49. Tenía todas las palabras adecuadas

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Erin se miró al espejo por última vez. Todavía amaba mucho el vestido. Se había recogido el pelo en suaves rizos y se había maquillado un poco, pero no demasiado. Se sentía hermosa.

–¿Me puedes subir la cremallera?– Preguntó Beatrice, quien entró en la habitación. Beatrice no era una chica femenina en absoluto, pero decidió ir por un vestido. Se debatió en venir en traje, pero en el fondo, ella también quería sentirse como una princesa por la noche.

–Chica, te ves tan deslumbrante– dijo Erin mientras subía la cremallera del vestido color anaranjado de Beatrice.

–Podría decir lo mismo de ti. Mi yo bisexual está excitada– bromeó, abrazando a su mejor amiga.

–Vamos a pasarlo genial, ¿Verdad?– dijo y Erin asintió. Iban a hacerlo.

Erin se había sentido mucho mejor estos últimos días. Sintió como si se hubiera llenado un vacío en su corazón. Estaba lleno de esperanza.

–Vamos, hay dos pelirrojos esperándonos– Beatrice sonrió y tomó la mano de Erin. Eran casi las ocho, así que era hora de encontrar a sus parejas.

La sala común estaba llena de estudiantes, todos nerviosos o emocionados. Era tan extraño ver a todos en vestidos y trajes, pero a Erin le encantaba.

–Señoritas, debería ser un crimen verse tan deslumbrante– gritó Anthony mientras bajaba las escaleras.

–¿Lo sé, verdad?– Beatrice se rió mientras se unían a sus amigos.

–Tú tampoco te ves tan mal– dijo Erin, reajustando su corbata de moño torcida.

–Sí, apuesto a que ahora te arrepientes de haberme rechazado– sonrió y le guiñó un ojo. El grupo caminó hacia el Gran Comedor, listo para una noche infernal.

–¡Allí están!– Beatrice dijo y tiró de Erin escaleras abajo. Sus ojos se encontraron con los de George mientras él le sonreía alegremente. Se veía muy elegante con su esmoquin.

–No se ven apuestos– dijo mientras se unían a ellos. George tuvo problemas para encontrar las palabras, ya que estaba completamente hipnotizado por Erin. El vestido que llevaba le quedaba perfectamente y se veía deslumbrante en general. Había llegado a un acuerdo con el hecho de que ella estaba fuera del mercado, y algún día encontraría a alguien así para él, pero no podía negar el hecho de que pensaba que ella parecía una real diosa.

–Te ves hermosa esta noche, cariño– dijo y extendió su brazo, que Erin tomó con gusto. Entraron en el Gran Comedor y admiraron el paisaje. Todo el salón se transformó en un país de las maravillas invernal.

–¿Quieres un trago?– Preguntó George, ya que habían encontrado un lugar vacío para pararse.

–Seguro, gracias– George agarró a Fred del brazo y lo arrastró hasta la mesa con un puñetazo.

–George se ve guapo, ¿No crees?– Preguntó Beatrice, moviendo las cejas. Erin sabía lo que estaba sugiriendo.

–Sí, se ve guapo– dijo simplemente, sin querer meterse en eso. Ella había alejado todos esos pensamientos durante las últimas dos semanas, ya que solo complicaba las cosas. No quería pensar en la decisión. Tenía que elegir entre Oliver y George y, aunque ya había elegido, todavía tenía que hablar con él y no quería perderlo. George se había convertido en una persona muy importante para ella y sabía que elegir a Oliver significaba perder parte de la conexión que tenían y no estaba preparada para eso. Ella entendía que él prefería no estar mucho con ella y con Oliver, pero tenía miedo de eso. Era tan egoísta, quería a los dos, Oliver como su novio y George como su amigo, pero entendía que eso podría ser difícil para George.

𝐂𝐚𝐩𝐭𝐚𝐢𝐧 |𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora