4.

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Las semanas habían pasado con rapidez. Ruby poco a poco empezaba a sentirse más cómoda en el trabajo. Los que trabajaban para su marca habían dejado de tenerle miedo por si los despedían y podía conversar con ellos algunas veces sin sentirse mal.

Se llevaba bien con Chris, el pelirrojo se paseaba de vez en cuando por su despacho para saludarla y distraerla del trabajo. Se solía preguntar si el no estaba tan ocupado como ella, pues parecía tener bastante tiempo libre.

Noelia por otro lado seguía tratándola con amabilidad fingida. Ruby no era tonta, y sabía que aquel golpe de simpatía de la mayor no era sincero. Las sonrisas que le regalaba no eran para nada parecidas a la que vio la primera vez que la conoció. Aquella era genuina, llena de felicidad, pero las que le daba ahora solo eran un leve movimiento de labios que no tenían ninguna emoción.

Pero si tenía que ser sincera prefería eso a que la ignorara como hacía con el resto de gente que no estaban dentro de su círculo.

No solía hablar mucho con Noelia, algún día no habían cruzado ni tan solo una palabra, pues había rechazado todas las veces ir a comer con ella y Chris. Su novio prefería comer solo con ella, así cuando llegaba la hora y Mario iba a por ella se iban a un restaurante los dos solos.

- Señorita Morgan, le traigo unos documentos- dijo una señora mayor cargada de papeles. Rápidamente se levantó y los tomó entre sus manos, regalándole una sonrisa agradecida.

- Muchas gracias- una vez la mujer se marchó de su despacho, se sentó en su silla, empezando a observar uno a uno los papeles hasta que uno le llamó la atención.

"Cartier" se habían equivocado. Por lo visto era algo que solía pasar con frecuencia. Dejó aquella carpeta en un lado y continuó mirando las demás, por si otros documentos habían terminado en su despacho, pero ese era el único.

Miró la hora reclinado la silla suavemente, aún eran las 11 de la mañana.

Tomó el documento que le pertenecía a Noelia y se levantó de la silla. Aquellos papeles eran una buena escusa para ir a pasear unos minutos y distraerse del trabajo.

Pasó por la máquina de café y después subió por las escaleras. Era un piso, tampoco se iba a morir. Ya conocía el edificio bastante bien, dudaba que se volviera a perder como el primer día.

El despacho de Noelia no fue difícil de encontrar. Tocó la puerta un par de veces y tardó unos segundos en escuchar la voz de la representante de Cartier dándole permiso para entrar.

Dentro de la habitación estaba Noelia de pie, en frente de un pequeño armario, cerrando uno de sus cajones con algo de pesar. Cuando sus ojos ámbar hicieron contactó con Ruby abrió la boca ligeramente de la sorpresa. No se esperaba que ella fuera a su despacho.

- ¿Pasa algo?- no se molestó en regalarle una falsa sonrisa, solo caminó hasta su silla, dejandose caer sobre esta. Puso ambas manos sobre el escritorio, esperando a que la pelinegra hablara.

- Me han traído estos documentos a mi despacho por error, y también te he traído un café- Noelia no se preocupó en ocultar su sorpresa por aquel último detalle.

- ¿De que es?

- Es un macchiato- una sonrisa se puso en el rostro de Noelia, y Ruby podía asegurar que era la primera vez desde la boda que la veía sonreír de verdad. Al parecer había acertado con su elección.

- Muchas gracias- la de ojos ámbar se apresuró en levantarse de la silla para tomar el vaso entre sus manos junto a los documentos. Volvió a sonreír separándose un poco, sí, sin duda tenía una hermosa sonrisa- ¿Necesitas algo más?

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