Capítulo 5: Cuando la puerta no se abre

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Margaret

 -Mirá, mirá-dije mientras agarraba un papel y lo tiraba hasta la puerta secreta. No solo no se abrió la puerta sino que el papel se cayó directamente al piso.

-¿Y se supone que hay una puerta ahí?-preguntó Matías burlándose mientras comía papas picantes -Porque yo no veo ninguna puerta.

-Ey. No te burles. Tampoco lo harías mucho mejor.

-Quizás porque no lo haría. Creo que mamá tiene razón. Ves demasiadas películas. Te meten ideas en la cabeza.

-¡Ey!. Yo por lo menos fingía creerte cuando decías que los aviones eran patos gigantes. Aunque, apropósito, era ridículo.

-Tenía 4 años!

-Y bueno, ese no es MI problema- dije resaltando el mi- ahora, ¿Serías tan amable de dejar de burlarte de mí y darme unas papas?

-Okay- dijo extendiendo la bolsa para que agarre- pero no te las acabes.

-Lo voy a intentar de nuevo-le respondí luego de comerme una papá. Ya en tiendo por qué le gustan tanto.

Un rato después (o mejor dicho unos diez intentos después), Matías me dijo:

-Bueno, voy a buscar unas papas.

-Okay, okay-le respondí sin siquiera escucharlo (gran error). Estaba muy concentrada en abrir la puerta. Tenía que demostrarle que si era real.

Después de que Matías, se fuera un viento fuerte abrió la ventana y entonces el papelito se voló abriendo la puerta.

Entré pensando que mi hermano estaba atrás mío. Entonces cerré la puerta, que por dentro si tenía una manija.

Matías llegó pero obviamente no me vio.

-¡¡¡Margaret!!! ¡¡¿Dónde te metiste?!!-preguntó desesperado. Por un rato, no dijo nada.

-Creo que es mi única opción-lo oí decir,  y creo que tiro el papel. Ya no había viento así que no funciono. Matías se oía preocupado.

-¡Hermana! ¡¡¡¿Dónde estás?!!-Gritó tan fuerte que desde adentro lo escuche pero cuando salí un rato después, el ya se había ido a buscarme. Todo era un caos entre mí hermano y yo.

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