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RESPIRA, NO LLORES

ADA

5/DICIEMBRE

Las clases habían terminado el mes pasado, ya no volverían nunca más y eso era algo que me agobiaba un poco.

Se acabó.

Era el día de la graduación, estaba sentada frente a la ventana aún en pijama, eran las ocho de la mañana y el sol apenas se asomaba.

—cariño—mi padre entró en la habitación—baja a desayunar.

Me levanté del banquito frente a la ventana y me obligué a bajar.

Debía dar el discurso en la ceremonia y eso me tenía un tanto estresada.

Mi madre me vio entrar y su cara me desaprobó al instante.

—debes estar lista antes del mediodía.

—lo sé.

—¿estás bien? —cuestionó ladeando la cabeza.

—sí.

Asintió con la cabeza y me invitó a sentarme a su lado, a este punto, me había vuelto consciente que dentro de un mes, estaría llegando a España.

¿Sin él?

Eso aún no lo sabía, pero el pensamiento me estaba matando lentamente, la ansiedad no me dejaba dormir.

Desayune en silencio y con la misma lentitud de siempre, debía estar lista a las once, la ceremonia se llevaría a cabo un poco lejos y Chris pasaba por mí a esa hora.

Tomé una ducha e intenté despejar mi mente bajo el agua, me lavé el cabello en completo silencio, eso era malo.

Yo odiaba el silencio.

Salí de ahí y me puse a analizar el vestido negro que reposaba colgado en la puerta del armario, era negro, de satén y tenía unas tiras muy delgadas, ese era para el día.

Si en la noche debía salir, tenía un vestido igual pero más largo y con una apertura en la pierna izquierda.

Me puse el vestido, los stilettos negros y después me miré al espejo, me gustaba como se veía, comencé a maquillarme los ojos aún en silencio, no me tardé demasiado y después comencé a ondularme el cabello.

Se pasó el tiempo sin que yo me diera cuenta, el reloj marcaba las once treinta y se escuchó el claxon de un auto.

Era él.

Bajé la escalera cuidando no caerme, me despedí de mis padres y cuando abrí la puerta y lo vi, me quedé pasmada en ese sitio.

Se ve precioso.

Trae un traje negro, una camisa Blanca y una corbata negra con líneas blancas, así vestido no parece una persona que apenas va a entrar a la universidad, parece un magnate multimillonario CEO de una empresa muy importante.

Camino hacia él encontrándome con su perfume, mis manos se aferran a su cuello y las suyas a mi cintura, nuestros labios se encuentran y momentos después, sonríe sobre mi boca.

Nos separamos y me escanea de arriba a abajo, me dedica una sonrisa ladina que me pone a temblar cuando me atrevo a hablar.

—buenos días— le digo.

—buenos días, bonita—me tiende su mano.

Abre la puerta del copiloto, me siento y me abrocha el cinturón como quien se lo abrocha a una niña pequeña, lo veo rodear el auto por el espejo retrovisor y se sube a mi lado.

AL FINAL SOLO ERA ELLA -LIBRO 1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora