dijo que iría- sonrió con amor- él me dijo que mi pequeño Fluke nos vería.
-¿Y usted se lo informo al señor Natouch?- pregunto sorprendida.
-Se lo dije, pero no le importo, al contrario, se comportó inquieto- sonrió con amargura- y ahora entiendo su nerviosismo, si había vendido a nuestro pequeño.
-Todo es muy extraño señora.
-Bastante extraño- reconoció.
-Entonces, ¿Qué haremos ahora?
-Primero buscaremos donde descansar- la miro de reojo- y ya mañana intentaremos vender las joyas.
-Pero señora, son joyas muy valiosas.
-Lo sé - contesto- por eso iremos con un buen amigo.
El resto del camino se hizo en silencio. Las dos mujeres estaban demasiado nerviosas, pero trataron de no parecerlo.
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El vehículo freno frente a la gran casa. Ohm bajo de inmediato, y abrió la puerta trasera de su lado.
-Vamos pequeño- dijo tomando la pequeña mano.
- ¿Dónde estamos? - pregunto Earth bajando del auto.
-La casa de mi hermano- dijo el rubio.
-Vamos dentro- ordeno el Rey.
Todos lo siguieron, Fluke no soltó la mano de Ohm. Martjha les dio la bienvenida y los invito a pasar al comedor, ofreciendo el almuerzo del día. Los recién llegados entraron en la casa y siguieron a la mujer mayor. Todos tomaron asiento, y se miraban sin saber que decir.
-Después de tomar los alimentos, iremos a el salón- Ohm anuncio serio.
La comida fue servida, y en silencio todos comieron. Después de que los platos fueron retirados, todos se levantaron y siguieron al más alto. Volvieron a tomar asiento, sin saber que decir.
-Ya que nadie habla, me presento- inicio el rubio de coleta- yo soy Boun Thitiwat, pareja de Prem- señalo al mencionado.
-¿Thitiwat?- pegunto mirándolo extrañado el pelinegro- ¿No es De la O? - Lo miro.
-De la O es mi segundo apellido, el de mi madre, pero mi padre es Thitiwat.- confeso.
-No entiendo- dijo Prem mirando a su pareja.
-Boun es mi hermano- se levantó Ohm- y Kao es mi mano derecha. Y los tres somos vampiros. - miro a todos.
¿-Vam... vampiros? - pregunto Prem con los ojos bien abiertos.
-Prem, déjame explicarte- pidió el rubio a su pareja.
-No- le dijo zafándose del agarre de Boun- déjame.
-Cioccolato.- pidio Boun.
-Sé que esto es difícil de creer- interrumpió el más grande de todos- pero en este momento ese no es el punto.
-No estoy de acuerdo- dijo Earth- Fluke y yo ya sabíamos que nuestras parejas son vampiro, pero por lo que veo- miro su hermano mayor- Prem no tenía ni idea, además de que su pareja mintió sobre su verdadero nombre.
-No fue una mentira como tal- se quiso excusar el rubio mayor.
-Omitir información, es mentir- esta vez dijo Fluke- así que yo opino que dejemos que ellos hablen. - se puso de pie y con esto jalo a Ohm.
Los demás los siguieron, dejándolos solos.
-¿De verdad eres un vampiro?, no espera, no me contestes- el pelinegro se masajeo la frente con una mano. -Es obvio que lo eres, ya que soy el único idiota que se sorprendió.- dijo mirándolo con enojo.
-Perdóname corazón- pidió el rubio con mirada triste- apenas empezamos a estar juntos, no hemos tenido mucho tiempo de nada.
-Pero, ¿Pensabas decírmelo? - tratando de calmarse, nunca había visto esa mirada en Boun, el siempre tenía una sonrisa ladina en su rostro.
-Obviamente que si- dijo acercándose a el - en primero, no es algo que se pueda ocultar mucho, y en segunda, pero más importante, te amo.
-¿De verdad me amas?- pregunto con voz quebrada.
-¿Aun lo dudas?- lo abrazo.
-No- regreso el abrazo y empezó a llorar, la situación lo sobrepasaba, el no lloraba frente a nadie- pero que seas un vampiro es tan irreal.
-No me has dicho que me amas- reclamo juguetonamente el rubio, ya que tenía ganas de llorar de alivio.
-Te amo- rio en el llanto Prem.

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