CAPITULO 39 CONFESIÓN

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Ohm se desapareció en su estela, apareciendo al lado de la cama.
-Ohm, Ohm, Ohm- gritaba el chico aterrado con los ojos desorbitados.
El más grande se quedó en shock por primera vez en su vida. Su “Destinata” tenía una mirada aterrada, con sus cuencas oculares llenas de sangre, con esa dulce boca abierta a su máxima potencia, y el pequeño cuerpo tensado y arqueado.
-Fluke- se sentó en la cama y abrazo al otro con fuerza.
-Ohm, Ohm- repetía el menor a viva voz.
-Ya estoy aquí- dijo con voz quebrada sin soltarlo.
-Ohm, Ohm, Ohm- siguió gritando aferrándose al otro.
-Fluke, por favor- sollozo Ohm- por favor. Aquí estoy.
El cuerpo del menor se relajó por completo, asustando al más grande.
-Oso, estaba tan asustado- empezó a decir en un susurro casi inaudible, volteando a ver al otro con la mirada desenfocada - tuve un sueño horrible.- estiro su brazo y se aferró de la manga de la camisa de Ohm.
-¿Qué… que soñaste mi amor?- le pregunto a duras penas, ya que aún no salía bien del shock que le había causado esa imagen tan aterradora de su Polcino.
-Que estaba lejos de ti- empezó- que nos separaban, y tampoco podía ver a mi madre y mis hermanos. – sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Todo esta bien amor- lo atrajo asia si, y lo abrazo – ya estas de vuelta, y nada ni nadie nos separara.
-¿No… no lo soñé?- cuestiono asustado.
-Es algo muy largo de contar- le acaricio el largo cabello- primero, necesito que te calmes.
-Estoy calmado.
-No, no lo estas- lo presiono mas- tu corazón late desbocado y tu respiración es irregular.
-Te extrañe tanto- se aferró a él.
-Ya todo está bien Polcino, ya estamos juntos.
-Te amo Ohm, te amo con locura- sollozo.
-También te amo- le separo y le seco las lágrimas que corian pos su rostro.
-Me siento tan confundido, es como si hubiera estado viviendo una vida que no es mia.- hipo.
-Vamos a tomar un baño- le dijo sin soltar su rostro.
-Eso me gustaría- contesto regalándole una triste sonrisa.
-Pero antes de eso, ¿Recuerdas ser un Banshee?- pregunto muy serio.
Fluke frunció el ceño.
-Algo asi- le contesto dubitativo con la cabeza llena de recuerdos extraños.
-Pues tu aspecto físico no ha cambiado- lo miro directamente a los ojos.
-¿Qué?- grito soltándose y yendo hacia el espejo del peinador.- ¿Sigo siendo un Banshee?- pregunto  irando la imagen que tenia frente a el. Un chico mucho mas palido, con los ojos claros y cabellera larga y plateada.
-No lo eres- se levanto y puso sus manos sobre los pequeños hombros.- solo tu imagen es la que no ha cambiado por alguna razón. Si fueras todavía un Banshee, tu no me recordarías, ni a tu familia.
-¿Entonces por que sigo con este aspecto- se paso los dedos por el largo y sedoso cabello sin dejar de mirar su reflejo.
-A mi también me gustaría saberlo- lo abrazo por detrás- pero te sigues viendo igual de sexy- le susurro en el oído.
-Ohm- sonrió sonrojándose por el cumplido.
-Es verdad- le beso el cuello.
-Vamos a darnos una ducha- dijo sintiendo cosquillas ahí donde el otro lo había besado.
-Está bien- se rio- me portare bien.- tomo la mano del pequeño y lo guio hacia el baño.
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Kao por fin habia localizado a Rebeca y Mew, estos habían sido capturados en una de las tierra de las alturas, se les habia seguido el rastro desde el mundo acuático, al parecer se habían ocultado unas semanas en la mansión de Mew Moon, su amante desde hacia varios años.
El pelinegro estaba satisfecho y desconcertado por todo lo que habia descubierto. Rebeca y Mew no solo eran amantes, sino que también habían hecho desaparecer a algunas de las conquistas de Ohm, aun no sabía que había pasado con ellos, pero lo descubriría. Ya le habia llamado a su majestad varias veces, pero este no había respondido las llamadas, no habia querido aparecer con su estela para no interrumpirlo con lo que sea que estuviera haciendo con su “Destinata”, Ohm tenía sus razones para no contestar.
Los dos traidores habían sido llevados al castillo de Italia, donde se encontraba el consejo de vampiros, ellos empezarían el procedimiento del castigo, y se lo harían saber. Los calabozos donde internaban a los traidores eran bastante espeluznantes, y no por la oscuridad, humedad, y animales que inundaban el lugar, si no por los gritos de terror y desesperanza que se escuchaban en ellos.
Nunca olvidaría la mirada de Rebeca al ser llevada a ese lugar, y su amante, solo se veía resignado, la verdad no le importaba lo que les pasar a ese par de sabandijas, lo que le importaba era que ya estaban donde merecían estar.
Llamo a Earth para sabes cómo iban las cosas con su hermana recién encontrada.
-Intouch, se sigue negándose a usar el nombre que le puso mi madre- se quejó el rubio con un bufido.
-Dale tiempo amor- empezó saliendo de los calabozos- toda su vida ha vivido con otra identidad, no es proceso fácil de digerir.
-Lo sé, y lo entiendo, pero es frustrante.
-¿Cómo lo está llevando tu madre?
-Ella solo le sigue la corriente, le llama como mi hermana quiere ser llamada, y a todo le dice que si.
-Eso quiere decir que, ¿Buscaran al supuesto padre de Intouch?
-De hecho, ya le pidió a Boun que fuera por el- confeso.
-¿Por qué no sabía nada?- pregunto sorprendido.
-Te estuve llamando y nunca contestaste- se quejó su pareja.
-Lo siento conejito, pero estaba en un lugar donde la señal no es muy buena.- se escuso.
-Está bien, lo entiendo- concedió el otro.
-Encontramos a Rebeca- le soltó.
-¿Qué?- grito sorprendido- ¿Cuándo?, ¿Dónde?
Kao se dispuso a platicarle toda la persecución, con lujo de detalle, ya que el menor no dejaba de interrumpirlo con sus dudas.
-Maldita zorra- expreso el rubio a través del teléfono- y ese tal Mew es un tonto por dejarse arrastrar por los planes de esa bruja.
-Es todo un embrollo, y nosotros sin saber nada de lo ha estado haciendo todos estos años.
-Lo importante es que ya van a pagar por todo, ¿Qué les pasara a esos dos?- cuestiono Earth.
-Eso no lo sabemos, es decisión del consejo y de Ohm.
-No quiero ni imaginarme lo que mi cuñado hará cuando los tenga enfrente- se estremeció.
-No pienses en eso, la furia de Ohm no es un juego.- aconsejo el pelinegro.
-¿Sabes si Fluke ya despertó?- pregunto con ansiedad.
-Como ya te dije, llamé varias veces a Ohm, pero no respondió, y no quise ser inoportuno, así que supongo que tu hermano ya está despierto.
-Espero que sea por eso que no haya contestado tus llamadas.- dijo nervioso.
-No le des más vueltas al asunto.- salió del castillo y se dirigió hacia su auto.
-Lo sé, lo sé- acepto.- ¿Cuándo vendrás?
-Todavía tengo asuntos que resolver, solo espera un poco mas.
-Está bien, te extraño- dijo con voz chiple haciendo un puchero.
-También te extraño conejito- contestando con una sonrisa en los labios.- Voy a manejar, así que tengo que colgar.
-Está bien, gracias por llamar, y Kao…
-Dime.
-Te amo.
-También te amo conejito- termino la llamada, tenía que averiguar cómo había muerto Boston Natouch, y el por qué su familia todavía no lo sabía. Había muchas cosas pendientes.
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Alejandra se bajó del taxi, y se dirigió a la caseta de vigilancia que tenía la mansión Thitiwat. El abogado le había dejado la dirección, y le había deseado suerte, en su momento se rio internamente, en ese momento se reía, pero de sí misma, los nervios la estaban consumiendo. Sabía que ese día llegaría, y en su momento lo vio muy lejano, pero todos esos años que creyó que serían eternos, ya habían caducado, el esposo de ambas habia muerto, y era hora de verse las caras por primera vez frente a frente.
Ella tenía la ventaja de saber de la existencia de Samantha, así que no sabía como reaccionaria la otra mujer.
-Buenas tardes- saludo el imponente hombre que la miraba como si la traspasara.
-Buenas tardes- respondió el asiático.
-Busco a la señora Samantha Natouch- dijo con todo el valor que podía.
-¿Quién la busca?
-Soy Alejandra Natouch- se irguió.
Si el hombre se sorprendió no lo demostró, solo asintió y se metió de nuevo a la cabina, para llamar por teléfono.
-Adelante, por favor- le dijo el hombre abriendo el portón con el mando a distancia.
La mujer se volvió a subir al taxi, y este de inmediato se puso en movimiento. En cuanto el carro de detuvo Alejandra bajo, se acomodó la ropa, quitándose las pelusas y arrugas inexistentes, y con paso tembloroso se dirigió a la gran puerta de madera, la cual fue abierta en cuanto llego a esta.
-Bienvenida- la saludo una mujer canosa- pase por favor- pidió dando unos pasos hacia atrás.- Sígame por favor.
La llevo hasta la sala y le indico que tomara asiento.
-Por favor espere aquí, la señora Natouch bajara en un momento.- salió del lugar.
Samantha daba vueltas por el invernadero, mientras su hija seguía regando las plantas.
-¿Por qué estás tan nerviosa mamá?- cuestiono la joven.
-No lo estoy- le sonrió satisfecha de que ya no la llamara por su nombre.
-Sé que tengo poco de conocerte, pero eres muy trasparente- contesto acercándose.
-¿Lo soy?- pregunto mirándola sin dejar de sonreír.
-Earth es igual a ti, un libro abierto.
-Déjame abrazarte- pidió conmovida.
Intouch se acercó a su madre e hizo lo que pidió, Samantha Natouch era una desconocida hacia unos días, pero había demostrado ser una gran persona, al igual que los demás. Pronto podría ver a su padre, y el hecho de que fueran a buscarle para hacerla feliz a ella, era más que suficiente.
-No se por quién estas tan nerviosa mamá- repitió su parentesco, ya que le hacía sentir bien- pero todo estar bien.
-Gracias mi pequeña- le acaricio la cabeza.
-Somos familia.
Y con esa última frase, Samantha se llenó de valor para ver a esa mujer, que se hacia llamar señora Natouch.
-Tu sigue, yo regresare pronto.- contesto con voz quebrada y beso su mejilla tratando de contener las lágrimas.
-Todo estará bien- la animo su hija.
-Gracias- le sonrió antes de ir a donde la otra mujer.
Subió rápidamente a su habitación para acicalarse, no quería dar una mala impresión, no sabía con que se encontraría, pero no quería estar en desventaja.
-Buenas tardes- saludo Samantha seriamente, con la mirada puesta en la mujer extranjera.
-Buenas tardes- se levantó.
-¿En qué puedo ayudarle?- pregunto indicándole que se sentara y ella haciendo lo mismo.
-Lamento presentarme de esta manera- se disculpó.
-No se preocupe- dijo por cortesía, ya que era obvio que la situación no era nada comoda.
-Debe de estarse preguntando quien soy y por qué la busco.
-Así es- apretó sus puños y le dio el pase a Pannin que les llevaba el té.
-Soy la señora Alejandra Natouch- tomo la palabra en cuanto la canosa que se había retirado.
-Curioso que tengamos el mismo apellido- la miro tomando una de las tazas, solo por hacer algo.- yo lo tengo por mi marido.
-Yo también.- la imito tomando la otra taza de té.
-Es algo muy curioso, admito que me sorprendió.- dijo la rubia.
-Me lo imagino- dejo la taza en el pequeño plato sobre la mesa.
Samantha también dejo su taza, ya que el pulso era demasiado errático.
-¿Cuál es el motivo de su visita?
-Esto es bastante difícil de decir- inicio- y sé que aunque no lo admite, también es bastante incómodo.- la miro irguiéndose en su lugar- yo también soy la esposa de Boston Natouch.
La otra mujer se quedó de piedra, mirándola con ojos desorbitados.
-¿Disculpe?- susurro sorprendida Samantha.
-Boston y yo nos casamos en Italia, después de que se casara con usted- empezó- cuando estaba esperando a Prem.
-¿Qué es lo que está diciendo?- se levantó del sillón, con respiración acelerada.
-Yo quería haberme presentado antes- contesto nerviosa.- pero Boston no me lo permitió.
Samantha jadeo sin poderse creer lo que escuchaba.
-¿Quería presentarse antes?, ¿Boston no se lo permitió?, ¿Usted se está escuchando?- levanto la voz- si esto es una broma, déjeme decirle que no me causa risa.
-¿De verdad cree que estoy bromeando?, ¿Qué haría este largo viaje para decirle mentiras?- también se levantó.
-Pues no veo que otra razón la traería aquí, tan lejos de su país.
-Después de tantos años, pude tener el valor de presentarme frente a usted, y, ¿Usted cree que yo estoy bromeando?- cuestiono incrédula la extranjera.
-No encuentro una respuesta más lógica- respondió anonadada.
-Yo conocí a Boston antes que usted, nos enamoramos a primera vista, fuimos destinados.- dijo con los dientes apretados- pero su querido padre lo prometió con usted- la señalo- y eso nos arrebató nuestra felicidad.
-No está bromeando- comprendió con los ojos bien abiertos, dejándose caer de nuevo en el asiento.
-Lamento decirlo, pero no.- también se sentó arrepintiéndose de su ataque de frustración y haber levantado la voz, incluso señalándola como si Samantha tuviera la culpa, tristemente nadie la tenía.
Por muchos años había culpado a la otra mujer por haberse interpuesto entre ella y Boston, pero al pasar los años, y haber investigado la relación que tenía Samantha con su esposo, y darse cuenta de cómo este la trataba a diferencia de ella, había comprendido que las cosas habían sido como tenían que ser. 
Incluso ella le había pedido a su esposo que no fuera tan duro con Samantha, pero el había hecho oídos sordos, hasta ahora.
-Entonces- se lamio los labios resecos- ¿Usted se casó en Italia con Boston?- cuestiono aun incrédula.
-Así es Samantha, yo también me case con Boston.
-Pe… pero eso no es posible, eso es poligamia, es ilegal- levanto la voz.
-No en todos los países.
-En el suyo y el mío si lo es- puntualizo.
-Basados en las leyes que nos rigen, usted es la esposa legal de Boston, pero si hablamos de sentimientos, los lugares cambiarían.
-¿Por qué?- fue lo único que podía decir, ya que su mente no podía procesar toda esa información.
Su esposo por más de veinte años, había tenido otra esposa todo ese tiempo. Ella había aceptado con sabor amargo las amantes de Boston, ¿Pero una esposa?, ¿Cómo podría asimilarlo?
Su esposo, tenía otra familia a la que amaba, eso era más fuerte que todo lo que había vivido a su lado. ¿Cómo lo tomarían sus hijos?, ya estaban divorciados, pero él nunca dejaría de ser su padre.
-¿Por qué viene y me lo dice ahora?- le cuestionó la rubia.
-La razón por la cual hoy tengo el valor- la miro con ojos llorosos- es porque Boston ya no está en este mundo- su voz se quebró.
-¿Qué quiere decir con que ya no está en este mundo?- pregunto sintiendo como su sangre se congelaba.
-Boston falleció hace unos días- confeso con las manos apretadas.
-No, no puede haber fallecido.- dijo sin poder creer lo que escuchaba.
-Fui egoísta al no haberle aviso antes- se estrujo las manos- lo lamento.
-Usted viene aquí a decirme que es esposa de mi marido, y que el ya falleció, ¿Y se disculpa?- rugió la rubia.
-Entiendo su rabia, y yo podría haberme hecho presente hace muchos años, y podría haberle hecho saber de la muerte de Boston en cuanto sucedió, pero fui egoísta y cobarde, por ello le pido perdón.
-¿Qué gana con todo esto? – sollozo sin poderlo evitar.
-Usted sabe la verdad, y yo, por fin pude enfrentarme a mi demonio.
-¿Su demonio?
-Si, mi demonio, el que me persiguió por todos estos años, el demonio de ser la otra, aunque me hice llamar la señora de Boston Natouch, pero nunca lo fui realmente, ni ppude darle una familia, y usted si- soltó el llanto.
-¿No tuvieron hijos?- cuestiono.
-Soy estéril, así que sustituimos a los hijos por perros- le sonrió entre lágrimas- usted le dio lo que yo no pude.
-No, usted le dio lo que yo no pude darle- la miro borrosamente por las lágrimas- el amor que él esperaba, a mí nunca me amo- se encogió de hombros.
-Digamos que entre las dos le dimos lo que él quería, descendencia que su padre le pedía, y el amor que el necesitaba.

SOLO MÍO (COMPLETA, EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora