Llegaba tarde, pero eso era algo que a Noelia no le importaba mucho en estos momentos. Sólo podía caminar alegremente por los pasillos del edificio pensando que acababa de firmar un contrato con una de las mejores modelos del mundo.
- Buenos días y perdón por la demora- saludó felizmente cuando entró por la puerta sin importarle lo más mínimo las miradas de los presentes. Caminó dirección a su asiento y se sentó observando la mesa con una pequeña sonrisa de superioridad.
- A buenas horas llega, señorita Price- se quejó uno de los representantes, pero a la mujer no le podía importar menos su opinión. Mientras que aquel hombre estaba ahí sentado escuchando como Cartier volvía a tener el número uno, ella estaba asegurando otra vez su liderazgo.
Noelia Price trabajaba como una de las representantes de Cartier en uno de los edificios de moda más importantes del mundo, y podía asegurar que era una de las mejores haciendo su trabajo, o su menos eso era lo que representaban las estadísticas.
Llevaba dos años trabajando en la cima, siendo la número 1, y a pesar de que al resto de hombres que en ese momento estaban en la habitación con ella les gustaría decir que era por pura suerte, no podían. Todos sabían que Noelia Price estaba allí arriba por méritos propios.
- Lo bueno se hace de esperar, Señor López- le contestó Noelia formando una sonrisa arrogante en su rostro- ¿Hay alguna novedad?
- Si, señorita Noelia, por eso rogamos puntualidad- y aunque lo pidieran siempre, Noelia la mayoría de veces llegaba tarde.
- Oh, ya veo ¿Y cuál es la noticia?- preguntó fingiendo entusiasmo, con las dos manos juntas sobre su pecho.
- Le presentamos a la señorita Ruby Morgan, la nueva representante de Louis Vuitton- la morena giró su vista hasta que se encontró cara a cara con la pelinegra de la semana pasada, la misma mujer con la que mantuvo una pequeña discusión en la boda de su hermana.
Esto tenía que ser una mala broma del destino, pensó regalándole a la nueva compañera de mesa una sonrisa cínica. La persona más odiosa dirigiendo la marca que más odiaba. Tenía que ser una broma pesada.
No era que aquella mujer le hubiese hecho algo malo, más haya de tirarla al suelo por un estúpido ramo de flores y gritarle delante de todo el mundo.
La reunión siguió sin muchas novedades para Noelia, otra vez su marca había quedado numero uno, y nuevamente casi todos los representantes le habían echado una mirada de odio. Le extraño bastante que la tal Ruby no lo hiciera pero lo relacionó a que sería nueva y todavía no tenía el tiempo necesario para odiarla.
- Eso es todo hasta la próxima reunión. Puntualidad por favor- pidió otra vez aquel hombre, mirando a Noelia quien parecía no hacerle mucho caso. Suspiró, sabiendo que lo más seguro es que aquella mujer llegara tarde el mes que viene, como casi siempre pasaba.
Después de que todos se despidieran, Noelia se levantó de la silla y empezó a andar hacia la puerta. Tenía que organizar la sesión de Jennifer Turner y eso sí que no podia hacerse esperar.
- Disculpe...- Noelia se paró en seco cuando escuchó aquella voz ahora conocida- Me han dicho que me tienes que enseñar el edificio y...- la representante de Cartier maldijo en voz alta a todos los hombres que acababan de salir de aquella sala, sin importar que varía gente la mirara confusa por el repentino insulto. Habían aprovechado que llegaba tarde para empaquetarle a la nueva. Con un vago suspiro volvió sobre sus pasos hasta quedar cara a cara con la tal Ruby, mejor amiga de su hermana.
- Tienes un mapa en la entrada, y estoy segura que las de recepción tienen más tiempo libre que yo para enseñarte todo ¿Alguna duda?- fue a caminar otra vez hasta la salida, pensando que aquella mujer ya no hablaría, pero se equivocó.
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En la cima
RomanceEran las personas más diferentes que podían existir. Una no creía en el amor y la otra vivía por él. Noelia hacía lo que quería, y Ruby solo lo que le decían. Una mujer con un profundo corte que no sana, y otra mujer con mil heridas que no sabe que...