- ¿Entonces puedes tratar de no comportarte como una imbécil con Ruby?- preguntó Samantha después de estar media hora hablando con su hermana.
- Si, si, trataré como una reina a tu amiga ¿Contenta?
- Noe, lo digo en serio. Los únicos que te soportan son tus empleados y Christian. Trata de llevarte bien con ella.
- Dirige Luis Vuitton- protestó la mayor- No puedo ser amiga de mi rival, es como si el lobo fuera amigo de los tres cerditos.
- Solo te pido que no la humilles ¿Puedes hacerlo por mi?
- Eso es trampa- Samy sonrió sabiendo que por fin Noelia había cedido- ¿Solo me has llamado para esto?
- Por supuesto que no. Voy a pintar la casa y necesito a alguien que tenga buen gusto, y ese no es mi marido- las hermanas rieron un poco- ¿Que color crees que quedará mejor?- la mayor levantó la vista y observó la habitación unos segundos.
- Un gris azulado es un color bonito- dijo finalmente.
- ¿Verdad? Nathan quería pintarla de negro y rojo- habló como si estuviera diciendo una barbaridad- Menos mal que le convencí de que me dejara a mi arreglar la mayoría de la casa, porque o si no terminaría mudándome.
- Siempre tienes mi piso libre- ambas hermanas habían vivido juntas durante la época universitaria de Noelia, pero de eso hacía ya años. Ahora Noelia tenía veintisiete años, dos carreras y un lujoso trabajo que le había permitido comprarse unos cuantos caprichos. Su carácter había ido cambiando al largo de los años y ahora poco quedaba de su ella universitaria.
Su hermana por su lado aún tenía veinticinco, acababa de terminar el máster en programación y para su fortuna le había ido muy bien a la hora de encontrar empleo. Recién casada, con una hipoteca enfrente suya y un buen trabajo que la mantenía.
Su marido también tenía un buen trabajo en un laboratorio de investigación bastante importante.
- Lo tendré apuntado por si algún día necesito despejarme de las paredes rojas que hay en el baño.
- ¿Un baño rojo?
- Si... ¿Te dije que quería ir a nuestra boda con un esmòquing rojo? Suerte que Mario lo convenció de que no lo hiciera- frunció el ceño cuando escuchó aquel nombre sin saber quién era la persona que le estaba hablando. Pero como no conocía a la mayoría de los amigos de su hermana no le sorprendió escuchar un nombre no muy familiar- Tiene una obsesión con ese color.
La tarde de ellas hermanas Price continúo con tranquilidad, dejaron de hablar del pésimo gusto del marido de Samantha para centrarse en otras cosas.
*****
- ¿Entonces ahora tienes que ser amable? Eso va ser divertido de ver- se burló Christian cuando Noelia terminó de contar lo que su hermana le había dicho.
- ¿Divertido? Va a ser horroroso- la representante de Cartier se cruzó de brazos, suspirando pesadamente- Dios, cuanto tardará el dichoso ascensor- masculló. Llevaban casi diez minutos esperando al ascensor. Hoy habían puesto algunos de ellos en mantenimiento, dejando solo a dos disponibles pero era imposible conseguir uno, siempre había alguien que lo llamaba antes de que llegara a su planta.
Subiría por las escaleras, pero quería llegar viva al despacho, no pidiendo un pulmón nuevo porque el otro se lo había dejado subiendo cuarenta y siete pisos.
Sus ojos se iluminaron cuando vieron que el ascensor bajaba hasta su planta, alguien debía de ir a recepción. Las puertas se abrieron y saludó con un levemente movimiento de cabeza a los hombres que salían antes de subir con velocidad junto con el pelirrojo.
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En la cima
RomanceEran las personas más diferentes que podían existir. Una no creía en el amor y la otra vivía por él. Noelia hacía lo que quería, y Ruby solo lo que le decían. Una mujer con un profundo corte que no sana, y otra mujer con mil heridas que no sabe que...