Margaret
Okay, llámenme exagerada. Llorona (aunque no haya llorado). Y muchas más cosas, pero pónganse en mi lugar.
Un día te das cuenta de que la persona que te metió en muchos problemas, te encerró, y cambio toda tu vida, para mal, es tu propia madre.
Impactante.
-En serio...
-Sí.
-Entonces...
-Sí.
-Estas diciendo que...
-¡¡¡Sí!!!
-Entonces ella es...
-M.G.
-Wow. Eso no me lo esperaba- habló Mora.
-¿Ahora entienden que pasa?
-Si - contestó mí amiga- Completamente. Absolutamente. De todos los án...
-Entendí.
-¿Y ahora que hacemos?- preguntó Mora.
-Planear cómo decírselo a Tom. No creo que le afecte, pero que se entere bien.
-Bueno punto- concordó Pau- Además, él seguro se quedó preocupado. Ya sabes, no le gusta que estés mal...
-Como a nadie le gusta- la frenó la otra.
-Gracias- le susurré- ya sabes cómo es ella.
-Y no la culpo.
Arqueé una ceja.
-¿Sabes que? No importa
-Mejor así. Además, le tenemos que explicar bien a Tom lo del cuadro, porque él fue quien en primer lugar tuvo la idea. Gracias a él nos enteramos de que era M.G.
-Sí. Gracias a él-dijo sarcásticamente- ¡¡¡Amiga!!! ¡¡¡Date crédito!!! Fuiste vos la que lo hizo. ¿O no, Mora?
-Completamente cierto.
-Bueno, sí. Me costó mucho tener el valor. Es difícil. Más porque cansa, y estaba sola. Me hubiera servido estar con alguien, además en la parte en la que me "desmayaba" aunque esta vez lo hice parada.
-Como sea. Mejor subamos, a procesarlo, y después vemos.
-Creo que es lo mejor.
Después de un rato, almorzamos. Y después de más rato, llegaron los chicos.
-Hola- saludó mi amigo- te trajimos algo.
-Uuuuuu sorpresas. Me gustan las sorpresas.
Desde la puerta me tiraron un paquete de pañuelos. ¡Pañuelos! Que mala broma.
-¡Pero si no estaba llorando!
-Seguí diciéndotelo- ironizó Marcos.
-Que feo. Yo que pensaba que se preocupaban por mí.
-Y lo hacemos. ¿No ves lo que te dimos?- bromeó Tom.
-Bueno, bueno. Podemos compensártelo. Vamos a la pista de skate, ¿Quieren venir? Siempre te gustó, y eras MUY BUENA.
Oh rayos.
-Em, es que...
-Vamos, ven- gracias por arruinarla. Al parecer mí amigo se había olvidado de que yo NO sabía andar en skate.
-Lo siento. Es que estaba llorando porque me di un golpe muy fuerte en la cabeza- inventé- y no recuerdo muchas cosas. Una de ellas, andar en skate. Así que no puedo. Lo siento.
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Intercambio
FantasyCuando unos extraños cuadros las hacen cambiar de cuerpos, Margaret y Mora, unas chicas totalmente diferentes de 14 y 15 años, tendrán que hacerse amigas y descubrir como arreglar todo.