Me le quede viendo un tanto confundida. No era como esperaba. Se veía bastante joven, pero su actitud parecía la de un hombre que me doblaba la edad, aunque eso pasó a un segundo plano. Estreche su mano para no ser descortés,pero de inmediato le dije que yo no quería su ayuda y que no entendía porque lo habían enviado si el libro fue rechazado.Bueno eso fue lo que yo había entendi.Me escucho atentamente,un poco curioso más que cualquier otra cosa y una vez me callé,abrió su portafolios para entregarme una un panfleto donde hablaban de un concurso literario independiente.-el señor Brawn,me ha pedido, como favor;ser su corrector siempre y cuando,usted acepte participar-me dijo-el ganador podrá publicar su libro. Los estándares,de este concurso, favorecen su obra,según me han dicho.
Lo mire un momento,luego baje la vista al panfleto dándole una leída superficial.
-por si se lo está preguntando,no voy a cobrarle por mi trabajo y todo lo que tiene que hacer es enviarme los borradores a mi correo electrónico-agrego-oh y disculpe mis modales por favor. Mi nombre es Tannat,aunque mis amigos me llaman Dai.
-¿Dai?
-si es porque fui sacerdote-me dice con una sonrisa casi infantil y me invita a sentarme en una banca,en la acera-una broma de mis compañeros de seminario. Dai es grande y bueno,como vera yo no gozo de una estatura muy privilegiada-añadio mientras se sentaba a mi lado sonriendo con gentileza.
Curioso dato el que me dió, supongo que así buscaba acercarse un poco.Tengo que admitir que mi disposición,en ese momento,no era la mejor.
Me quedé callada con el vaso de café entre mis manos,el panfleto colgando de mis dedos y mirando mis zapatos pensando un poco en todo el asunto.-leí unas páginas de su borrador, el señor Brawn,me las facilitó-me dijo y se ganó mi atención-tiene talento para crear historia y sobretodo para sumergir al lector en panoramas emocionales,que arrastran a empatizar con el personaje,mas deja que el torrente de su imaginación se derrame sin ningúna técnica.
Fruncí un poco el ceño y guarde silencio. Honestamente me sentí un poco ofendida.
-en la primera página,por ejemplo,encontre algunas redundancias y errores de puntuación-continuo callandose subitamente-¿sabe cual es el peor enemigo de un escritor?
-no...
-la soberbia-me responde con un tono endulzado-un buen escritor debe estar abierto a la crítica,en especial cuando se es un principiante. Entiendo que lo que le preocupa es que su relato pierda escencia,pero le garantizo que eso no sucederá. Cuidaré bien de no tocar el alma del relato.
Saco de se bolsillo una tarjeta con su teléfono y correo electrónico. La acepte,después de eso se despidió para marcharse,sin prisa,por la acera dejándome allí con un vaso con café dulce, que me restableció los sentidos y un panfleto que me llenó de preguntas. No respondí ninguna en ese instante y al poco rato volví a casa.
Era una mañana de otoño bastante fría y el cielo parecía querer derramar una lluvia abundante,mas era la amenaza habitual durante esa estación,
una que siempre me llenaba de dudas respecto al futuro. Suelo pensar mucho en otoño y mientras caminaba sobre la alfombra se hojas,de regreso a casa,me quede en un limbo de pensamientos. No fue hasta llegar a mi hogar,que logre echar a andar toda la máquina en mi cabeza ¿cuantos escritores principiantes tienen la oportunidad de contar con un corrector de libros? Definitivamente menos de los que desean esa ayuda y yo tenía esa posibilidad,era absurdo desperdiciarla. Unas horas después,por la tarde,le envié un correo electrónico a Tannat,mas este me respondió por la noche. Cuando yo estaba por irme a dormir.Me pidió una vídeo llamada y acepte,olvidandome del pequeño detalle de que estaba en pijama y mi habitación era un caos de papeles con dibujos,
escritos,como también de partituras. Él en cambio apareció muy compuesto,en un estudio con libreros sin un sólo espacio vacío,por lo que pude ver.-debo decir que me sorprendió que se decidiera tan pronto. Si soy franco,creí que mi tarjeta terminaría en la basura-me dijo apenas me vio atraves de la pantalla.
-bueno...soy la primera persona en admitir tengo grandes falencias en mi prosa-le dije mirando el teclado para no enfrentar esa mirada violeta que parecía un muro de amatistas.
Me sonrió.Tendría que habituarme a esa mueca gentil,
pero que podía decir todo o nada sin jamás permitir,a quien la ve, saber que guardaba realmente.
Se produjo un largo silencio que rompí preguntando qué sucedía, pues se me queda viendo algo extrañado.-no fue mi intención interrumpir, podemos hablar mañana-me dijo.
-¿interrumpir? No,yo no estaba haciendo algo importante...
-pero ya se iba a dormir. Está en pijama-me señaló y la sangre se me fue a la cabeza.
Es que por el frío duermo en un pijama que es más un disfraz de conejo. Estuvieron muy de moda aquí,el año pasado,y bueno yo guardé el mío. Pero me sentí ridícula,corte la videollamada para saltar a mi cama y la esconderme entre las mantas. Mi lado vergonzoso y cursi ¡en todo su esplendor!
