Selcouth [LIBRO I Y II]

20

Retrocedió un paso por instinto y miró con cierta desconfianza a la mujer. Miró su alrededor, y se puso visiblemente tensa. No sabía que hacer, sinceramente.

—Ah, Blair... —Logró articular en un miserable y lamentable intento de ingenuiarse en una respuesta rápida —Eh... ¿Por qué no lo llamas?

La mujer parpadeó, sorprendida.

—No tengo contacto con él desde que es un niño.

Saskia abrió la boca y la volvió a cerrar.

—Ah. Eh... Mm... Yo... Eh...

—¿No ha hablado de mi?

Iba a contestar pero se detuvo a si misma cuando vio que alguien detrás de ella aparecía. Al verlo pudo ver una versión humana de Blair, alto, con contextura media, ojos negros y el cabello rapado. Apestaba a un olor que a Saskia se le dificultó reconocer, a una bebida alcohólica era seguramente.

—Por favor, querido, espera en el auto. —Insistió la mujer, mucho más tensa que antes.

Saskia no supo que decir, así que se limitó a mirar a las personas con cierta desconfianza. Recordaba perfectamente que Blair era hijo adoptivo de Xainne y por supuesto que su familia biológica lo había abandonado. Pero, ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Dejarlos pasar? ¿Llamar a Blair?

Recordaba también su infancia, no por lo que le contó Blair —no se acordaba muchas conversaciones con él en realidad —, sino porque ella misma presenció muchas escenas brutales que Blair conservaba en un bloqueo de su memoria.

Las escenas describían perfectamente a un hombre abusivo y sumamente violento junto a su madre, quien no parecía hacer el esfuerzo de huir y simplemente se sometía. Aunque era un caso desgarrador Saskia no sabía mucho que opinar respeto al abandono de Blair en el orfanato. Ella como madre sintió que jamás podría entenderlo.

¿Y su hermana? Había visto a una hermana que Blair protegía, sin embargo, nunca más escuchó de ella.

—No esperaré nada. —Respondió irritado. —Quiero ver a mi hijo.

Saskia se encogió en su lugar, el hombre era de esos típicos hombres que te decían una palabra y te intimidaban toda la vida.

—No está aquí. —Dijo nerviosa. —No vive aquí.

—¡Llámalo, quiero verlo!

Saskia miró la sala y luego los miró a ellos.

—Por favor les voy a pedir que baje la voz, mis hijos están durmiendo.

—¡Tiene hijos! —Exclamó la mujer muerta de felicidad llevando una mano a su boca.

—¿Tiene hijos? —Preguntó el hombre, visiblemente sorprendido. —Pero, este muchacho es un idiota o ¿Qué?

Eso no le gustó a Saskia, así que, presiono los labios entre sí con fuerza.

—Señora, puede pasar y hablaremos, pero le pediré al señor que se retire de mi propiedad.

Eso claramente no le gustó nada.

—¿Y porqué yo no puedo pasar? ¿Qué escondes? ¿Eh?

—Nada, señor. Pero ha llegado insultando tanto a su hijo y a mí como a mi casa llegando a gritos. Es un hogar, así que le pediré que se retire.

—¿Cómo te atreves a hablarle así a un mayor? —Exclamó contra ella, Saskia intentó no verse tan intimidada. —¿No te han enseñado modales?

—No. Soy huérfana así que no me han enseñado nada, al igual que no le han enseñado a Blair.

—¿Cómo te atreves a...?