AL FINAL SOLO ERA ELLA -LIBRO 1 [✔]

#53 (FINAL)

ELLA

CHRISTIAN

A veces me sentaba en silencio a analizar lo hermosa que había sido mi vida hasta ese punto.

Conocí a las personas correctas en el segundo correcto y eso, fue un verdadero golpe de suerte.

El tiempo hizo su trabajo con cada uno de nosotros, nos veíamos seguido, charlamos por horas recordando lo bien que la pasamos, la vida había sido buena con todos.

Simón y Emma se casaron, Beth y Zoé se la pasan viajando juntas por el mundo, Félix era dueño de hoteles y clubes nocturnos en varios países, Iris trabajaba con la ONU y Nía y Teo estaban comprometidos.

Ada y yo, teníamos una vida maravillosa, rodeada de amor
Vivimos un tiempo en L.A, pero ahora estábamos de vuelta en Bogotá, junto a toda la gente que queríamos.

Nunca dejó de ser lo mismo entre nosotros, jamás se apagó esa llama que pudo contra todo lo que la vida nos puso delante, nunca dejamos de ser transparentes el uno para el otro, nunca dejamos de amarnos.

Ella canta "invisible String" que suena por el estudio con la misma ensoñación en los ojos; jamás ha querido confesar por que la canción es tan especial como para que ella la recuerde después de todos estos años, tiene la espalda pegada a el ventanal de piso a techo que nos deja una perfecta vista de la ciudad, está descalza y viste una bata rosa de seda que usa como pijama, tiene el cabello sujeto en un moño desordenado y reluce cinco meses de embarazo, el sol le acaricia la piel y me quedo pasmado por un momento.

Siempre supe que era ella.

los recuerdos de una chica de cabello negro cantando en mi auto con la cara al viento me hacen sonreír, aquella vez que la besé bajo un torrencial aguacero, como me siento cuando la tengo entre mis brazos y percibo como su corazón late deprisa, aquel bikini rojo en Punta Cana, el día que creyó que yo la iba a dejar, verla en aquel vestido blanco frente a mí en el altar, verla llorar en nuestra noche de bodas, todas las noches a su lado, se me forma un nudo en la garganta y cierro los ojos sin que ella deje de cantar.

Había negado muchos de mis sentimientos a lo largo de mi vida, era un ser humano hermético y frío que podía tragarse sus emociones, pero con ella nunca funcionó, siempre estuve a su merced, ella podía ver todo lo que pasaba en mi cabeza, me convirtió en todo lo que quiso y necesitó todos estos años y no me arrepentía de ser eso, su armadura personal, su escudo, su muro.

Y ella no era muy diferente de la chica de mis recuerdos ahora, como me dijo mi suegro el día de mi boda, aunque a veces pareciera la espina, yo sabía perfectamente que era la rosa, delicada, dulce y frágil. Eso perduró con el tiempo, la vida le dio un poco más de carácter, pero aún, a veces se tumbaba en la cama a llorar en silencio, me permitía sostenerla en el mismo silencio, un poco preocupado por lo que le agobiaba.

"—lo siento".

susurraba entonces justo después de separarse un poco de mí y sabía que tal vez nunca dejaría la horrible costumbre de disculparse por sentir, por dejar que su lado más blando y humano tocara a la mujer fuerte de la superficie.

No podía creer que la mujer imponente que se paseaba en tacones por una sala de reuniones llena de productores magnates dando órdenes como si de la cabeza de una mafia se tratara, fuera la misma que aún a veces necesitaba llorar abrazada a mí, en el fondo, ella era pequeña todavía.

Mi pequeña.

Una gran parte de mi vida me creí el cuento de que los sentimientos se quitaban junto con la ropa y acepté que fuera así porque pensé que me estaba protegiendo de desastres como ella, que mataban lento y bonito, eso lo sabía, porque tuve la suerte de ganar, pero hubo algunos otros que perdieron y lo hicieron en grande.

Que afortunado de mi parte.

Pude perder, ella pudo escoger a otro, pero ahora está aquí frente a mí.

Vivimos esta historia de amor con cada día de sol y también de tormenta, había una extraña y retorcida perfección en eso que a veces llamábamos errores, pero al final terminaba por empujarnos un poco más cerca de quienes somos en verdad y lo que queremos y eso nos pasó a los dos, renacimos millones de pequeñas veces de las cenizas, el dolor y las grietas.

Abro los ojos y ella me sonríe sin imaginar lo mucho que me afecta ese simple gesto, le sonrío de vuelta y vuelvo a concentrarme en el ordenador frente a mí.

Ella seguiría siendo todo para mí, aun cuando ya no pueda sonreír igual, aún si su piel ya no es igual de tersa y su figura ya no asemeja a la diosa de años atrás, eso se pasaba a un segundo plano cuando de ella se trataba.

—te amo—suelto sin más.

—yo también te amo—responde sin dudarlo ni por un segundo corroborando que ella es mía como yo he sido suyo todo este tiempo.

Hoy, escribiendo esto y después de tanto, sigo maravillado, nunca creí que pudiera querer todo lo que significaba un ser humano, incluso aquello que otros considerarían imperfecciones parecían virtudes en ella, no sabía cómo lo hacía, pero parecía que en ella habitaba la más pura y Blanca magia.

Eso debía ser, no podía explicarlo de otra forma.

Porque nunca tuvo que ver lo talentosa que era, nunca fue relevante la figura curvilínea que veía a mi lado en la cama cada mañana, esas eran cosas dulcemente terrenales, era algo más, una parte de ella que era invisible pero que yo sabía que existía porque me afectaba profundamente y esa esencia, esa energía única que me mataba sin siquiera tocarme, ese golpe de calor que sentía hasta en el más crudo invierno era ella, al final solo era ella.

FIN

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AGRADECIMIENTOS

Le doy las gracias a mis amigas más cercanas, porque fueron las primeras en leer esto.

Le doy las gracias a mi hermana, porque aunque no le gusta leer, leyó esto y fangirleo conmigo.

Le doy las gracias a las personas de los grupos de WhatsApp, porque muchos de ellos se animaron a leerme y ayudarme a mejorar.

Y te doy las gracias a ti, personita que estás leyendo esto, por darle la oportunidad a mi historia, por permitirme a mí y a mis ideas, pensamientos y emociones dejar una pequeña huella en ti.

NOTA: Este libro contará con una precuela.