13. Tranquila, tigre

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Erin no tenía ni idea de qué esperar, así que se puso ropa cómoda pero presentable y esperó junto al fuego. La mayoría de los estudiantes subían a sus dormitorios por la noche para pasar el rato con sus compañeros de cuarto, así que reinaba la calma en la sala común. Erin miraba su reloj cada dos minutos, sin saber muy bien qué estaba esperando.

Cuando quedaban 2 minutos para las diez, Tamsin se acercó a Erin, luciendo bastante confundida.

–Erin, Wood está en la puerta. Son casi las diez, ¿Qué está haciendo aquí?– ella preguntó. ¿Wood estaba en su puerta? ¿Qué?

Erin se puso de pie, tan confundida como Tamsin y caminó hacia la entrada. ¿Entonces Oliver literalmente le iba a mostrar algo?

Abrió la puerta para revelar a Oliver Wood, casualmente apoyado contra la pared.

–Merlín, Wood, ¿Qué estás haciendo aquí?– Erin susurró.

–Te dije que tenía que mostrarte algo– se encogió de hombros – Vamos.

–¿A dónde vamos?– Erin preguntó, sin moverse ni un centímetro.

–A la práctica de quidditch de Slytherin.

–¿Qué? ¡Pero son las diez de la noche!– Los equipos de quidditch siempre practicaban antes del desayuno o antes de la cena.

–Exactamente– dijo Oliver y arqueó una ceja, indicando que algo sospechoso estaba pasando. Eso sí llamó la atención de Erin. Oliver se dio la vuelta para alejarse, pero Erin sabía que escabullirse por el castillo era arriesgado por la noche.

–¡Espera, Oliver!– Ella lo llamó – Conozco una forma mejor– Oliver se dio la vuelta y ella lo arrastró dentro de la sala común de Hufflepuff. Afortunadamente, solo quedaban pocos estudiantes despiertos y a la mayoría de ellos no parecía importarles. La sala común de Hufflepuff fue visitada a menudo por otras casas, aunque técnicamente no estaba permitido, por lo que no fue un gran problema.

–Podemos pasar por las ventanas de allá arriba. Estaremos afuera sin tener que atravesar los pasillos del castillo– explicó Erin – Pero si vamos a estar espiando en una práctica de quidditch, traeré algo extra, espera.

Erin corrió hacia sus dormitorios, poniéndose un cálido suéter gris sobre su camisa. Agarró su cuaderno y su pluma para anotar algunas de las estrategias de Slytherin. Se miró en el espejo y rápidamente se cepilló el cabello. Probablemente él ni siquiera se daría cuenta, pero ella todavía quería verse tan bien como pudiera en una situación tan inesperada.

–Estoy lista– dijo mientras bajaba. Oliver llevaba un jersey de cuello alto negro que le sentaba muy bien. Erin apartó los ojos de él y abrió la ventana.

–Bueno, vamos– dijo y cruzó las manos para que él entrara.

–¿Me vas a empujar?– Oliver preguntó con nerviosismo, de lo que Erin se burló.

–¿Crees que no soy lo suficientemente fuerte? Puedo patearte el trasero también si prefieres eso– siseó.

–Tranquila, tigre– sonrió mientras se acercaba a sus manos, encontrando un buen agarre en el alféizar de la ventana. Se incorporó con facilidad y se retorció a través de la ventana.

–Vamos– dijo y se acercó. También puso las manos en el alféizar de la ventana y se impulsó hacia arriba lo más que pudo hasta que Oliver pudo alcanzarla y tirar de ella por completo.

–Qué ejercicio– suspiró Oliver cuando ambos aterrizaron en el césped.

–¿Me estás llamando gorda?– Erin dijo en broma, haciéndose la dolida, lo que inmediatamente hizo que Oliver se sintiera incómodo.

𝐂𝐚𝐩𝐭𝐚𝐢𝐧 |𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora