Equipo Cupido

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Escenario: Pues si Miya Atsumu se encuentra en problemas, puede acudir con sus amigos

Había un pequeño problema con Miya Atsumu y es que puedes despertar a la bestia así sea jugando, sólo por diversión. Pero quién quita que pueda ser al revés y Atsumu descubra una parte de sí mismo que ni siquiera su madre conocía. Osamu acredita que comenzó a alucinar, Suna piensa que pudo haber estado fingiendo y Ginjima pues... Él si le cree, solo que sus pensamientos vuelan demasiado alto y es apasionado. Tanto así que Aran los dejó ser para que no le salieran nuevas ojeras del estrés porque ya creía que esos cuatro eran una causa perdida.

—¿Estás seguro que sólo no estás teniendo un efecto secundario por robarte mi yogurt pasado?

—¡Qué no! ¡Hablo en serio!

Porque si había algo peor que haberle robado comida a su hermano y descubrir que estaba vencida, era que le hubieras ignorado en primera instancia el primer día de clases. No era para tanto, pero el gemelo dorado estaba indeciso.

—Ni siquiera recuerdo haber estudiado primaria con ella –Osamu responde parco como si lo hubiera planeado–. Y si de verdad te ignoró pues no la culpo, es lista.

—Está en clases avanzadas. Creo que no tienes oportunidad.

—Éste tipo apenas y viene a clases.

—¿Atsumu no es que apenas se baña?

—¡Cállense! ¡Me tienen harto!

Golpeó la pared con las palmas lleno de cólera. 
Suna y Osamu ni le hicieron caso, no pararon de lanzar al aire las faltas que lo complementan y arruga la nariz.

No era justo, era su primer día de clases en segundo año y lograba calcular todos sus movimientos apenas te vio. Porque francamente no creía que fueras tú; pero sonreíste por la entrada del arco de Inarizaki, tu falda se ondeó como una ola y su cerebro le abrió recuerdos que creía fallecidos. Eras tú, sin ninguna duda, aquella muchacha del patio de juegos y la única niña capaz de hacerle charla sin salir llorando.

—¡Jodanse! –se levanta para largarse, cruzar la puerta y encontrarse con Ginjima y su sonrisa de bobo cuando está de buenas–.

—¿Atsumu? ¿Estás enfermo?

—¡No! –aprieta los puños imitando a un niño pequeño–.

—Es que te veo rojo. ¿Peleaste con Osamu?

Tampoco era culpa de Ginjima habérselo encontrado así. Entonces nunca estaba de más preguntar, pero Atsumu se sonroja peor y sale por la puerta del gimnasio, lo que le faltaba era encontrarse con su maravilloso Kita-san y montar una escena al estilo rabieta.

Siguió camino, dejando a su hermano atrás.

—¿Le pasó algo? –pregunta preocupado. Suna alza los hombros y Osamu se pone las manos tras la cabeza–.

—En la mañana hizo el ridículo con la chica que  supuestamente le gusta desde que somos niños.

—¿No era que ella le ignoró? –agrega el Bloqueador central–.

—Le ignoró después de haberle preguntado inseguro si se llamaba tal y se tropezó cayéndose por la entrada.

Ginjima quedó mudo. Tenía las piernas pegadas al pecho y miraba el suelo. Después de segundos en silencio, abrió los ojos maravillados alertando a los otros dos, como si hubiera tenido una epifanía radiante.

—¡¿A Atsumu le gusta una chica?!

~


Después de dos días, el rubio cenizo se le implanta cara a la hora del almuerzo. Le mira feliz y Atsumu estaba rendido.

HQ!! ━ [ᴱˢᶜᵉⁿᵃʳⁱᵒˢ ⁻ ᴵᵐᵃᵍⁱⁿᵃˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora