Capítulo 15

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Como pasa el tiempo ¿no?

Ya son meses desde que llegamos a Obelia y gracias a la princesa Athanasia, mi estadía en la torre a sido más llevadera.

Desde esa fiesta de té, ella comenzó a visitarme en la torre.

Notó que en realidad me estaban dando trabajo que eran directamente responsabilidad de los magos.

Por lo que les dieron una sanción y me asignaron un mago, que se encargaría solo de mi.

Ahora iba junto a mi nuevo maestro al palacio, ya que él tenía una reunión con el emperador.

Pocas veces he venido aquí, pero cada vez que lo hago me sorprende la cantidad de objetos mágicos que tiene.

Según mi maestro, al emperador no le gusta llenar el palacio de guardias, ya que eso le incomoda a su esposa e hijas, por lo que, solo hay guardias alrededor del palacio, en las puertas de entrada y salida, y en ciertas zonas restringidas.

Y a dentro del palacio solo habían objetos mágicos que se activaran al mínimo indicio de peligro.

-Lucas tu esperaras afuera mientras yo entro a la reunión con el emperador, si vas a pasear por el palacio, ten cuidado con lo que tocas.

Bla bla.

Me habla como si fuera un niño.

Ya se que debo tener cuidado por donde voy y con quien voy.

Ya lo sé.

Vi cómo mi maestro entraba a la sala de audiencias dejándome por fin solo.

Como no tenía nada que hacer, comencé a caminar por el palacio.

No lo conozco pero lo mejor es dejar que mis pies me guíen a cualquier lugar.

Camine por los silenciosos pasillos, solo se escuchaban mis pasos y eso era algo tranquilizante.

Todo iba bien hasta que escuché unas voces.

Se que mi madre me dijo que era de mala educación estar escuchando conversaciones ajenas pero cada segundo, el tono de esas voces iba en aumento.

Con cautela me acerqué al origen de esas voces y vi como la princesa Jennette estaba teniendo una acalorada conversación con otro joven.

-Deberias saberlo, se supone que eres parte de la familia imperial. ¿Como fuiste capaz de humillarme así?

-Yo...lo siento...pero no tenía la intención de humillarte...

-A veces me pregunto si tienen algo en esa cabeza...parece como si solo tuvieras aire...

Noté como los hermosos ojos de gema de la princesa Jennette comenzaba a acumularse lágrimas.

Ella quería llorar y estaba tratando de no hacerlo.

-Agh. Ni se te ocurra ponerte a llorar Jennette, ya fue suficiente con tener que soportarte en esa cita como para que ahora te pongas a llorar por tonterías.

-Lo siento...

No sé porqué sentía una gran ira en estos momentos.

¿Quien era ese para hablarle así?

¿Acaso no sabe que ella es una princesa?

No.

Ni siquiera eso.

Ella es una dama y debería respetarla.

Pedazo de...

-Sabes...deberías estará agradecida, agradecida de tenerme como prometido. No cualquiera tiene como prometido a un Alfierce.

Frío Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora