8.

2.4K 184 35
                                    

-Noelia traigo tu café -se escuchó la voz de Ruby justo antes de que la puerta del despacho se abriera. La pelinegra se quedó estática en el lugar, mirando con cierta curiosidad a Noelia que se encontraba en frente de un pequeño armario, con un anillo entre sus manos. ¿Anillo?

- Ah, gracias- en un abrir de ojos la mayor guardo aquel anillo en una pequeña caja de terciopelo y cerró el armario. Una mueca de tristeza apareció en su rostro, pero nada más vio a la representante de Luis Vuitton sonrió suavemente. ¿Que era aquel anillo? Entonces recordó la conversación que mantuvo con su mejor amiga, Noelia estuvo a punto de casarse ¿Entonces ese era el anillo de la boda?- Un día de estos tendré que devolverte todos los cafés- para cuando Ruby volvió a la tierra, la representante de Cartier tenía sus manos sobre las de ella, tomando el vaso.

- No es nada, lo hago porque quiero- Noelia fue a hablar, pero el teléfono de la pequeña la interrumpió.

- Lo siento, es mi novio- se disculpó la pelinegra sacando de su bolso el móvil para atender la llamada. Noelia solo rodó los ojos preguntándose cuantas veces tenía que llamarla aquel hombre al día. Unas cincuenta seguro, pues según le había dicho Chris, que almorzaba con Ruby la mayoría de días, su novio la llamaba tres veces a la hora.

- Hola, amor.

- Hola cariño ¿Que tal el trabajo?- apesar de que Noelia prefería no escuchar las conversaciones el teléfono de la representante de Luis Vuitton tenía bastante voz, y siempre se escuchaba toda la conversación.

- Bien, estoy tomándome un café.

- Oh, es verdad, son las 11, a esta hora siempre vas a traerle un café a tu compañera- Y tu siempre llamas también a esta hora, pensó Noelia rodando los ojos. Llevaba una semana llamando a Ruby a la misma hora, una semana donde lo que se suponían que tenían que ser sus pacíficas charlas con la otra mujer, solo eran silencio. Noelia se callaba y escuchaba.

¿No te cansa que te llame cada dos por tres?- quiso preguntar cuando Ruby colgó la llamada. A ella sí que le molestaría bastante. Pero no dijo nada, solo se quedó en silencio apoyada en su escritorio.

Podía tratar bien a Ruby, no le caía mal, pero no tenía porque preocuparse por ella, y su vida privada no le importaba y mucho menos si estaba relacionada con aquella tan odiosa palabra, amor.

- Creo que debería volver al trabajo- y otra vez había pasado un día sin el que Noelia pudiera hablar con ella.

- Si...- Ruby hizo el movimiento de ir a decir algo, pero no lo hizo, en cambio miró directa al armario donde se encontraba aquel anillo. Si no estaba equivocada aquel anillo debería de ser el de la boda que nunca se llegó a celebrar. El anillo de la mujer que le rompió el corazón a Noelia. ¿Pero por que aún conservaba aquello si la hizo sufrir tanto?

- Nos vemos el lunes- se despidió finalmente Ruby, sin mencionar nada de lo que pensaba, porque no tenía la confianza, ni la determinación suficiente para preguntar.

Una vez de nuevo en la tranquilidad de la oficina Noelia se dejó caer sobre la silla, apoyando la cabeza en el respaldo.

Escuchó la melodía de su teléfono, alguien la estaba llamando.

- ¿Si? Noelia Price al habla.

- ¿Noe? Soy yo, Samantha. ¿El domingo lo tienes libre? Mi marido va a hacer algo de comida, por si querías venir- sonrió cuando escuchó la voz de su hermana. El domingo quería adelantar unos trabajos para no ir tan saturada durante la semana, pero siempre podía hacer un hueco por Samantha.

- Claro que voy, el domingo me tienes en tu casa a la hora que digas.

*****

- Pasa, pasa, estábamos haciendo risotto- dijo Samantha nada más abrió la puerta y vio a su hermana mayor.

En la cimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora