31. Estaremos bien

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Salir con Oliver era lo mejor que le había pasado a Erin. Todos los días se despertaba con una sonrisa y todas las noches se acostaba con una. 

Oliver era un novio excepcional, y Erin tuvo que admitir que no se lo esperaba. Algunas veces era un poco posesivo, pero a Erin le gustaba eso. La hizo sentirse amada.

Todas las mañanas, después del desayuno, la acompañaba a clase y, si tenían un tiempo libre juntos, pasaban algún tiempo juntos. Por lo general, se sentaban juntos en la hierba junto al Gran Lago, hablando básicamente de todo, pero sobre todo de quidditch. Siempre venía a verla justo antes del toque de queda, solo para darle un beso de buenas noches. Realmente no peleaban mucho. Erin tuvo que presionarlo un poco para que se disculpara con George y, a veces, discutían cuando él se ponía de mal humor porque ella hablaba con George, pero no era la gran cosa. Discutieron, pero nunca tuvieron peleas reales. Erin estaba feliz.

Ella todavía lo instruyó, pero más porque le gustaba pasar tiempo con él. En realidad, las notas de Oliver se habían vuelto bastante buenas, pero de todos modos sus sesiones de tutores se habían convertido más en sesiones de besos. 

Ella estaba tan, tan feliz.

Era principios de abril y el primer día cálido del año. Erin se había aprovechado de eso arrastrando a Oliver al patio para un juego de Gobstones. 

Ella estaba riendo a carcajadas después de que Oliver había perdido otra ronda. 

–Deja de reír, ¿Quieres?– se quejó, sonriendo también – No me gusta este juego.

–Oh, lo disfruto muchísimo– sonrió Erin, arrojando otra piedra.

 –Vamos a hacer otra cosa.

–No, acabamos de empezar– dijo Erin, luciendo sus mejores ojos de cachorro. 

–Vamos amor, sabes que soy inmune a esos ojos– Oliver sonrió y la tomó por la cintura, acercándola más a él. 

–¿Estás seguro?– Erin preguntó, todavía mirándolo.

–Sí, estoy seguro. Además, hay cosas mucho mejores que hacer que Gobstones– dijo, dándole un pequeño beso en la nariz.

–Hmm, me gusta tu forma de pensar– dijo Erin, dándole un beso en los labios. 

–Vamos al lago– dijo Oliver y se puso de pie. Extendió su mano y levantó a Erin. Cuando le tocó la cintura para mantenerla firme, ella se estremeció. 

–Olvidé lo delicada que eres– sonrió Oliver. 

–No lo soy.

–Creo que sí, lo eres– Erin quería alejarse un paso, sabiendo lo que Oliver estaba haciendo, pero él la mantuvo cerca. Su mano se deslizó alrededor de su cintura, haciéndole cosquillas en el lugar que acababa de descubrir.

–No, no Oliver, ¡Basta!– Erin se rió, tratando de soltarse de su agarre. 

–Esto es algo que disfruto mucho– Erin finalmente se liberó de su agarre y corrió hacia el lago, con Oliver pisándole los talones.

–¡Vamos, que lento eres! Menos mal que no eres un Cazador– bromeó Erin mientras sus pies golpeaban el césped. Pasó corriendo junto a un grupo de Ravenclaw, la luz del sol calentaba su piel. Redujo la velocidad un poco, dándole a Oliver la oportunidad de alcanzarla. La agarró por la cintura y tiró de ella consigo al suelo.

–Te tengo– susurró Oliver mientras le apartaba un mechón de cabello de la cara. Ella lo besó lentamente. 

–Me tienes.

𝐂𝐚𝐩𝐭𝐚𝐢𝐧 |𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora