21

169 19 9
                                    

Blair se acercó lentamente al sofá mientras se quitaba el abrigo y caminaba hacia ella, al sentarse deposita su abrigo encima de sus hombros cubriéndola y ella levanta la mirada a verlo.

—Deja de llorar. —Pidió incomodo.

—Hijo, yo...

—¿Te duele?

La mujer lo quedó mirando hasta negar con la cabeza.

—Estoy bien, hijo. Realmente no debes preocuparte por mi.

Blair volvió a ver la ventana, contuvo el aire en sus pulmones y asintió con la cabeza.

—Bien, déjame curarte.

No tuvo tiempo a reprochar, levantó la mano en su dirección y sus ojos se colocaron amarillos. La señora comenzó a sentir como las marcas de sus heridas externas comenzaban a desaparecerse, el aire de los pulmones llegaba con más regularidad, ya no sentía su cuerpo arder. Se sentía mas sana.

Sus ojos viajaron a los de su hijo y vio como estaban amarillos, cuando Blair terminó hizo un puño su mano y bajo la cabeza.

—Eres bruja como yo, si sigues bloqueando tu magia te enfermarás con más regularidad. El cáncer es curable con la magia adecuada, pero no lo será si sigues alejándote de lo inevitable. Eres lo que eres.

—¿Me odias? ¿Me odias por haberte dejado siendo igual que tú?

—Bloqueaste tus poderes para satisfacer a mi padre, supongo que tuviste que deshacerte de lo que no podía bloquearse.

—Siempre supe que serias alguien extraordinario. Esa chica..., Saskia Hewitt, es hermosa y se la persibe muy amable.

—Cuando la conocí me resultaba irritante por el hecho de que ella podía ser libremente idiota por tener a su hermano a su lado. También hecho de menos a mi hermana.

—Ella... —Agachó su cabeza. —Le lloro todos los días a su muerte.

—Y aún así eso no la volverá a la vida. —La miro sin ninguna expresión. —La asesinó violentamente y tú sólo hiciste como si no entendieses nada.

—Quise hacerlo pero... No podía irme. ¿Cómo lo haría sin dinero? ¿Sin casa? ¿Sin conocer el mundo?

—Me dejaste en un orfanato con solo tres monedas y un oso de peluche. No tenía dinero, casa, edad, ni tampoco conocía el mundo. ¿Por qué yo pude y tú no?

—Tú fuiste siempre valiente. Nunca parecias aterrado, y luego de la muerte de tu hermana... Nunca hablaste de lo sucedido.

—Por hablar de muertos y llorarle a su recuerdo no la traeré a la vida. —Respondió.

—Me alegra que tú sí hayas salido de todo esto, hijo...

Blair puso los ojos en blancos y la miro, sentía que era muy duro con ella pero no podía simplemente ignorar lo ocurrido.

—Estaba aterrado. Lo juro, estaba... Aterrado. —Cerró sus ojos y ladeo la cabeza, como si le costara recordarlo. —Me volví un incipido amargado porque no pude ser capaz de ser feliz, mierda, no pude ser capaz de tener una familia porque me aterraba el simple hecho de hacer algo mal y ser igual de malo como ustedes fueron conmigo.

La mujer perteneció unos minutos en silencio, sus ojos se habían llenado de lágrimas.

Blair miró el techo intentando buscar un consuelo, un soporte, algo que no lo hiciese recaer.

—He cambiado. —Añadió en voz baja. —Ella me mostró que vale la pena sonreírle un poco a la vida. Cuando la perdí... Cuando tuvo familia y se casó, fue terrible. Fue... Desgarrador. La única luz que tenía se iba de mis manos y no podía hacer absolutamente nada para evitarlo. Pero está bien. Ella y yo ahora somos amigos, nos llevamos bien.

Selcouth [LIBRO I Y II] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora