Capítulo 20

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El día tan esperado llegó.

Por ser una visita inusual, varios nobles, que eran parte de la mesa central que se encargaba de los temas políticos del imperio, vinieron para ver a los no invitados.

Incluso nosotros estábamos aquí.

Pero para la seguridad de nosotros, el emperador pidió que nosotros estuviéramos cerca de ellos.

Mi papá estaba mucho más tranquilo de lo que pensé, al igual que mamá, el único incómodo era James.

Yo estaba feliz pero debía mantenerme tranquilo, se lo prometí a mis padres.

De pronto todos se quedaron en silencio y se anunció la llegada de la familia imperial de Lerissos.

Las puertas se abrieron dejando entrar a 4 personas.

Los emperadores junto a sus dos hijas.

Por inercia mire de inmediato a la princesa Hallie que sorprendentemente no me miro en ningún momento.

¿Qué?¿Acaso no me ve?

-Muchas gracias por habernos invitado emperador Claude de Alger Obelia. Estamos muy...

-Yo no los invité. Ustedes se tomaron la atribución de venir sin pedir autorización.

Un silencio sepulcral se escuchó en el gran salón.

Era sabido la molestia que había provocado esta visita al emperador, bueno más bien a todos los nobles les molesto, ya que tomaron esto como una falta de respeto hacia el imperio Obeliano y no les era para nada agradable haberlo venido a recibir.

Pero con tal de evitar problemas futuros, prefirieron mantener su compostura.

-Lamentamos haber venido de manera tan abrupta, solo queríamos arreglar nuestros conflictos y además también visitar este bello imperio.

Dijo el emperador de Lerissos.

Ha pasado tiempo pero esa manía de la emperatriz loca de mirar sin cuidado a mi padre aún continúa.

El emperador Claude, quien estaba acompañado de la emperatriz Diana y las dos princesas, pidió los documentos para que rápidamente fueran firmados y así deshacerse de estas personas.

-Pero su majestad, nos gustaría conocer a los invitados...a los...¡Oh! ¡Que sorpresa! Mira a quien tenemos aquí, son la familia Vryzas.

Dijo esa loca emperatriz, con total descaro, ella se arregló su cabello y comenzó a caminar en dirección hacia nosotros.

Ay no.

Ni siquiera aquí puede mantener la compostura esta mujer.

Pero en eso se escucha algo romperse mientras que se sintió un gran movimiento en el suelo.

Todos los presentes se miraron entre ellos para luego mirar el suelo que, estaba trizado, justo entre mi familia y la emperatriz de Lerissos.

Pero que paso...

-¿Cuando le autorice a moverse de su lugar?

Dijo el emperador Claude con su mirada increíblemente filosa y con un brillo que te hacía sentir un escalofrío por todo tu cuerpo.

"Esta molesto" pensé.

El ambiente se volvió aún más tenso, pero era claro el porque.

Las acciones de esa mujer incomodaban a todos y en cualquier momento, si ella no se comportaba, se armaria una pelea.

-Aqui mando yo y si no doy permiso para que se muevan de sus lugares, no deben moverse. ¿Entendido?.

-Si su majestad, perdone las acciones de mi esposa.

Frío Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora