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¿SABES LO QUE ES UN DESEO?

CHRISTIAN

Ada aprieta mi mano mientras pasamos entre los periodistas y camarógrafos, estoy seguro de que lo hace inconscientemente por los nervios, entramos a la camioneta y Simón arranca y se pierde en el tráfico de la capital.

Se recuesta contra mí, aún no sé qué le paso en el baño, pero está muy callada, solo enlaza mis manos a las suyas y pone su cabeza en mi pecho, me duele mucho verla así, se ve mal y no puedo alejar de mis pensamientos los moretones en diferentes partes del cuerpo, la herida en el brazo y la quemadura de fricción en el cuello.

Y si yo no puedo dejar pasar nada de eso, ¿qué pasará por la cabeza de mi novia?

sé que le afecta mucho porque se siente terrible, pero yo no pienso rendirme hasta que sea la misma de antes, no importan las noches en vela, las crisis ni las lágrimas que tenga que secarle, la voy a recuperar, porque eso hace el amor, toma tus pedazos del suelo y los convierte en algo más artístico, más bonito.

Nos acercamos a su casa y hay alguien sentado en el frente, ella casi se arroja del auto en movimiento para hacer frente a él visitante indeseado.

—¿qué haces aquí? —le habla con firmeza.

—necesitaba verte—Evan mira a la nada—y disculparme.

—¿disculparte por qué? —Ada se para frente a él—¿qué hiciste esta vez?

No intervengo, dejo que hablen porque también quiero saber que hizo el imbécil esta vez.

—¡dímelo maldita sea! —Ada lo empuja y él la toma de las muñecas, le da un tirón y le saca un quejido que nos pone a Simón y a mí a la defensiva.

Siempre un imbécil.

—no la toques—me adelanto—¿qué acaso no la estás viendo? —la mira mientras ella se quita los lentes de sol y él la suelta.

—lo lamento tanto—desvía la mirada.

—mírame y dime que carajo hiciste esta vez.

Él se niega a mirarla y no lo culpo, es doloroso.

—¡mírame! —mi novia le grita con la voz rota.

—le dije en donde estaban—su confesión nos quita el aliento.

—¿por qué lo hiciste? —Simón da un paso al frente.

—eso ya no importa.

—ya no importa—Ada se ríe con ironía—¡maldita sea que es lo que te pasa, pude haber muerto, pudieron haberme pasado muchas cosas horribles, eres consciente de todo el daño que me causaste! —se exalta y me preocupa que eso pueda afectarle.

—lo siento mucho enserio.

—vete, no quiero tus excusas mediocres y disculpas baratas, siempre lo sientes pero siempre me dañas de vuelta, no quiero oírlo, nunca más—dice Ada pasando hacia la puerta—lárgate de mi casa.

El intenta hablar pero ella se adentra a la casa y lo ignora completamente, entramos detrás de ella, se sienta en el sofá y se derrumba, me siento junto a ella y la traigo contra mí con mucho cuidado.

Su respiración es un desastre, le tiemblan las manos y no puede calmarse, sus brazos encuentran mi cuello y esconde su cara allí, siento sus lágrimas caer en mi hombro y me siento tan mal como ella.

Dios, dame fuerza.

—Bonita cálmate por favor, respira, yo estoy aquí—acaricio su cabello con mucho cuidado, susurrando con toda la calma que puedo reunir.

AL FINAL SOLO ERA ELLA -LIBRO 1 [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora