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7 de octubre
Despacho de Noelia.

Noelia cerró el portátil de golpe, haciendo que el hombre que estaba sentado en frente suya diera un pequeño saltito.

La representante de Cartier contó hasta diez antes de mirar a su empleado. Si no lo hacía era posible que aquel hombre terminara aquel día despedido.

- ¿Que se supone que es esto?- cuestionó con el tono de voz más calmado posible.

- Es el video promocional para la nueva colección, señora Price.

- Y dime, usted que opina del trabajo que has realizado?- silencio, el hombre no se atrevía a levantar la vista de sus pies- Reformulo mi pregunta. ¿Cree que tiene la calidad necesaria como para ser aprobado? De verdad me va a decir que...- pero las palabras de la mujer murieron en su boca al ser interrumpida por dos golpes en la puerta. Tomó aire, maldiciendo a la persona que acababa de llamar. Como fuese otro de sus empleados los iba a despedir a ambos- Adelante.

La puerta se abrió, mostrando a Ruby con una caja de carton que entraba con una sonrisita. Sonrisa que se fue al ver a Noelia de pie en su escritorio con uno de sus empleados sentado en la silla, angustiado. Pobre hombre.

- ¿Interrumpo algo, señorita Price?- preguntó con un tono educado que hizo que Noelia retuviera una sonrisa.

- No, no se preocupe, señorita Morgan- la representante bajó la vista al portátil y luego la llevó nuevamente a su empleado, que se tensó en el momento- Vuelva a hacerlo, mañana a primera hora lo quiero aquí con el trabajo realizado.

El hombre asintió y se levantó de la silla, cogiendo el portátil de la mesa antes de empezar a huir de aquel despacho, sonriendo timidamente a Ruby por el camino que lo miraba sin comprender muy bien. Tal vez sólo estaba agradecido de que gracias a su aparición, Noelia no le hubiese despedido.

- Te habían traído este paquete, pero como estabas de reunión les he dicho que me lo dejaran a mi- explicó Ruby levantando la caja y acercandose a la mesa.

- Gracias- Noelia la tomó dejándolo en un lado del escritorio, ya lo abriría más tarde. Miró curiosa a Ruby, que aún seguía en la oficina, esperando algo- Voy a quedarme esta tarde trabajando, así que iré a dormir a mi casa.

Ruby asintió, borrando un poco su sonrisa. Ayer Noelia también se quedó hasta tarde trabajando en la empresa y durmieron separadas por primera vez en una semana. Ya no estaba acostumbrada a tener todo el colchon para ella sola, o a despertarse por el despertador y no por las manos de Noelia acariciandole el pelo.

- Está bien ¿Hablamos por teléfono esta noche?

- Te enviaré un mensaje cuando terminé de cenar- Ruby asintió, se acercó unos pasos al escritorio de Noelia. La mayor sonrió al ver como los labios de la pelinegra se elevaban hacia arriba de forma traviesa- ¿No fuiste tu la que dijo nada de besos en la oficina?

- Noe, te paseabas por mi oficina cada dos por tres con cualquier excusa- Noelia se encogió de hombros.

- Tu tampoco te negabas. Vete a casa ya, antes de que pilles trafico- y después de pronunciar aquellas palabras se acercó y le dejó un beso en la frente, aprovechando que aquel día era ella la que llevaba tacones.

- Está bien, te libras de mi por ahora. Te llamo esta noche- y felizmente le dejó un beso rápido en su boca antes de irse del despacho.

Noelia se dejó caer en la silla con una sonrisa decorando sus labios. Si sus empleados la vieran en ese momento llamarían corriendo a una ambulancia.

Continuó trabajando una, dos y tres horas más, hasta que le dolía la espalda de llevar casi 13 horas sentada y su cabeza ya no asimilaba más información. Ya continuaría mañana, pensó levantándose.

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