14. Justa, no se puede decir que de ambas partes

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Las semanas previas al partido de Gryffindor contra Hufflepuff fueron emocionantes por decirlo menos. Tanto Oliver como Erin se habían concentrado completamente en sus equipos, entrenando más duro y por más tiempo. Sus compañeros de equipo no siempre estaban contentos con eso, pero estaban en excelente forma.

Oliver y Erin todavía eran amigos y ocasionalmente hablaban, pero como Oliver había predicho, comenzó a ponerse un poco nervioso la semana antes del juego y evitó a Erin. A Erin no le importaba porque necesitaba concentrarse. Este sería su primer partido oficial como capitana de quidditch de Hufflepuff, por lo que necesitaba demostrar su valor. Cuanto más pasaba el rato con él, más la distraían sus sentimientos, así que cuando él no le dijo nada los últimos días antes del partido, ella incluso se sintió un poco agradecida.

–Buena suerte hoy– dijo ella cuando se cruzaron en el Gran Comedor el día del partido. Él la miró con severidad, pero ella pudo ver los nervios haciendo una fiesta en su cabeza. Se alegraría cuando todo esto terminara. Si perdían, sabía que estaría disgustada por eso durante al menos un par de días, pero como le había prometido a Oliver, seguirían siendo amigos.

–¿Cómo te sientes?– le preguntó Beatrice en el desayuno. Erin no podía comer nada con el partido a solo dos horas de distancia. Le temblaban las manos y con cada nuevo trueno, se estremecía.

El clima era absolutamente terrible. Llovía inmensamente y las nubes oscuras hacían que pareciera que era de noche.

–Increíblemente ansiosa– susurró Erin. Antes de un partido, todo el equipo de quidditch siempre se sentaba en el Gran Comedor para discutir los planes de última hora, el espíritu de equipo y calmar los nervios de los demás. No quería que los otros miembros supieran lo nerviosa que estaba. Los necesitaba lo más concentrados posible.

–Oye, estaremos bien, puedes hacer esto– dijo Beatrice y puso su mano sobre Erin para calmarla.

–Vamos, Cap– dijo. Ella tenía razón. Ella era la capitana y necesitaba deshacerse de estos nervios y pensar. Iban a jugar en una tormenta eléctrica masiva, entonces, ¿Qué podían hacer?

–Equipo, traigan sus varitas al vestuario– dijo decidida y se metió una tostada en la boca.

Cuando finalmente llegaron a sus vestuarios, el clima solo había empeorado, pero Erin estaba decidida. Necesitaba mostrarles a todos que era una buena capitana de quidditch y, aunque estaba un poco enamorada de Oliver, necesitaba aplastarlo hoy.

–¡Bueno, escuchen!– dijo cuando todos terminaron de cambiarse a sus túnicas de color amarillo canario.

–Afuera es un infierno absoluto y eso puede causar algunos problemas. Sin embargo, podemos prepararnos. Todos los de quinto año en adelante, use el hechizo Impervius en su capa, guantes y gafas. Repelerán el agua. Todos los que no hayan aprendido el hechizo aún, consigan que un estudiante de último año lo haga– dijo y realizó el hechizo en su propia capa, guantes y gafas. Se recogió el pelo en una cola de caballo apretada y repasó su táctica una última vez. Iban a realizar su Inmersión en espiral Hawkshead y ganarían.

–Cuento contigo, Ced– dijo y le dio a su Buscador una sonrisa alentadora. Necesitaba atrapar la snitch para ganar.

Cuando finalmente llegó el momento de jugar, Erin todavía estaba sorprendida por el inmenso frío que la golpeó cuando salieron volando. Su capa podría haber sido repelente al agua, pero definitivamente no era repelente al frío. Voló hacia donde estaban Madame Hooch y Oliver, al llegar bajó de su escoba. El suelo se había convertido en un gigantesco baño de barro que se aferraba a sus botas.

–Capitanes, estrechen la mano– dijo Madame Hooch, apenas audible en la tormenta. Las gradas estaban llenas de estudiantes, pero Erin ni siquiera podía escuchar sus vítores. Todo lo que podía oír era lluvia y un estruendo.

𝐂𝐚𝐩𝐭𝐚𝐢𝐧 |𝐎𝐥𝐢𝐯𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐨𝐝| ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora