Capítulo 17: La historia de cómo me hago la némesis de un caballo

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Margaret

Si. Leyeron bien. Tal y como está. Y así fue:

Más a la tarde había un sol muy lindo, y aunque no demasiado fuerte, había un poco de pastizal para caminar, cómo en un campo. Entonces los papás de Mora, que por cierto, son muy agradables, me invitaron a andar a caballo. Yo no me negué, por qué según mora, no había ido a ese campo desde los ¿Tres? ¿Cinco? Bueno, desde que era muy chica, así que no tenía razón por la cual saber andar a caballo.

Fuimos a un corral dónde había muchos caballos, y vi uno del que me enamoré. Era uno grande y negro. Muy hermoso. Con una crin bien cortada y cepillada.

-Uuu, ¿Cuál es ese?- pregunté apuntándolo.

-¿El oscuro? Lo amabas cuando eras chica. Al parecer el amor no se fue- respondió ella.

-El oscuro- repetí- un nombre bastante... particular.

-Si. Se lo pusiste cuando eras chica- me dijo el papá.

-Al parecer no tenía bastante idea de nombres.

- Y ahora, ¿Cómo le pondrías?

-Déxter.

- Ja- dijo riéndose la mama- lindo nombre.

-Lo sé.

-Entonces, Déxter. Yo me llevo al Pardo. ¿Y vos?- dijo señalando a la mamá.

-Yo estoy bien caminando.

Entonces fuimos y lo agarramos (con lo agarramos me refiero a ellos, porque yo no tenía ni idea). Después de ensayarlo me dejaron subirme.

-y, ¿Cómo lo hago?

-Mirá, te muestro con el Pardo- me respondió el- primero te agarras de la crin y de la riendas. Después te vas para atrás, tomás impulso, y saltás- dijo mientras con un salto se sentaba en su caballo.

-Okay. Parece fácil.

Hice los pasos y salté... fraude.

-Intentémoslo de nuevo.

Y... de nuevo un fail.

-La tercera es la vencida- dije y... si. Lo había logrado- ¡¡¡Si!!! - y entonces Déxter dio una maniobra, saltó y me caí.- ¡¡¡Déxter!!!!

"Mis" papas se rieron. Sabían que no me había pasado nada.

-Que feo de tu parte. Tu me agradabas.- soltaron otra risita.

-Tenele paciencia. Hace mucho que no lleva a alguien arriba. Yo te ayudo- dijo antes de ayudarme. Ya arriba, también me ayudaron.

-Mirá. Primero ponete más o menos en el centro. Ahora tenés que agarrar las riendas con la mano izquierda.

-Ya está.

-Okay. Para avanzar, tenés que talonear en los costados, así- dijo mientras con los talones golpeaba los costados del caballo y este andaba.

-Para doblar, tiras de las riendas para el lado al que querés doblar. Y para frenar, tirás de las riendas para atrás.

-Hagámoslo entonces - dije. Intenté avanzar, pero nada paso- no avanza, ¿Que hago?- seguí taloneando, hasta que dio una patada.

-Mejor yo te llevo- dijo María, mientras me agarraba la rienda- así por lo menos podemos andar un rato.

Fuimos para el lado contrario al de la ciudad, dónde había más campos (pero nos quedamos en el nuestro).Después de un ratito me di cuenta de que, no se cuando, pero Déxter había seguido sin la ayuda de ella. Entonces agarre las riendas y lo guie. Otro rato después el papá de Mora dijo:

-¿Que tal si galopamos un poco? Ya que ya te amigaste con el caballo.

-¡Dale!- respondí mientras empezábamos a galopar. Si. Lo había echo.

-Okay, no vallamos tan rápido, que todavía eres nueva- dijo al ver que iba demasiado rápido.

-¡Es que no puedo frenar!- dije angustiada, porque no podía. Lo intente de nuevo, y de nuevo. No paraba de tirar, pero no frenaba.

-Okay, tranquila. Los caballos generalmente frenan al llegar al final del camino- dijo, y solo ahí me di cuenta de que en unos 10 metros había una tranquera. Entre en pánico. Era muy joven para morir.

Cuando ya faltaban unos pocos metros, empezó a alentar. Pero cuando pensé que iba a frenar, hizo algo que no esperaba.

Saltó la tranquera.

Mi hora había llegado.

•••

-Creo que la próxima elijo otro caballo- dije limpiándome la tierra mientras desenciyaban a Déxter. Después de que salto, extrañamente caí/calló bien. Pero luego pateó y me fui al suelo. Si me hubiera caido en el salto, ¡¡¡Por lo menos lo habría echo con dignidad!!!

Pero bueno. No me dolió y volví caminando.

Así que aprendí algo:

Si te haces némesis de un caballo, no esperes caer dignamente.

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