doce

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No sabía si responder o no. De pronto me sentí como haciendo algo malo por salir a hablar con Merus. El celular seguía timbrado y yo no me decía,por suerte dejo de sonar y con eso fue suficiente para recuperar el aliento. Tannat no me llamaría hasta dentro de unas horas, tenía hábitos muy predecibles e inamovibles,no me llevo mucho tiempo darme cuenta de eso.No estaba segura porque me sentía en falta con él,no hacia algo malo realmente. No lo reflexione en esto hasta después.

Cuando salí de casa,Merus bajo del automóvil para abrirme la puerta. Fue algo que me sorprendió porque no había tenido ningún gesto agradable conmigo. Tampoco tenía porque tenerlo,pero siempre que me miraba se sentía su recelo hacia mí,cosa que me causaba una sensación desagradable,aun cuando entendía sus motivos y por supuestos no creía que él,
fuera una mala persona.

Subí dandole las gracias y partimos de inmediato hacia el restaurante. No hablamos durante todo el camino,lo que provocó,entre los dos,una leve tensión de la que yo trataba de escapar mirando por la ventana, mas lo único que lograba con eso era perderme en mis pensamientos que divagaban entre las incómodas posibilidad del tema,que podíamos llegar a tocar en esa charla. Al llegar descubrí que alguna vez entre ahí a pedir un vaso con agua para tomarme un medicamento, no fueron muy gentiles conmigo en aquella oportunidad.

Era un lugar agradable,ni muy elegante ni muy simple; promedio y eso me hiso preguntarme varias cosas respecto a lo que él,pensaba de mí. Nos sentamos en una mesa, ordenamos y aunque soy paciente,admito que cuando alguien dilata demasiado las cosas tiendo a ponerme algo ansiosa y en vista que Merus,no parecía animarse a hablar,yo le pregunte de que teníamos que charla los dos.

-de mi padre -respondío enseguida-¿de qué más podríamos hablar?-añadió mirándome fijamente,después se sonrió-tranquila,no pretendo agredir o cuestionar tus motivos para estar con él.

-yo no...-decia,pero me calle al notar que lo había interrumpido.

-desde que tengo memoria él, a estado solo-continuo mientras habría la servilleta de tela azul para ponerla en su regazo-aun que ha tenido una que otra pareja. Mujeres con vidas construidas y resueltas en todos los aspectos,mas nada próspero con ellas.

No hice cometarios y un poco incómoda bebí de esa copa con vino blanco.

-...y aunque no lo demostrara y mucho menos lo comentara,mi padre,si sufrió por esas rupturas-prosiguió con un tono de voz más bajo-supongo que es difícil para una mujer adaptarse a un hombre con tantos hijos. Claro que desde entonces las cosas han cambiado bastante- dijo para finalizar.

Hubo un largo silencio entre los dos,pues no supe que responder a eso. Bueno la verdad no quise comentar nada y me concentre en la comida por tanto tiempo como él,me lo permitió.

-¿no dirás algo al respecto?-me pregunto tranquilamente.

-en tendí la advertencia-declare con un poco de pasar -pero creo que te estás apresurando un poco.

-vaya,la percepción que mi padre tiene de tí no está equivocada-comento logrando que yo lo mirara con curiosidad-me ha hablado de tí un par de veces. Dice que eres alguien muy sensible,pero no refiere a los sentimientos ni mucho menos, sino al sentido de percepción que tienes. Talvez por eso le gustas tanto.

Escucharlo decir eso me llevo la sangre a la cabeza de golpe. No sé si es timidez u otra cosa,pero cada vez que alguien dice algo semejante,la cara se me enciende. Respire profundo para recuperarme y poder encararlo sin parecer una manzana confitada. No lo logré y que se riera sólo me hiso todo más complicado.

-eres muy dulce-comento con buen ánimo,casi divertido.

"Eres muy dulce" para cualquiera hubiera sido un cumplido,para mi fueron como las campanas que despertaron un demonio dormido en mi interior. Oí aquello con otra voz,con una que creí olvidada y que me causó un escalofrío de terror.

El corrector de libros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora