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30 de julio- Hotel de Los Angeles
7:45

- Buenos días- saludó vagamente cuando abrió la puerta de la habitación. Noelia le había enviado un mensaje segundos atrás advirtiéndole que estaba fuera.

- ¿Estas lista?- preguntó levantando la vista de su teléfono y respondiendose a ella misma la pregunta. Ruby aún tenía el pelo desecho.

- 5 minutos y bajamos a desayunar- la pequeña dejó la puerta abierta, invitando a Noelia entrar.

- ¿Se te han pegado las sábanas?

- Si, un poco. Me quedé más de la cuenta terminando de ver una película- confesó rebuscando en su bolsa de aseo el peine.

- ¿En serio? ¿Cuál?- Ruby sintió una oleada de calor y el cristal del espejo le confirmó que se estaba poniendo igual de roja que un tomate.

- No me acuerdo del nombre, era muy aburrida de todas formas- no podía decirle el título a Noelia. Seguro que la reconocía al instante- ¿Sabes que hay para desayunar?- buscó cambiar de tema.

- Es buffet, es lo único que se- respondió la de ojos ámbar apareciendo por la puerta del baño que estaba abierta de par en par- ¿Por qué no pruebas a rizar el pelo? Te quedaría bien.

- Paso, liso tiene menos complicaciones- respondió sin apartar los ojos del espejo.

- ¿Siempre buscas la opción menos complicada?

- ¿A que te refieres?- preguntó después de analizar por un segundo a Noelia, lo había dicho bastante sería, así que no podia estar bromeando.

- A nada... Vamos a perder el turno del desayuno, y esta vez no será por mi culpa, Morgan- ante aquel repentino cambio de tema de conversación Ruby la miró más seria aún, tratando de descifrarla, pero Noelia tenía una cara de póker perfecta.

- Odio cuando te vuelves indescifrable- farfulló antes de continuar haciéndose el pelo. Estúpida Noelia y su aire de misterio ¿Se creía que estaban en un episodio de Detective Conan?

Noelia decidió ignorar el comentario de Ruby y esperarla sentada en un sillón que había en la habitación del hotel. Estaba rara. Ruby había estado comportándose extraño desde que cogieron el avión. Hacia cosas que de normal no haría, demasiado atrevida para su carácter la mayoría de veces tímido.

Y no estaba imaginándose cosas, ayer por la noche en definitiva Ruby la acorraló con intenciones no muy heterosexuales de su parte.

Su cabeza era un tambor de pensamientos ruidosos, necesitaba quedarse en blanco por un segundo para poder aclarar su mente. Pero Ruby salió del baño y caminó en silencio por la habitación hasta su maleta. La abrió y sacó una sudadera color rosa pastel de su interior que le vendría unas tallas de más. Pensó que podría ser de su novio, pero aquel hombre seguro que no se ponía algo de color rosa ni muerto.

- ¿Tienes toda la ropa en la maleta aún?- preguntó subiendo los pies en el sillón, no es que Noelia fuera pequeña, es que el sillón era enorme.

- Si, solo estamos un par de noches, no voy a quitar todo lo que me he llevado porque luego no voy a poder volver a ponerlo- Ruby fue a quitarse la camiseta de tirantes que llevaba pero se detuvo a mitad camino recordando que no estaba sola, y que unos ojos ámbar la miraban atentamente- Baja los pies del sillón, Noe, que luego el personal de limpieza se va a cagar contigo- dijo caminando al baño, para cambiarse allí la parte de arriba.

- Perdón, perdón- sus zapatillas volvieron a tocar el suelo. Miró las maleta llena de cosas y volvió a hablar- Pues yo he dejado todo colgado en el armario.

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