34. ¿Estás lista para conocer a mis padres?

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Dos meses nunca habían pasado tan rápido. El tiempo vuela cuando te diviertes, dicen los muggles. Y Erin definitivamente se divirtió. Ya no era la capitana de su equipo de quidditch, pero Cedric le había ofrecido el puesto nuevamente para el próximo año. De todos modos, la temporada había terminado. Todo lo que quedaba para este año era estudiar para los exámenes y pasar el mayor tiempo posible con Oliver.

Y lo hizo. Las cosas no podrían ser mejores. El cazatalentos de Puddlemere United le había pedido a Oliver que visitara una de sus prácticas durante el verano y, por supuesto que había aceptado. Había estado de muy buen humor desde entonces y si él estaba de buen humor, también lo estaba Erin. 

Su día favorito era su cumpleaños, porque aunque Oliver no siempre fue la persona más romántica, realmente se había esforzado.

Había esperado fuera de la sala común de Hufflepuff para acompañarla al desayuno. Luego le había enviado una pequeña tarjeta de cumpleaños. Después de las clases, la llevó a la cocina para una verdadera fiesta de pastel de cumpleaños y habían pasado el resto de la tarde en el lago, hablando y besándose mucho. Pero su regalo de cumpleaños fue absolutamente mágico. 

–Tengo algo para ti– había dicho cuando se tumbaron en el césped junto al Gran Lago. Oliver estaba apoyado contra un árbol mientras que Erin estaba sentada entre sus piernas, con la cabeza descansando pacíficamente en su pecho.

–Oh, ¿No me digas que lo hiciste? – preguntó, mirando hacia arriba. 

–Sí– dijo y buscó en los bolsillos de su chaqueta. Erin se dio la vuelta y lo miró con curiosidad. 

–Para celebrar tu decimoséptimo cumpleaños– sonrió, entregándole un regalo plano, que estaba bastante mal envuelto. 

–Gracias– Erin sonrió y le dio un beso rápido. Abrió con cuidado el paquete, revelando un espejo.

–¿Estás diciendo que me veo mal?– Bromeó Erin, mirándose al espejo. Sorprendentemente, no vio su reflejo. 

–No del todo– sonrió Oliver, buscando de nuevo en sus bolsillos. Sacó un segundo espejo, exactamente el mismo que sostenía Erin. 

–Míralo– Erin levantó el espejo de nuevo y casi sintió un ataque de corazón cuando no vio su reflejo, sino el de Oliver.

–¿Qué demonios es esto?– Erin se rió, confundida. 

–Es un espejo doble. Cuando me gradúe y tú todavía estés aquí, todavía podemos vernos. Todo lo que tienes que hacer es mirarte en el espejo.

Erin se miró en el espejo por un rato, luego lo sostuvo cerca de su pecho.

–Gracias. Honestamente, es el mejor regalo de todos– dijo y se acurrucó en su camisa. La rodeó con los brazos y la sentó en su regazo.

–¿Puedo verlo de nuevo?– murmuró mientras giraba su colgante en su mano. Había reproducido el recuerdo en él al menos mil veces, pero aún así le traía alegría cada vez. Abrió el colgante y pronto apareció el recuerdo. Se vio a sí misma huir de Oliver, antes de que él la agarrara por la cintura y la tirara hacia atrás, haciendo que ambos cayeran al suelo. Ella sonrió mientras lo veía besarla. Se veía feliz, estaba feliz.

Y luego una lágrima rodó por su mejilla.

–Oye amor, ¿Qué pasa?– Oliver preguntó confundido al notar el repentino cambio de humor de Erin. 

–No es nada– Erin se rió entre dientes torpemente, secándose rápidamente la lágrima.

–Definitivamente pasa algo– Oliver cerró con cuidado el colgante y le levantó la barbilla con cuidado para que ella tuviera que mirarlo a los ojos. 

𝐂𝐚𝐩𝐭𝐚𝐢𝐧 |𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora