HQ!! ━ [ᴱˢᶜᵉⁿᵃʳⁱᵒˢ ⁻ ᴵᵐᵃᵍⁱⁿᵃˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]

Cita a Ciegas

Escenario: Cuando Hanamaki Takahiro quiso probar algo de suerte
(Advertencias: posibles Out of Character)

Hanamaki parecía rodar por las escaleras todos los días. Porque sus fines de semana resplandecían por cargar con la pereza y el resto de la semana era una ronda tras otra con el desastre en su totalidad. Las bromas nunca faltaban y sus mejores amigos se repartían las apuestas en el chat grupal para molestarlo en que si duraba con un trabajo más de un mes, el mundo podría colapsar sea para bien o para mal.

Así es. Hanamaki estaba en terreno desvaído. Lo que le tocaba era aguantarse una cháchara de algún jefe regañándolo porque el dinero siembra el instinto de superioridad, además de que si apenas abría la boca, ya no tendría para la renta y eso sería otro problema.

No es que sea un consentido, pero su madre lo mira con buenos ojos y jamás ha sentido que ande de alcahueta con él por más que desee eso o un grito al cielo reclamando algo de responsabilidad. Takahiro es responsable, es medio decente. Lo otro sería su falta de puntualidad pero existe el buen equilibrio en su grumoso estado de ánimo, además de que siempre mira el teléfono cuando es necesario y cuando siente que se lo merece, así sea durante unas horas en la madrugada viendo vídeos de animalitos, guardarlos y enviarlos a Mattsun como remitente más concurrido.

Pero en definitiva se sentía solo. No era de extrañar que su mejor amigo tuviera más estabilidad económica o que los otros dos intensos estuvieran en el extranjero y mandaran una tanda de fotos casi que todos los días porque eran cavernícolas en aquellos lugares. Pero sí, en definitiva era ridícula hacerse la idea de que podía estar peor, pero estaba solo. Carajo, ¿cuando había sido la última vez en que había estado realmente con alguien? Ni en preparatoria se sentía tan desolado románticamente y eso que esa clase de intenciones jamás le llamaron netamente la atención.

Si la idea se expone a otro fin de semana en agotarse la cerveza del refrigerador, tenía que escuchar entonces los comentarios de Issei y las supersticiones de Yahaba de que sería un soltero de esos que llegan vírgenes a los cuarenta con una especie de crisis de la mediana edad. Algo tremendamente alejado de la realidad normal pero que por supuesto se quedó estancada ahí, porque vamos... Es hombre. Y los hombres tienen necesidades, de esas fisiológicas en que si se dan el lujo de revolotear otro tanto por unas noches codiciadas, una mano pasaba a ser su mejor amiga y no sabía si eso suponía algo bueno a futuro. Además de que ya tenía tres meses con un trabajo quieto ahí y eso lo consideraba un prototipo de señal (se dice prototipo porque era especial ¿Saben? Las cosas placenteras que un adulto puede replantear frente a todos con aires de maravilla).

Por ello, siendo la noción base, hizo un puchero pensando. Cerró la puerta del refri. Miró la sala del apartamento y analizó. No se hizo esperar el ver su propio reflejo en el espejo que está en la sala, dibujar distraídamente con el índice la barba medio boba que le comenzaba a salir por el desencanto del hombre solitario que era últimamente y llegar a la conclusión de que no estaba tan mal. Por favor, se dejó crecer el cabello y aunque el estilo de tazón pasó de moda hace tiempo, por algún método cognitivo de Mattsun, su recomendación es que ese aire de tipo holgado con cabello claro y pelo semilargo sería apropiado para su “entrada a la adultez”. Oh por un demonio. ¿En qué mierdas estaba pensando? Una cita. Maki necesitaba al menos de un contacto humano que no fuera su mejor amigo, el recibidor de muertos.

Quitó la pereza de sus manos bailando los mismos en el aire para dejarse el libre pensamiento de que se merecía probar algo de suerte en un sitio de citas decente.

Porque no le haría daño a nadie, hasta podría ser divertido dar Match con alguien y que resultara ser una artimaña pesada, la persona quedara insatisfecha y ambos terminaran en un bar de dudosa procedencia quejándose de la dolorosa vida adulta.