Capítulo 2

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Llantos

Patadas

Y más llantos.

El dia en el que se tendrian que llevar al pequeño Lucas al anexo habia llegado y el pobre pequeño no dejaba de llorar.

El pequeño Lucas se aferraba a los brazos de su hermano mayor, quién no entendia porque se estaban llevando a su hermanito para allá.

-¡¿Qué creen que hacen?!¡¿Por qué se llevarán a Lucas para allá?!¡¿Estan locos?!

Decia el joven James de 8 años quien envolvía lo más que podia a su pequeño hermano en sus brazos, no dejaba que nadie se les acercara.

Sus padres no sabian que hacer, a pesar de que le dijeron las razones del porqué  desde ahora Lucas viviría ahí, el joven James no entendia y no dejaba que se acercaran a su hermanito.

Entre gritos y llantos, llegó el mago Baenetmer quien con un solo chasquido le quito de los brazos a Lucas y dejo inconsciente a James.

-¡James!

-Esta bien, solo lo dormí, despertará dentro de unas horas

Ambos padres se relajaron un poco al escuchar eso.

Ellos ya habian mandado a limpiar por completo el anexo, asignado a las sirvientas que trabajarian ahi y los guardias que cuidarian que nadie sospechoso se acercará.

-Bueno entonces nos retiramos...

-Espere mago Baenetmer

-¿Qué ocurre?

-Pues...¿Podemos ir a visitar a Lucas?

-Claro, no veo problema en eso pero tendré que estar ahi en caso de que ocurra cualquier cosa

-Muchas gracias...

-Bien nos vamos...

Baenetmer acomodó al pequeño Lucas en sus brazos mientras que este estiraba sus brazos a sus padres buscando que lo abrazaran.

Antes de que el mago desapareciera del lugar, se escuchó.

-Mamá...Papá....

Esas palabras que a penas se escucharon como susurros, llegaron a los oídos de sus padres dejandolos devastados.

Pero ellos debian mantenerse fuertes...

Esto era lo mejor para su hijo...

Era lo mejor...

Pero...

Los años pasaron y el pequeño Lucas fue creciendo.

Gracias a su maestro, el mago Baenetmer, logró con mucho esfuerzo controlar su magia.

Se le consideraba un prodigio, ya que era un joven tan poderoso a pesar de su corta edad.

Y hoy era un dia especial.

Hoy era su cumpleaños número 14, lo que significaba que ya se le podia considerar como un adulto.

Al joven Lucas no le importaba mucho esta fecha pero a su hermano mayor   sí.

James habia llegado desde muy temprano a despertar a su pequeño hermano para desearle un muy feliz cumpleaños.

-¡Agh!¡James!¡Sueltame!¡Agh!¡Me llenas de saliva en mi cara!

Reclamaba Lucas ante los continuos besos que le daba su hermano mayor en la mejilla.

-¡Estas tan grande! ¡Ya tienes 14 años!¡Eres un adulto! Aunque para mi siempre serás el bebé llorón de la familia jaja

Frío Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora