once

359 88 9
                                    

Como él,estuvo bebiendo le pidió a su hijo que condujese y así llevarme al hospital,yo no entendí porque tanta alarma hasta que ví la cantidad de sangre en la camisa de Tannat y, posteriormente,el doctor me dijese que había necesidad de poner puntos.

Tres puntos en el costado de mi frente y una baja de azúcar me costó el accidente,pero sonaba más grave de lo que en realidad era,al menos para mí,porque Tannat mostraba una sutil y pequeña cuota de preocupación en ese semblante inmutable.

-lamento decirle que esto dejara una marca,señorita-me dijo el doctor mientras terminaba la sutura.

-no importa,mi cabello la cubrirá-le respondí sin angustia por el tema.

El médico me sonrió y fue hasta su escritorio,para llenar una receta para unas cremas que debería aplicarme. Mi piel debe ser cuidada para no resecarse y hacerme lesiones que puedan convertirse en heridas,por lo que cualquier corte es un peligro potencial,aun cuando mi cicatrización es buena.

-ya puede irse,su padre parece un poco preocupado,digale que no tiene de qué siempre y cuando, usted siga las indicaciones-me dijo el doctor.

Yo mire a través del cristal en la puerta,hacia el pasillo,y pude ver a Tannat,de pie hablando con Merus,que estaba a su costado.

-él,no es mi padre-le dije al médico cuando me dió la receta.

Apenas salí de la consulta,Tannat se me acercó para saber cómo estaba. No quise decirle que aquello me dejaría una cicatriz porque en serio era irrelevante para mí,mas el amplio conocimiento que tenía le permitió darse cuenta de esto,
aunque no hiso comentarios en esa oportunidad.

-te llevaremos a casa-me dijo ofreciéndome su brazo para sujetarme.

No puse objeción y subí a su auto. Camino a casa pasamos a una farmacia para comprar la receta y no tuve argumentos para evitar que fuera él,quien la pagara. Al fin,cerca de la media noche,llegamos a la puerta de mi hogar. La luz de la cocina estaba encendida así que mi hermano debia estar despierto,eso me puso algo nerviosa.

-si quieres,puedo hablar con él-me dijo Tannat.

-¡no!-exclame un poco exaltada y me miró con extrañeza-no es necesario.

-creo que lo es,después de todo no estás regresando indemne a tu hogar,como debería ser-me dijo y luego incistio un poco más en el asunto.

Logre convencerlo de que no hacía falta o bien dejo el tema para que yo pudiera descansar pronto,me mencionó que me veía muy cansada. Nos despedimos y admito que en esa oportunidad,me hubiera gustado intentar algo más que unas escuetas palabras de adiós, insípidas y tiesas. Pero dentro de la casa estaba mi hermano y en el auto estaba su hijo,quien por cierto toco la bocina con cierto fastidio.

Resultó que mi hermano no estaba y sólo dejó la luz encendida,para que creyeran no estaba vacía. En cierta forma eso era un alivio,porque no tenía ganas de dar demasiadas explicaciónes de lo que pasó. Me fui directo a la cama y al recostarne en ella lo primero que visitó mi mente fue el olor de ese perfume impregnado,más que en su ropa,en su ser. Una fragancia con notas claras,pero fuertes y punzantes que difícilmente se desprendían de la memoria. Recordé también esa forma en que me abrazo y el beso aquel relamiendo mis labios,como si buscará el sabor de sus fluidos.

Cerré los ojos para apartar esas ideas de mi mente,mas entonces recibí un mensaje a mi celular con una simple frase: "que duermas bien". Se me dibujo una sonrisa y suspiré mientras recordaba todo lo que mi amiga Luz,me decía respecto a tener a alguien que te quiera,que te cuide y que te alimente el alma. Nunca negué algo de eso,pero la sombra de mis miedos estaba al acecho,aunque esa noches la luz de ese mensaje la mantuvo a distancia.

Desperté serca de las once y lo primero que hice fue revisar mi glicemia. Estaba bien y eso es un alivio,pues no tenía que ponerme la insulina. Me di un baño y tome mi celular para bajar a hacer el almuerzo,pues la hora del desayuno ya había pasado,
cuando al ver la pantalla de mi móvil ví una notificación de mi correo electrónico. Tannat me había enviado un borrador de una historia que me llamó la atención por su título: "Lamiendo sueños". La leí mientras cocinaba.

En dos páginas,Tannat,narro toda la vida de una mujer de una forma sublime,pero que no logro causarme más que reflexiones serias. Le faltaba algo.

El día lunes no fui a trabajar, usando mi accidente como excusa. Me reuní con Luz,en una fuente de sodas y hablamos un rato,de cosas de la vida y así llegamos al tema de mi "pretendiente",como ella lo llamó. Entre una cosa y la otra logro sacarme algunas declaraciones al respecto,con las cuales armó todo un panorama que,tengo que admitir,era bastante acertado.

-es un hombre mayor,te puede enseñar muchas cosas-me dijo mientras sostenía su hamburguesa-en todos los sentidos. No te digo que es el hombre de tu vida,pero ¿por qué no darle una oportunidad si te la está pidiendo?

Me quedé jugando con la pajita de mi refresco,mientras buscaba un respuesta a esa pregunta. Una respuesta que no fuera la real.

-es un hombre muy culto y sofisticado ¿por qué se fijaría en mí?-le dije después de un rato.

Luz apartó su cabello rizado de su rostro bronceado y me miró de esa forma que lo hace,cuando sabe que escondo algo. Mordió su hamburguesa,bebio un poco de soda y luego se encogió de hombros.

-si quiere aprovecharse de tí; aprovéchate de él -dijo al fin.

-sabes que yo no haría eso -exclame molesta.

-me refiero a que aprendas de él, ahora si quieres mi opinión más honesta y sería-me dijo e hiso una pausa durante la que me incline hacia delante,sobre la mesa-por lo que dices de él,me suena a un tipo muy serio y demasiado estricto para ponerse a hacer juegos de seducción. Además de que es algo chapado a la antigua y bueno eso lo limita en ciertos aspectos.

-no entiendo-le dije volviendo a mi postura anterior.

-tú sólo dale una oportunidad-me respondío y se concentró en su comida-¿o es que no te gusta?-me pregunto al rato.

De gustarme si,pero sino fuera por osas otras cosas que ni siquiera me atrevía a pensar... Bebí de mi soda y cambie el tema por uno más ligero.

Volví a casa caminando desde la fuente de sodas y recordando esos momentos a solas con él,en que me sentía tan a gusto. Ese beso,también asalto mi mente, por esas calles casi vacías. Poco antes de llegar a casa mi celular timbró y respondí sin mirar. La voz del otro lado del teléfono no me sonó familiar y cuando pregunté quien era la respuesta me obligó a detenerme.

-Soy Merus-me dijo y un escalofrío bajo por mi espalda.

-hola Merus-articule vários segundos después-¿qué..?

-me gustaría hablar contigo-me interrumpió-¿estas libre?

-si...

-pasaré por tí,sino te molesta. Hay un restaurante agradable no lejos de donde vives ¿qué te parece?

Me quedé en blanco. No supe que responder y ante su insistencia exclame:

-si,no hay problema.

-paso por ti en una hora-me dijo y colgó.

Muchas ideas pasaron por mi cabeza después de eso y si soy sincera me dió algo de miedo el asunto,aunque hasta entonces sólo había un posible tema de conversación entre los dos: su padre.

Me apresure para llegar a casa y cambiarme,sin dejar de pensar en las cosas que podría decirme. Seguramente no estaría muy de acuerdo en mi cercanía a su progenitor,porque yo soy muy joven y todas esas cosas que aunque pueden sonar prejuiciosas,también guardan cierta sensatez. 

Me puse un vestido y tome mi abrigo para esperar en la sala,aunque no tuve que hacerlo, apenas puse un pie en el último peldaño de la escalera,un bocinazo me alertó de su llegada. Salí rápido y con el bolso en la mano,revisando si llevaba mi teléfono celular. Descubrí que lo deje en mi habitación y volví por él,pero al hacerlo recibí una llamada de Tannat.

El corrector de libros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora