24 de diciembre
Casa de Noelia- ¿Seguro que con esto voy bien?- volvió a preguntar Noelia, mirándose en el espejo mientras daba una vuelta sobre si misma- Porque puedo ponerme el...
- Si, vas perfecta. Ya te lo he dicho, no hace falta que te pongas el traje que usaste en la boda de tu hermana para una cena de navidad con mis padres- Ruby hizo que se girara tomándola del cuello del abrigo y le dejó un beso rápido- Aunque los calcetines si te los podrías cambiar.
- Ni loca. Hay que llevar algo de navidad en la cena de Navidad, además ni se ven- Noelia llevaba los calcetines de Santa Claus que llevaba todos los años para aquel día.
- Pero yo se que están ahí- la mayor levantó ambas cejas y Ruby suspiró, no había forma de convencerla- Está bien, vamos ya antes de que pillemos retenciones.
Noelia tomó la bolsa que contenía dos botellas de vino, cada una podía costar lo mismo que un televisor, luego la bolsa de los regalos y buscó las llaves de su coche.
Ruby había decidido poner a la venta su coche ridículamente caro el otro día, así que no quería usarlo más. Por lo tanto el coche de Noelia era la única opción.
Una vez llegaron al edificio donde vivía Ruby después de una pequeña retención de veinte minutos, dejaron el coche en un parking y subieron al ascensor, con los nervios a flor de piel. Después de la no muy exitosa merienda juntos la pelinegra no mantenía muchas esperanzas era que aquella cena cambiara algo, pero Noelia iba en serio, así que solo rezaría por que sus padres se comportaran .
Las manos de la mayor jugueteaban con las asas de la bolsa, nerviosa. Ruby se percato de ello, así que aprovechando que estaban las dos solas se acercó poniendo su cabeza sobre su hombro.
- Nos podemos ir en cualquier momento y celebrar la noche buena tu y yo solas, okay?- Noelia asintió dejándole un beso rápido mientras se cambiaba las bolsas de brazo para poder tomarle de la mano- Te quiero mucho.
Salieron del ascensor y caminaron hasta la puerta, abrieron con las llaves mientras daban un saludo fuerte para avisar que ya habían llegado.
- ¡Si que habéis venido pronto! -exclamó Judit, apareciendo en el recibidor con una sonrisa.
- Así no pillamos tanto tráfico luego, cuando todo el mundo vaya a las cenas- explicó Ruby, que tomaba la bolsa de los regalos para dejarlos debajo del árbol de navidad con cuidado. El día anterior habían ido ambas a comprarlos después del trabajo.
- Voy a poner algo en la mesa para picar mientras se termina la cena, venir- la señora Morgan le llevó hasta la mesa, como si Ruby no viviese allí o Noelia no se hubiese quedado a dormir decenas de noches.
En el salón, George se encontraba abriendo unas botellas de vino. Al escuchar que su hija había llegado había empezado ya a preparar todo.
- Papá, no hace falta, Noe ha traído vino caro- le dijo antes de que terminara de abrir la botella y tuvieran que beberla sí o sí.
- Este vino también es bueno, hija- Ruby negó, le sabía mal decirle a su padre que no hacía falta beber aquel vino cuando tenían uno diez veces mejor en la bolsa, especialmente sabiendo que Noelia tenía un gusto refinado cuando se trataba de vino.
- Pap...
- Pues entonces dejaré las botellas en la cocina- dijo Noelia, interrumpiendo a Ruby con una sonrisa. Por caerle bien a sus suegros bebería del peor vino si hiciese falta.
Judit salió de la cocina con una bandeja llena de aperitivos que coloco con cuidado sobre la mesa y luego todos se sentaron, empezando a comer con una pequeña charla sobre el tiempo helado que estaba haciendo aquella semana.

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En la cima
RomanceEran las personas más diferentes que podían existir. Una no creía en el amor y la otra vivía por él. Noelia hacía lo que quería, y Ruby solo lo que le decían. Una mujer con un profundo corte que no sana, y otra mujer con mil heridas que no sabe que...