Margaret
Me desperté en mi cama.
La verdad que estaba más cómoda que de costumbre, no sé, como la que tenía antes...
En un acto de fe pura, abrí los ojos, y allí estaba. Mi cuarto. El cuarto de Margaret Guard.
Casi al instante, sonó mí teléfono.
-¿Viste?- pregunté entusiasmada.
-Sí. ¿Le avisas a los chicos? Te espero en el parque.
-Okay, me cambio y voy.
Al terminar la llamada, hice una videollamada con los chicos.
-Hola Mora- dijo Paula un poco dormida.
-Decime que es importante, que me despertaste- noté un toque de irritación en la voz de Tom.
-No soy Mora.
-¿Eh?
-Me cambio y nos vemos en el parque.
Así y tal como lo dije, me cambié y salí.
Allí, en el parque, me esperaban los chicos.
Mora
Después de terminar la llamada bajé, ya que estaba ya cambiada y lista para salir.
Abajo, me encontré con mi hermano, que seguramente ya había hasta desayunado ya que siempre se despierta temprano.
-Hola Marc.
-Hola Mar- me dijo. Aún pensaba que era Margaret porque no se lo había dicho todavía.
-Te equivocaste de persona, hermanito- dije pasándole la mano por atrás del hombro y yendo hacia la puerta.
-Em, sabes que podés dejar de fingir, ¿No? No hay nadie acá.
-Pero no estoy fingiendo- arqueó una ceja- vamos, vení que te explico.
Cuando llegamos a la plaza, ya estaban Paula y Tom, que al vernos se levantaron rápidamente.
A juzgar por sus caras, Paula todavía seguía dormida, ya que era bastante más temprano de la hora que nos despertaríamos en vacaciones. Y Tom, estaba simplemente maldiciendo a la persona que lo despertó a las ocho de la mañana.
-Buenos...-a Pau se le escapó un bostezo- Buenos días, chicos.
Tom saludó con la mano.
-¿Tan cansados están?- preguntó Marcos- ¿A qué hora pensaban despertarse?
-No sé. A las diez, once, depende el día- siguió la misma persona.
El que estaba al lado mío abrió los ojos como platos.
-Como sea- se dirigió a mi- ¿Por qué tan temprano?
-Sí- le siguió Tom- me despertaron a las ocho de la mañana. Un sábado. En vacaciones. Tiene que ser algo importante.
-Ah, ¿Entonces no soy el único que está confundido?- preguntó mi hermano.
Negaron con la cabeza.
Unos segundos después, fue Margaret la que llegó.
-Ahora sí- todos nos sentamos- expliquen- demandó mi amigo.
-Bueno- empezó Margaret. básicamente yo soy yo, y ella es ella.
Todos se la quedaron mirando, por tal obviedad.
-Ay, lo siento chicos, que explique Mora, que todavía me está llegando la sangre al cerebro.
Ahora se dirigieron a mí.
-Bueno, lo que pasa es técnicamente lo que ella dijo. Yo soy Mora y ella Margaret. Cambiamos de cuerpos de nuevo.
-¿¡¡¡Qué!!!?- gritó Paula histéricamente.
-Shush- le dijo Tom- que la gente duerme -se giró a mí y a Margaret- ¿Y cómo pasó?
-Tengo una teoría- se adelantó Mar- digamos que por lo menos yo, no estaba muy contenta con mi vida en ese entonces, y según mis cálculos, Mora tampoco -negué con la cabeza- entonces, por eso lo de intercambio por consecuencia, porque era como si quisiéramos intercambiar cuerpos.
-Sí- concordé- pero ahora empezamos a apreciar nuestra vida o una de esas cosas grasas por el estilo. Y aquí estamos.
-¿Pero y qué con todo lo que descubrim... descubrieron?- preguntó mi hermano.
-Okay- empezó Margaret- creo que estas son dos cosas aparte. Sí, cambiamos de nuevo de cuerpos, pero, al final, todo lo de la causa de todo esto, lo de mi mamá, la suya...- nos miró a mí y a Marcos- Chicos, esto es algo que tenemos que resolver todos juntos.
Nos miró a todos.
-¿Se animan?
Margaret
Todo había terminado.
Lo habíamos logrado. Habíamos cambiado de cuerpos de nuevo.
Habíamos aprendido a apreciar lo que teníamos.
Y todo el barullo que seguía habiendo... lo resolveríamos. Todos juntos.
Pero a pesar de todo, había una cosa que tenia pendiente hacer.
Entré al palacio después de nuestra charla en el parque. Había terminado, y finamente solo había una cosa que necesitaba para estar satisfecha.
-Hola- me saludó mi hermano mientras que iba al comedor- ¿Madrugaste?
Asentí.
Después de decirle buenos días a mi papá también, subí las escaleras. Al llegar al segundo piso, giré por el pasillo a la derecha.
Hice todo el camino hasta llegar al final, a la última puerta.
Al estar en frente de ella, toqué.
-¿Se puede?
Después de un largo silencio, me respondió.
-Pasá.
Abrí la puerta y me abrí paso en el cuarto. Después de cerrarla de nuevo, caminé unos pasos hasta estar en frente de la cama, en donde ella estaba sentada.
Tomé un profundo suspiro para ganar valor para lo que estaba a punto de hacer.
-Mamá- empecé- tenemos que hablar.
Hola.
East Comet de nuevo.
Estamos acá para anunciarles que han llegado al final de esta historia.
Queremos agradecerles a todos por haber llegado a este punto, y por habernos dado su apoyo en este tiempo.
También queremos invitarlos a echar un vistazo a las otras historias que tenemos, a ver si alguna les gusta.
Como sea, de nuevo, muchas gracias por todo y nos leemos pronto.
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Intercambio
FantasyCuando unos extraños cuadros las hacen cambiar de cuerpos, Margaret y Mora, unas chicas totalmente diferentes de 14 y 15 años, tendrán que hacerse amigas y descubrir como arreglar todo.