Capítulo 1: El cuadro

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Margaret

Era uno de esos días de vacaciones en los que yo me hartaba o salía con mis amigos, Paula y Tom. Entonces me soltaba mí pelo castaño y en vez de mi vestido celeste me ponía mis jeans medio rotos, mis chatitas negras y mi remera blanca que decía "WILD PRINCESS" y me iba a la plaza. También era viernes lo que significaba que Matías se había ido con sus amigos y si yo tenía suerte la bebé ya estaba dormida. Entre a casa cerré la puerta y dije;

-Hola ma. Llegue de la plaza.

-¡Hola amor!-gritó mi papá desde arriba-¡Ve a cambiarte que la gala es en dos horas!

-Todavía falta mucho-dije. Obviamente no quería cambiarme, todavía faltaban dos horas. En eso mis papás eran muuuy exagerados.

-Bueno, pero a las 04:00 te queremos cambiada y lista para la gala-dijo mi mamá bajando las escaleras. Me dió un beso-Ahora, me tengo que ir a comprar la torta para después de la gala-dijo dirigiéndose a la puerta.

-¡Esperá ma!-le grité en voz no tan alta.

-¿Que pasa Mar?- me preguntó.

-¿Que corona me pongo para la gala?-pregunté. No es que me diera mucha importancia pero me gusta verme bien, digo, ¿A quien no? -Es que tengo muchas. Si querés yo elijo, solo que...

-Te deje una en la sala de estar.

-¿En cual? ¿La primera, la segunda o la tercera?- si amigos, tal como lo oyeron. Tenemos 3 salas de estar.

-¿No te había hablado ya de una cuarta?- me corrijo. 4 salas de estar

-Perdón, pero no- dije con desilusión -¿Donde está?

-Subiendo las escaleras que están al lado del cuarto de Matías-dijo mi mamá.

-Okey má- le respondí y subí. Cuando llegué al lugar donde estaba el cuarto de Matías, subí las escaleras y vi una puerta.

"Debe ser aquí" pensé mientras abría la puerta y entraba en la habitación. Digo, era la única puerta que había, así que tenía que ser esa. La abrí y vi un sillón con almohadones de terciopelo que tenía arriba una caja con un listón de color jade.

-Voy a agarrar la corona pero antes...-dije y salte al sillón. ¡Se veía súper cómodo.!

-Si. Esto es es un sillón de buena calidad.

Abrí la caja. Vi una linda corona con un papelito pegado que decía "no tocar". Le saqué el papel a la corona y entonces una rafaga de viento lo voló de mi mano. Se cayó al piso en una esquina e hizo que se abriera algo que parecía ser una puerta secreta. Al abrirse, la puerta hizo un rechinido entonces ahí me di cuenta.

-¿Qué es eso?- me pregunté alarmada.

-¿Es una puerta?-dije confundida.

Me dirigí hacia donde estaba la puerta. Y la abrí. Vi un largo pasillo, tan largo que no llegaba a ver que había al final. En los costados, cada aproximadamente un metro, había una puerta. Me adentré en el largo camino, tenía mucha curiosidad de ver que había detrás de las puertas, pero seguí hasta el final, hasta que mis verdes ojos vieron una gran puerta doble dorada con manijas de plata. Extendí la mano para abrirla, pero la saque. Era muy raro, tenía un poco de miedo de hacerlo. Suspiré para calmarme. Puse una mano en cada manija, suspiré de nuevo y la abrí por fin.

Me cegó una brillante luz. Pensé que había algo brillante como en las películas, pero no. Era el sol de la ventana que rebotaba contra las puertas de oro.

El cuarto era chiquito, solo había una lámpara araña muuuuuuy alta, una ventana, una pequeña mesita que estaba contra la pared y no tenía nada arriba, y, un cuadro.

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