Abrí los ojos y contemple el cristal de la ventana. El vaho era cortado por gotas de agua que se deslizaban por el vidrio,trazando diferentes caminos. Algunos, en solitario,llegaban hasta la base de la ventana. Otros, en su viaje, se unían con uno o más caminos,
que los hacían cambiar de dirección y la ruta modificaba su tiempo de trayectoria. De muchas formas,la mayoría,de las gotas terminaba en la base de la ventana. Las contemple por largo rato antes de oír un buenos días a mi espalda.Me gire y lo vi poniéndose la bata y peinandose el cabello,hacia atrás,con la mano. Me sonrió y se fue al baño con algo de prisa. Para él,que alguien lo viera desaliñado era igual o peor a que lo sorprendieran desnudo. Yo me quedé en la cama,recordando la noche pasada que sin duda quedaría entre mis noches más memorables por demasiadas razones. No voy a mentir diciendo que Tannat era un maestro en la cama. Tenía experiencia para reconocer los gestos que delataban la eficacia de sus caricias,lo que le permitía redirigir sus armas y métodos, pero tenía sus tácticas muy bien ensayadas cómo para desprenderse de ellas o aceptar que no funcionaban,mas había adquirido cierta flexibilidad. Era como la madera del olivo. Mi cuerpo entumecido fue torpe también. Pese a todo me sentí muy bien y libre de al fin despertar lo que la tristeza durmió.
Después de desayunar volví a mi casa a tocar el violín,que por mucho tiempo estuvo cubierto de polvo,bajo mi cama. Otra cosa que amaba y de la que me aparte.
La vida que a nadie da tregua siguió su curso lento y constantemente,haciéndonos avanzar,pero desde ese punto todo simplemente fluyó. La vida en realidad es muy simple. La mayoría de los romances están exceptos de acontecimientos rimbombantes. Pueden ser incluso aburridos de ver o leer. Lo que acontece en ellos es sólo importante para sus protagonistas y los secundarios.
Con mi ánimo pleno,admito tuve miedo de que Tannat,se desencantara de mí,conforme empezará a ver los otros aspectos de mi carácter. Pero eso fue infundado. Él había visto mucho de mi a travez de las aguas. Poco llegó a tomarlo por sorpresa.
Lidiar con ese aspecto de Tannat,era algo difícil. Pero él nunca hizo notar lo hábil que era para armar amplios panoramas,
con tan poca información y yo no lo señalaba.Por lo que todo siguió su curso.A finales de ese año éramos una pareja bastante sólida que logró sobreponerse rápidamente a esos turbulentos meses. Acontecimientos que de haber resuelto tiempo atrás,no nos hubieran entorpecido el camino. Lo de Merus fue algo muy efímero. Esas ideas medio superficiales que te pueden alejar de lo que realmente sientes. Obviamente Merus,no era malo ni pretendió algo de eso,sólo digo que hay que saber distinguir las cosas. No es lo mismo el amor que el cariño,ni deslimbrarse que admirar. Otra cosa es que de no ser por él,no me hubiera dado cuenta de cuanto daño puede llegar a hacer, lo que no enfrentas a tiempo. De los hijos de Tannat fue con el que mejor me lleve siempre,aún que siempre estuvo más lejos que los otros.
El resultado del concurso se publicó a mediados de diciembre. No gané. Estaba condenada a no hacerlo desde que inicié mi relación con Tannat ¿Por qué? En su calidad de licenciado en leyes,era uno de los jueces y otra cosa el concurso siempre tuvo ganador. El hijo de un famoso escritorio,quien se estaba dando a conocer en el mundo de las letras. A Tannat le hicieron un recordatorio el día que pidió ayudas para retener a Héctor en prisión preventiva. Al menos obtuve una mención honrosa.
-¿En que piensas? Me pregunto Tannat,aquella noche después de la ceremonia de premiación.
-En que el mundo de las letras y del arte,en general,es monopolizado por un montón de intelectuales estúpidos que ayudan a sostener la base de la sociedad, intentando mantener al pueblo ignorante e insensible-le conteste y descanse mi espalda en la silla de aquel café.
-¿No crees que estás exagerando?-me pregunto mientras se llevaba la taza de café a la boca y ganándose una mirada mía-Perdóname. Obviamente tienes razón y esto hace parte de un complot elitista- señaló con una naturalidad que sólo podía ser un adorno más a su burla descarada.