dieciocho

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Me asustaba volver a amar porque ya sabía lo mucho que puedes llegar a sufrir. El amor no es el cuento de hadas que pensemos en los primeros años. Es más como una odisea,un viaje lleno de peligros en el que es inevitable cometer errores,caer en tentaciones,lastimar y ser lastimados entre tantas cosas que van desgastando el amor hasta volver a ese fuego,del principio, simples brasas y es cuando se alcanza este punto que corremos el riesgo de vivir su muerte. Y la muerte del amor no es fácil de sobrellevar,a veces cuesta el corazón entero.

-es hora de irnos o llegaremos tarde -me dijo después de un rato,para que me apartara de él.

-¿tarde? ¿a donde?

-hice una reservación en un restaurante. Creo que de vez en cuando es agradable ser atendido ¿no lo crees?-me preguntó y yo sólo asentí con la cabeza.

El viaje en auto duro diez minutos hasta aquel edificio de aire toscano. La comida italiana me gusta mucho. Se lo comenté alguna vez y fue un bonito detalle que recordara aquello. Era un sitio agradable,casi hogareño y la comida fue muy buena también,pero la charla fue algo escueta. Pese a la agradable de la situación y que no habíamos tenido tiempo para vernos en una semana entera,no surgía esa conexión al hablar.

La música ambiental y el murmullo de las conversaciones me envolvía,arrebatandome de esa mesa de mantel en cuadros blancos y rojos. Cuando llegó el postre apenas si le mire,no lograba conectarme con Tannat. Aún que creo que lo correcto sería decir,que no quería hacerlo,pues él era de esas personas para quien las otras eran un libro abierto,del que podía leer a su antojo. Por tanto esa actitud que yo sostenía ya le estaba hablando de demasiadas cosas.

-¿algo malo con el panna cotta?- me pregunto un rato después.

-¡no! Esta todo bien-me apresure en decir y hundí la cuchara a través de la cubierta de frambuesas,para llegar a la nata.

-estás distraída-señalo.

-si ponía atención-respondí evadiendo su mirada.

-me imagino que sí,pero no toda tu atención esta puesta en mí está noche-me dijo-y no quiero sonar demandante o caprichoso, pero hay momentos en que quiero ser el centro de interés absoluto ¿con que o quien estoy compitiendo está noche?-me pregunto antes de llevarse la copa con vino a la boca.

Lo mire un instante.

-no es un tema de sobremesa-dije al fin.

-ya veo-murmuró entrecerrado un poco los ojos -bueno,la noche es larga y ahí un sitio en el que podemos hablar más tranquilos.

No pregunte porque sabía que no me respondería. Media hora después,partimos al sector oriente de la ciudad. La noche estaba despejada y muy fría,pero también muy tranquila. Mirando por la ventanilla del vehículo, veía a los grandes edificios ir quedando atrás,asi mismo las luces de calles pavimentadas. Íbamos hacia las montañas,que estaban apenas a una hora de la capital.

Leyendo la señalética de la carretera,supe a donde nos dirigiamos exactamente y eso me alteró un poco. El destino era un sector de cabañas para el descanso,generalmente, rentadas a parejas que buscaban un sitio a solas.

-imagino que estás trabajando en el borrador para el concurso-dijo subitamente-queda muy poco.

-bueno,la verdad es que no he tenido tiempo-le dije,pero lo cierto era que ni siquiera había pensado en eso.

-muy mal. Debes comenzar ya-dijo con severidad-escribir no es sencillo Belén. Eso ya te lo había dicho.

-lo sé-murmure y mire por la ventana.

El corrector de libros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora