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Saskia aquel día se quedó mirando su figura en el espejo con cierta curiosidad.

Su pelo estaba más largo, pero no ocultaba el estrés que sus hijos y su poder incontrolable le causaban. Tenía ojeras y se veía cansada. Su piel ya no era brillosa, estaba opaca, con los párpados ligeramente caídos. No, no estaba sintiéndose bien y su cuerpo lo demostraba.

Sin motivo aparente porque había sido despedida, no tenía algo más allá que cuidar a sus propios hijos.

Puso ambas manos en su cabeza y se hizo un ovillo sentada, y cerró los ojos.

Sinceramente, le costaba muchísimo seguirle el ritmo a todos, Karteen era un vampiro espectacular, sus hermanos y familia brujos talentosos, su amigo un ex cazador con mucho conocimiento y Blair un líder épico. Seguirle el ritmo a uno de ellos era todo un desafío, más cuando ellos aseguraban que ella era la inigualable Saskia Hewitt y ella se sentía forzada a demostrarlo.

—¿Estas preparada hija? —Abrió la puerta Anna.

Levantó la cabeza de golpe hacia la puerta.

—Oh si, solo estoy haciendo tiempo. Ya voy.

—Genial. —Le sonríe radiante para luego irse.

La puerta se cierra y Saskia vuelve a desplomarse en la cama. Los ojos se le llenaron de lágrimas sin poder evitarlo y se sintió ridícula al comenzar a llorar. La habitación espaciosa en el aquelarre de Blair la hacía sentir más chiquita y disminuta, más pequeña. Limpió sus lágrimas rápidamente, para así evitar que el llanto interminable llegue.

La puerta se abre y Saskia vuelve a sentarse recta para ver quien entraba, Cole entró y cerró la puerta detrás.

—¿Todo en orden?

—Claro, estoy tomándome un descanso me duelen los pies, ¿Tú?

—Puede que hayamos pasado más de diez años separados, pero sigo siendo tu mellizo. —Se sentó a su lado. —¿Sabias que cuando lloras eres fea? Se te arruga la nariz, hinchas la mejillas y te pones como un tómate.

Saskia comenzó a reírse y llorar al mismo tiempo.

—Les falle. —Lloró. —Tenía que aguantar a que ellos crezcan y ahora...

—¿Qué más da? —Le da un empujón con su hombro. —No le tengas tanto miedo a la magia.

—Es un hechizo muy grande para ellos y sabes que luego se brotan.

—Tendrás magia suficiente para controlarlo.

—¿Y si no? Yo era la de los poderes y tú el de la magia.

—¿Desde cuando eres tan negativa?

—Desde que estoy muerta de miedo. Joder, estoy aterrada.

—Ven aquí.

Saskia se acostó en su regazo, apoyando la cabeza entre sus piernas y cerró los ojos. Cole comenzó a acariciarle su cabello lentamente.

Cole no dijo nada y la falta de palabras fue un gran consuelo para ella. No necesitaba palabras que cualquiera pudiese decirle, ni tampoco necesitaba acciones heroicas a último momento. Sólo quería estar llorando al lado de alguien que realmente la comprendiera.

Y Cole sabía aquello.

—Gracias, hermanito.

—Siempre me tendrás, lo sabes ¿No?

—¿Qué va a pasar si esto falla?

—Supongo que tendrás que vivir con mucha humillación.

Se ríe.

Selcouth [LIBRO I Y II] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora