Capítulo 41: Jenna

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Ya había pasado una semana desde que Marcos se había enterado. Nos estaba ayudando, pero un día, estábamos Paula y yo, y llego con una chica.

Era de nuestra edad, de su misma altura. Tenía el pelo rubio con tonos marrones y lacio hasta poco más que los hombros. Sus ojos grises complementaban su sonrisa.

-Hola. Ella es una amiga mía, de futbol. Ellas son una amiga y mí hermana.

Paula fue como un rayo a saludar.

-Hola. Paula. Amiga de tu amigo, bueno, no tanto porque yo soy más amiga de la hermana de tu amigo. Seguro que no la conoces y no te la presentó, obvio excepto ahora, bueno, yo sí. La conozco. Pero no es que me la haya presentado, sino al revés. Era tan amiga de mi amiga que me mostró su hermano, y también él me enseñó a andar en skate, seguro que a vos no, bueno a mi si y lo hago increíble gracias a él. Como sea, soy Paula, ¿Cuál es tu nombre?

-Wow, tu amiga es intensa- le susurra a Marcos.

-Ni que lo digas.

-Yo soy Jenna.

-Jenna. Lindo nombre. Digo, no es de acá, y todos los que estamos acá tenemos nombres de acá. Ya sabes, en español, Marcos, Paula. Y el tuyo es en inglés, pero que sea extranjero no hace que no sea lindo. Igual a mi me gusta mas el mío, Paula, ya sabes, es más llamativo, más simple y más hermoso, pero también es porque es mío. Seguro que a vos te gusta más el tuyo. Es algo de cada uno. Lo que sea, lindo nombre.

- Y también tiene la autoestima alta.

-En realidad eso es nuevo. Igual, Paula, me encanta que nos estés acorralando en la puerta, pero queremos entrar. ¿Podrías...

-Sí, obvio, feliz Pascua- mi amiga se apartó.

Ellos entran.

-¿Acaba de...

-Sí.

-Dijo...

-Feliz pascua.

-¿Lo hace seguido?

-Bastante. Y lo se, es raro.

-Que bueno, porque pensé que era la única. Como esa vez que era feriado, y no había práctica, pero yo pensé que sí, y fuÍ, y no había nadie, pero después llegaste vos y nos quedamos juntos haciendo cualquier cosa.

-Sí. La mejor clase de mi vida.

-¿Saben? Yo no sé jugar al fútbol. ¿Me enseñas?

-Sí, eso, no creo que sea buena idea.

-¿Por qué?

-Porque, sabes, la última vez no nos fue muy bien. Se empuja con el pie de atrás, no con el de adelante.

-Pero ya aprendí.

-¿Quieres que yo te enseñe?

-No. Quiero que él lo haga. ¿Entonces?

-Okay, en algún momento, pero ahora no puedo. Creo que ya lo notaste, pero tengo, ya sabes, una invitada.

-Ah, cierto. ¡Feliz Pascua!- y se va.

-Tienes razón. Lo hace seguido, pero eso no evita que me caiga bien.

-Sí, y en realidad, es un poco extraño. Porque la primera vez que lo dijo, estábamos en una situación bastante extraña, de la que no quiero hablar, y después lo empezó a hacer todo el tiempo. Y, como dijiste, tampoco evita que me caiga bien. Todos tienen sus defectos, y ella es mi amiga. ¿Entiendes?

-Si. Entiendo.

-Bueno, cómo decía, está es mí hermana Mora- se notaba que lo decía con un tono extraño. Lo hace desde que se enteró que yo NO era Mora.

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