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Había algo que no le cuadraba.

Saskia llegó a su oficina, lo primero que hizo fue sentarse en su escritorio y abrir su portátil, estar a fin de año significaba entregar muchos informes. Cuando se quedó mirando el portátil mientras cargaba, no pudo evitar levantar la cabeza y ver su escritorio.

Había una fotografía de ella, siempre estuvo ahí, antes la fotografía consistía en ella sosteniendo un cartel de cumpleaños sola, y ahora podía ver como Cole estaba desde el otro estrecho de la imagen sosteniendo la otra punta del cartel con un ridículo gorro de cumpleaños.

—Siempre estuviste ahí. —Susurró mirando la fotografía.

¿Debería llamarlo?

Extendió su mano hacia su teléfono y lo desbloqueo, había agendado cada número que Cole le había dicho. Para su sorpresa, no se atrevió a llamar.

¿Qué diría?

«Hola, Cole. Llamaba para preguntarte si quieres vernos hoy.» Pensó. No. Muy seco y directo.

«Hola Cole, ¿Cómo estás?» No, definitivamente así tampoco.

«¡Hey, Cole! ¿Qué tal?» Demasiado animado.

«Buenos días, ¿Dormiste bien?»

¿Dormiste bien? ¿Es en serio?

¿Desde cuando era tan difícil planear algo? Era abrumante.

A lo mejor ni siquiera tiene tiempo para ella, después de todo le dijo que tenía un aquelarre ¿No? Debe ser difícil ser líder... Debió madurar... Aunque ella seguía siendo algo infantil a veces ¿Él no?

Dejó el teléfono en la mesa, y me masajeo el hombro, dolia tanto donde la marca había vuelto a crearse.

Al final su teléfono sonó, lo sujetó esperanzada pero era del instituto de los niños.

—¿Hola?

—Hola, ¿Habla la madre de Sally e Isaac Anderson?

—Sí, soy yo. ¿Sucede algo? —Miró su reloj, solo había pasado cuarenta minutos de haberlos dejado en el instituto.

—Le pediremos por favor que venga a retirarlos, están muy alterados y no nos escuchan. Tememos de que pudiesen hacerse daño entre ellos o a los niños.

—Pero... ¿Qué están haciendo?

—Tienen actos violentos, rompen y tiran al suelo y paredes útiles. Es insostenible.

—Iré a buscarlos en cinco minutos.

Colgó y marcó a Jack.

—Hola cariño, no puedo hablar ahora estoy a cinco minutos de reunirme con un cliente. ¿Pasó algo?

—Están teniendo un brote, necesito que pases a recogerlos, yo no puedo irme de aquí.

—Yo tampoco. —Suena apurado. —Llama a su niñera.

—No la contactamos hace siete meses, Jack. Y encima renunció.

—Eh... No sé...

—Deja, yo me arreglo.

Colgó y marco a su suegra.

—¡Hola, suegra!

—¡Saskia hermosa! ¿Cómo estás amor?

—Bastante bien, sabe... Jackson y yo ya estamos en el trabajo y debemos recoger a los niños...

—Uy cariño, pero yo te he avisado que estaré con mi esposo en un viaje.

Selcouth [LIBRO I Y II] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora