AL FINAL SOLO ERA ELLA -LIBRO 1 [✔]

#38

SÓLO SIGNIFICABA DERROTA

NARRADOR OMNISCIENTE

20/JULIO

Ada quedó sentada en su cama después de aquel sueño que, la asustó tanto que al despertar lo olvido del todo.

Tenía que darse un poco de prisa si quería llegar a tiempo, desayunó y después se metió en la ducha mientras one dance de Drake llenaba la casa.

"That's why I need a one dance
Got a Hennessy in my hand
One more time 'fore I go
Higher powers taking a hold on me
I need a one dance
Got a Hennessy in my hand
One more time 'fore I go
Higher powers taking a hold on me"

Se arregló tan rápido como pudo, se puso una blusa de tiritas blanca, un par de jeans y un cárdigan gris, antes de tomarse una foto en el espejo, enviársela a su novio y salir corriendo.

Hacía un día soleado en la Bogotá cuando Ada dejó su casa.

Había tenido unas vacaciones con algunos altibajos, pero estaba cerca de su novio la mayor parte del tiempo y eso compensaba cualquier problema.

El Uber que pidió esa mañana la dejó frente al museo del oro, donde debía esperar por Christian, era un día patrio así que el centro de la ciudad estaba atestado de personas, las banderas ondeaban en cada ventana y el ruido la aturdía un poco.

La llamada de su mejor amiga la distrajo por un par de minutos, supo de esa forma que ella y su novio eran los únicos que no habían llegado aún.

Bueno, ellos y Teo, que había errado la dirección en el GPS y ahora tenía que volver a cruzar la ciudad.

El tiempo comenzó a pasar y Ada caminaba por la capital con los ojos puestos en todas las cosas emblemáticas de su país que se vendían a los alrededores, su novio la llamó al teléfono para excusarse por la tardanza, al parecer había tenido un contratiempo pequeño y sin sentido que lo retrasó un poco, pero iba en camino.

La morena se disponía a llamar a su mejor amiga cuando su mirada se dirigió a una terrible sonrisa entre la multitud, una que conocía, una a la que temía como a nada.

Intentó perderse, correr, quiso desaparecer de la faz de la tierra en ese segundo, porque tenerlo tan cerca para ella sólo significaba derrota.

No pudo huir de su gris destino, llegó a un callejón y se vio sin salida, pues el tormento de su vida se encontraba bloqueando la única, en un intento desesperado de su mente por salvarla le recordó un mensaje de emergencia qué sería enviado a sus amigas, lo activó, así como su ubicación y dejó, resignada ante la cruel broma del universo que aquel despreciable hombre se la llevara atada de manos y sin su bonito cárdigan.

A muy pocas calles, su mejor amiga ya angustiada estaba por llamarla cuando recibió el terrible mensaje.

El mundo entero se sacudió bajo sus pies, los labios le temblaron y los ojos se le inundaron, no hubo poder o voluntad humana que la mantuviera en calma.

Intentó llamar a Christian, fallando en la tarea de localizarlo, así que se dio la vuelta, con el semblante decaído y a punto de romperse en mil pedazos allí mismo y anunció a todos la terrible noticia.

Simón la abrazó, la dejó llorar a sus anchas por unos minutos antes de que el resto de los chicos decidieran subir a sus autos y buscar la estación de policía más cercana.

En otro punto de la ciudad, nuestro chico de ojos azules conducía a toda velocidad, había tropezado con la maldita alfombra de la sala llevándose consigo el jarrón heredado de su madre. La reprimenda de Charlotte le retrasó por unos minutos, su teléfono se había descargado y era completamente ajeno a la tormenta que le pisaba los talones.

Se bajó de su bonito Audi y buscó por todas partes a su novia, no la iba a encontrar.

Lo mismo que llamó la atención de Ada llamó la suya, aquella sonrisa cargada de peligro, los ojos presos de la ira y, algo más, el cárdigan que vestía aquella mañana su novia ahora colgaba de la mano de ese odioso ser.

Su cerebro conectó todo rápidamente, se asustó, como hace mucho no lo hacía y sintió que la perdía, que se le escapaba de las manos como la arena cuando cierras el puño, que su luz se apagaba dejándolo a oscuras.

Corrió hasta la iglesia más cercana que para su desgracia estaba vacía, lo último que sintió, fue un golpe contundente en la cabeza.