CAPITULO 28 YIWA

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En un beso apasionado, la pareja se desvaneció en una estela de humo color carmesí-  y sin separarse se empezaron a quitar la ropa. El calor era intenso, y no solo el de sus cuerpos sino el ambiente, ya estaban en las Maldivas, en el hotel Thitiwat. 
Después de la pasión consumida, retozaron en la cama del pent house con una sonrisa de satisfacción.
-Ohm-llamo acariciando el pecho del más grande.
-Dime- acaricio su espalda.
-Tengo hambre- anuncio avergonzado, cubriendo su rostro en el cuello del otro.
-Siempre tienes hambre- le dijo apretándolo más contra él.
-Lo siento- se disculpó sintiendo como su rostro se calentaba.
-No te disculpes Polcino- le dijo acariciando su cabeza.
-Quiero enchiladas- dijo.
Ohm rio feliz, su pequeño se había vuelto adicto a la comida mexicana.
-Veré que te puedo conseguir-le dijo alejándose de el a duras penas. Desnudo se dirigió hacia el vestidor. Se cambió rápidamente y regreso al lado de su amado.
-Amor, ya regreso- le dijo sentándose en la cama, y tomando sus labios con pasión.
-¿Me traerás enchiladas?-le pregunto con los labios húmedos e hinchados.
-En cinco minutos regreso- contesto sin despegar sus labios del más pequeño.
Y así lo hizo, se trasladó hacia uno de sus hoteles en México, y le llevo sus enchiladas a su amado.
Fluke a ver que llegaba su pareja con una enorme lonchera hermética en sus manos, supo que comería lo que deseaba. Así que rápidamente se levantó de la cama, tan desnudo como estaba.
-Ya me visto- dijo feliz corriendo como Dios lo trajo al mundo al vestidor, para ponerse algo encima. No le importaba mostrarse sin ropa frente a Ohm, pero sabía que, si se ponía a comer frente a él de esa manera, harían todo, menos comer, comida. Tomo una pantalonera roja, y una playera blanca lisa, y se las puso.
-Que delicioso huele- expreso acercándose a la mesa llena de comida mexicana, pero sus ojos fueron directo a las enchiladas. Se sentó sobre el regazo del mayor sorprendiéndolo, ya que rara vez hacia eso.
-Gracias amor- dijo en susurro atrapando los labios de Ohm.
Fluke rara vez le decía apelativos cariñosos, y si la comida ayudaba a que se los dijera, tendría que esmerarse más en la comida mexicana para su pequeño. Siguió el delicioso y embriagante beso que le daba su “Destinata”, disfrutando de esa escasa valentía por su parte.
-Tendré que darte más seguido comida mexicana- le dijo amasando el trasero del más pequeño, haciendo que este contuviera su respiración.
-¿Por qué me encanta?- pregunto jadeando con inocencia.
-Parte de- contesto soltándolo a regañadientes.
-No entiendo- dijo levantándose con piernas temblorosas y sentándose frente a él.
-Solo disfruta amor- pidió con sonrisa secreta.
Fluke empezó a disfrutar de la comida, sin entender la mirada de su amado.
Tomaron un baño donde volvieron a hacer el amor.
-¿Seguro que no quieres acompañarme?- pregunto Ohm terminando de vestirse.
-Te amo Ohm- Contesto desde la ventana donde disfrutaba de la vista- pero me gustaría explorar la isla- dijo en tono de disculpa.
-Está bien- se acercó y lo beso levemente en los labios llenos- prometo no tardar- le sonrió.
-Estaré bien- le aseguro el castaño con una sonrisa.
-No te alejes mucho- ordeno besándolo con pasión antes de alejarse, y tomo el celular para llamar a sus hombres para que vigilaran a su Polcino, por ningún motivo permitiría que anduviera solo por la isla.
El conjunto que había elegido no era apropiado para ese clima, así que se dirigió de nuevo al vestidor. Tomo unos pantalones cortos color café, y una playera que, hacia juego. Se puso una cachucha y se calzo unos tenis.
Hacía semanas, que encontraba ropa de su talla, pero él no había dicho nada, sabía que Ohm se había encargado de conseguirle ropa.
Salió de la habitación, y se dispuso a disfrutar de ese paraíso. Siempre había sido uno de sus sueños, el lugar tenía una vegetación bastante variada. Se introdujo en el elevador con una sonrisa llena de esperanza y felicidad, pulso el botón de la primera planta. En cuanto las metálicas puertas se abrieron el pequeño salió.
Se impresiono por la calidez y elegancia del lugar. Ohm sabía lo que hacía, pensó orgulloso de su pareja. Camino atreves del recinto, con mirada impresionada. Salió empujando la puerta giratoria, y se quedó sin aire al ser golpeado por la brisa caliente de las Maldivas.
Camino lentamente, disfrutando de ese paraíso, ignorando que era seguido por dos hombres por órdenes de su prometido. Sus pasos lo llevaron hacia el pueblo, y agradeció su prudencia por tomar la mariconera que Ohm le había dado, donde llevaba efectivo. Compro varias cosas que pensó le gustarían a su madre y sus hermanos. No era fácil viajar a esas islas.
Se aventuró a probar la comida de los isleños, y quedó fascinado. Se dejo agasajar por los lugareños, que eran bastante amables.
-¿El “Destinata” del rey?- pregunto un niño como de siete años, tomándolo sorpresivamente del brazo.
Fluke miro sorprendido hacia abajo. Un pequeño niño lo miraba con adoración.
-Es el “Destinata” del Rey- grito el niño feliz sacudiendo el delgado brazo del Fluke.
La gente se empezó a aglomerarse a su alrededor, dejando al castaño con la boca abierta de la impresión, y se dejó guiar hacia una tipo caverna. Se sentó donde le dijeron y solo se quedó quieto, sin saber qué hacer.
Unos jóvenes se posicionaron frente a él a unos tres metros de distancia, y empezaron una danza. Fluke los miro fascinado, nunca había visto nada igual, al menos en vivo, solo algo parecido en la televisión.
Le llevaron varias bebidas y alimentos que jamás había visto y probado. Pero se dejó agasajar, realmente no entendía mucho, solo que ellos lo reconocían como pareja de Ohm. Sus papilas gustativas nunca habían experimentado algo así, se dejó llevar por ambiente festivo que presenciaba.
Cuando noto que encendían las antorchas que estaban por todas las paredes, fue cuando se dio cuenta de que el sol se estaba metiendo. ¿Cómo había pasado el resto del día ahí?, se levantó de la silla, y se disculpó con las personas que lo había tratado tan amablemente, cuando intento pagar por lo alimentos, no le dejaron, y le dijeron que era un honor haberlo tenido con ellos.
Salió con rapidez, y se maravilló de cómo se veían las calles empedradas, el lugar de noche se veía más mágico que de día, con los puestos callejeros alumbrados con pequeñas lámparas. Se obligó a salir de su ensimismamiento, Ohm debía de estar preocupado. Decidió tomar un taxi para llegar más rápido, pero una mano tomo su pequeño hombro, esto hizo que diera un pequeño saltito en su lugar, y se giró rápidamente.
-Ohm- sonrió alegre y salto para abrazarlo tal cual koala.
-Te extrañe tanto- le susurro el pelinegro, olfateándole el cuello.
-Lamento no haberte llamado, ni haberme ido más temprano. - se disculpó sin soltarlo.
-No, yo lamento haberme pasado todo el día en juntas- lo apretó más.
-Los aldeanos me apabullaron- comenzó Fluke- supieran que soy tu “Destinata”, ¿Cómo me reconocieron? - pregunto curioso, separándose un poco para mirarlo a los ojos.
-Las personas con las que estabas, no son humanos amor- empezó- son elfos.
-¿Elfos?, ¿Cómo los de Santa Claus?
-No- se carcajeo, amaba la inocencia de su pequeño.-No tienen nada que ver con San Nicolás- le beso ambas mejillas, y después sus carnosos labios.
-¿Cómo supiste donde estaba?- le pregunto
-Si te lo digo, ¿Me prometes no enojarte? - empezó a caminar con el aun en los brazos.
-No tengo por qué hacerlo- contesto sonriente.
Llegaron hasta un auto negro, y sin ganas Ohm bajo a Fluke para que subiera en este, ya cuando los dos ya estaban dentro, el pequeño se montó en el regazo del mayor.
-Entonces, - rodeo su cuello con su delgados brazos- ¿Cómo lo supiste?
-Sebastián, y Octavio te estaban siguiendo- reconoció- rodeando su pequeña cintura.
-Ya decía yo- hizo un puchero- a veces me sentía bastante observado, pero cuando me reconocieron como tu pareja, creí que era por eso- se encogió de hombros.
-¿No estas molesto?- acaricio su espalda  mientras el coche surcaba las calles del pueblo.
-Claro que no- le regalo un tierna sonrisa- lo haces porque te preocupas por mi- le dio un leve beso en la boca.
-Eres perfecto- profundizo el beso.
Llegaron al hotel rápidamente, ya que no quedaba muy lejos.
-Me temo que tenemos que dejar esto para más tarde- separo su llena boca de la mas pequeña y jugosa.
-¿Por qué?- se quejó el menor con sus labios húmedos e hinchados.
-Tenemos un compromiso. - le dijo sacándolo de auto. - Una reunión con algunos de los Elfos, son asuntos sobre la isla. Es una cena el uno de los salones del hotel.
-Oh- solo pudo decir desilusionado Fluke.
-No hagas esa carita- sonrió el más grande mientras dirigía a su pareja hacia el elevador- prometo que a partir de mañana seré todo tuyo.
-Yeiiiii- soltó feliz el más pequeño, lo que causo otra sonrisa llena de ternura por parte de su majestad.
Desde uno de los sillones eran observados con gran odio, cierta rubia los había seguido, y había empezado su primera parte del plan, había logrado que Mew se mesclara con los pueblerinos, y se había hecho pasar por otro turista más, y había logrado acercarse a ese enano.
Se levantó en cuanto vio que las puertas metálicas se cerraron, haciendo desaparecer a los dos hombres. Tenía que ver a su amante Mew. Salió del lugar y subio en el carro que la estaba esperando.
Llego a la gran casa, y bajo con clase sabiendo que esa noche disfrutaría mucho, Mew era un semental, pero lo mejor es que seguirían planeando la muerte de ese maldito muchachito.
-Hola preciosa- sonrió el castaño, levantándose de su escritorio.
-Mew- se acercó contoneando las caderas de forma seductora.
Cuando estuvieron lo bastante cerca se besaron vorazmente.
-Vamos querido- le dijo Rebeca- primero lo primero- sonrió con lujuria, y tomo la mano masculina y lo dirigió hacia la planta alta.
La pareja después de bastante tiempo retozaba desnudos bajo las sabanas.
-Y bien, ¿Qué averiguaste? - interrumpió el silencio de la habitación.
-No mucho realmente- le dijo- se los mismo que tú, que es el “Destinata” del Rey, y que están comprometidos, pero solo de palabra, ya que no llevaba anillo. Es un chico muy tierno.
-Eres un bastardo- le dijo molesta alejándose de él.
-Por eso te gusto- contesto sin inmutarse, viendo como la escultural mujer se ponía una bata.
-No me importa si es tierno, bello y te gusta- se giró para mirarlo con ojos sentellenates- quiero que lo seduzcas y te deshagas de él. - ordeno.
-No será un sacrificio seducirlo- dijo levantándose la cama- es bastante bello, y además muy inocente. Hubieras visto su mirada llena de luz y esa sonrisa.
-No me importa- agarro su trasero, acercándolo- me alegra que no te desagrade, mientras cumpla el cometido. ¿Algo más que le hayas sonsacado?
-Realmente nada importante- la apretó- los Elfos acaparabas casi toda su atención.
-El pobre Mew, no impacto con su virilidad a la pequeña mariposa Fluke- se burló.
-No me importa no haber tenido una mejor primera impresión. Pero conseguí su número de teléfono y posiblemente acepte que lo lleve de paseo.
-¿Te dio su  número de celular?- pregunto incrédula- o Fluke es más fácil de lo que crei, o es un ingenuo.
-Le caí bien- se encogió de hombros-  no creo que es un chico fácil.
Rebeca lo beso con coraje, sabía que Mew estaba defendiendo la virtud de Fluke, ese maldito mocoso se ganaba a todos con su carita de mosca muerta. No amaba a su amante, a ninguno de ellos, y eran bastantes, pero le molestaba sobremanera que Mew, quien había elegido para sacar del camino al chico, hubiera sido cautivado por su semblante de No rompo ningún plato.
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Boun y Prem dormían plácidamente, cuando el sonido de un celular interrumpió su placido sueño.
El pelinegro extendió su brazo para tomar el teléfono.
-Hola- saludo con voz adormilada. - ¿Dónde estás? - pregunto preocupado, levantándose rápidamente del cálido lecho. - voy para allá- contesto presuroso, mirando el desnudo cuerpo sobre la cama.
Se metió con pasos sigiloso en el baño, tratando de no interrumpir el sueño del rubio. Cuando salió de asearse, estaba algo nervioso, no quería salir sin avisarle a Boun, pero esto era algo muy personal, y sabía que no lo entendería.
Logro salir de la mansión sin ser visto, gracias a Dios que era bastante temprano, y todos seguían dormidos.
Llego al lugar acordado, bajo del coche con la preocupación en su corazón.
-Prem- la joven mujer se levantó de su lugar y lo abrazo con fuerza.
-Lamento haberte molestado tan temprano. - se disculpó la chica.
-No te disculpes, y cuéntame lo que ha pasado.
-Mis padres- empezó con voz temblorosa- mis padres no lo tomaron muy bien- se separó de el con ojos llorosos.
-Lo lamento tanto. - se disculpó el pelinegro tomando asiento.
-No te disculpes- le dijo su amiga- es solo que las cosas se salieron de control. Es cierto que no se tomaron muy bien la cancelación de nuestro matrimonio. Pero eso pude manejarlo- un sollozo salió de sus labios.
Prem se levantó y abrazo el pequeño cuerpo, tratando de consolarla.
-¿Cómo es que llegaste aquí?- pregunto.
-Mis padres me trajeron a conocer a mi futuro marido- dijo con voz quebrada.
-¿Tu futuro esposo?- pregunto impresionado alejándola con suavidad del abrazo.
-Es un joven caprichoso que no sabe de la vida- exclamo desesperada.
-Cálmate, y siéntate – respondió llevando a Yiwa a la silla del frente. - primero que nada, tienes que tranquilizarte.
La chica trato de controlar las lágrimas, y Prem le dio su espacio. Estaba más que preocupado por Yiwa, siempre había sido bastante amable con él, y había aceptado el rompimiento de muy buena manera, incluso había tomado la responsabilidad de anunciar este mismo, ahora se sentía bastante bajo. Nunca debía de haber aceptado la petición de su ex prometida. Había sido un inconsciente y egoísta. Era de lo peor.
-Yo tengo la culpa de todo- anuncio el pelinegro.
-No digas eso- tomo sus manos- no has hecho nada malo- le aseguró- por favor no te culpes Prem.
-No trates de excusar mi comportamiento- exclamo molesto consigo mismo.
-No lo hago- le dijo con los ojos llenos de lágrimas- solamente dije la verdad. Que eres caballeroso y responsable. Nadie me había tratado como tú-  confeso- Tú me entendiste.
-Creo que estamos conectados- empezó el pelinegro con mirada culpable- y agradezco que le hayas dicho eso a tus padres. Pero eso no me excusa de mi responsabilidad. – siguió- Fui un cobarde e inmaduro- confeso lo que pensaba de si mismo.
-No digas eso- pido la chica desconcertada.
-Es la verdad- siguió- nunca debí dejar que te hicieras cargo de todo- levanto la voz desesperado.
-Por favor tranquilízate- pidió Yiwa.- Vamos a un lugar menos concurrido- le dijo levantándose de su asiento y llevando con ella al mayor fuera del lugar antes de armar una escena.
Se internaron en el parque central de la ciudad que era inmenso. La joven trato de localizar lo más pronto que pudo algún lugar alejado de la gente.
Se sentaron en un banco, bajo la sombra de un enorme árbol.
-Yiwa de verdad lo lamento- empezó el joven- nunca debí de haber dejado que tu sola te enfrentaras a tus padres, fui un cobarde e irresponsable.
-No digas eso.
-Solo digo lo que es, nunca debí dejarte sola. Estaba tan concentrado con Boun que deje de lado todo.
-Así que se llama Boun.
-Si- respondió con sonrisa tímida.
-Me alegro mucho de que seas feliz- dijo con sinceridad.
-Es acosta de mi cobardía.
-Mira- le tomo ambas manos- sé que la manera en que hicimos las cosas no fue lo muy ortodoxo- pero tampoco lo fue nuestro matrimonio arreglado- le sonrió cariñosamente- asi que no tienes por qué sentirte culpable.
-Pero lo soy- apretó las pequeñas manos entre las de él.
-Es cierto que lo mejor hubiera sido que tu hubieras hablado con mis padres. Pero mi orgullo no me lo permitió- reconoció- me diste la excusa perfecta para por primera vez en mi vida, de enfrentarme a mis padres. No me mal interpretes- siguió al ver la mirada confundida del pelinegro- han sido unos padres maravillosos, y sé que aman con todo su corazón. Pero siempre he suprimido mis verdaderos sentimientos para complacerlos.
-Yiwa, yo no sé qué decirte.
-No tienes nada que decir, utilice como excusa, el hecho del rompimiento de nuestro compromiso, para adquirir el valor de hacer lo que siempre he querido, que es enfrentarme a mis padres. - le sonrió.
-Lamento no haber podido ser capaz de ver lo que realmente querías- le dijo aun sorprendido.
-No tienes que disculparte por nada, menos por haberte enamorado. Siempre supimos que nuestro cariño era solo de amigos. Y si te soy sincera, esperaba que en algún momento me pidieras romper- sonrió avergonzada. – Yo no habría tenido el valor- se encogió de hombros.
-Me dejas sin palabras, realmente no se ni que decirte.
-No tienes que decir nada, por cierto, un rubio nos está mirando fijamente.- le informo soltando sus manos y levantándose.
Prem giro su cabeza para ver lo que su amiga veía, y ahí estaba Boun.

SOLO MÍO (COMPLETA, EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora