Moment of care [III] ✧*。

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Akaashi Keiji - moment of care


—Keiji-kun, mira.

Señalaste a un pájaro bañándose en el charco. El pequeño animal te parecía tan tierno batiendo sus alas con gracia, enjuagando las mismas.

Los ojos esmeraldas de Akaashi observaron a la dirección que apuntabas; se abrieron un poco, pero fueron cerrándose, tratando de enfocar. El pelinegro estaba seguro de que la mancha borrosa que estaba al otro lado de la calle era aquella cosa que te tenía ensimismada de emoción.

Algo nerviosa, miraste a tu acompañante y su expresión. Estaba haciendo un sobreesfuerzo peculiar para no decepcionarte pero era en vano.

Se le habían olvidado sus lentes. Justo hoy, el día de su segunda cita.

Claramente si Akaashi quería fallar olímpicamente contigo, tenía que hacerlo de la mejor manera.

Se estaba reprochando a si mismo por ser tan descuidado. Aún no se acostumbraba a usarlos.

A ti sin embargo, te importaba poco o casi nada si olvidó llevar sus lentes. A cualquiera le podría suceder.

—No te preocupes, Keiji-kun.

Él te dedicó una sonrisa relajada, asimilando esto como una señal de agradecimiento.

No es como si ir a ver universidades fuese la idea más romántica para una cita. Sobretodo si era la segunda. El mismísimo hecho de que Akaashi correspondiera tus sentimientos, demostraba que la suerte que considerabas inexistente desde hacía dos años estaba de tu lado.

Si vamos al caso, la descuidada siempre eras tú. Reprobando matemáticas, llegando tarde a clases o quedándote dormida casi que en cualquier lugar.

~

—¿Qué tal si después de ir a la que está en el centro, te invito un Frapuccino?

Tras escuchar su idea, apretaste su mano y asentiste feliz.

Si Akaashi te había invitado a salir, era porque había congeníado contigo y tus sentimientos. Lo cual lo hacía muchísimo más perfecto de lo ya era de por sí. Solo alguien como él vería potencial de pareja en un desastre andante como tú.

Sumamente feliz, caminas con él tomada de su mano hablando sin parar sobre cualquier banalidad.

Hoy esa suerte estaría de tu lado. El universo conspiraba a tu favor. Los astros estaban alineándose en tu preferencia y los aires de la primavera estaban rejuveneciendo cada muestra de idealismo de que éste sería tu día.

~

—De verdad, _____-san, lo siento. Dime si te duele.

Mascullasbas una especie de gemido. El tacto de Akaashi contra tu pierna era cálido. Reconfortante.

—¡Ay! –el pequeño gritito que soltaste alertó a Keiji, dirigiendo su rostro a tu dirección–. Está bien, está bien, puedes seguir.

Si quisieras tener este tipo de diálogo, no sería en este tipo de situación. Es más, esas fantasías estaban engendradas en tu puerca mentecilla. Pero el ardor que tenías en tu rodilla te sacaba de esos pensamientos. Vergüenza, es lo que tendrías que sentir.

Creo que el mundo no estaba a su favor ese día.

"Al carajo los astros", pensaste.

Cuando el autobús abrió sus puertas, los transeúntes que se hallaban enlatados como sardinas, se fueron empujando unos contra otros. En consecuencia, Akaashi te perdió de vista unos segundos.

Siendo ya demasiado tarde, sentiste el recorrido de una estampida humana.

Ya fuera del autobús, estabas en el suelo, con un serio raspón en tu rodilla. Quizás hasta te torciste el talón.

Y por si fuera poco, tus medias se rompieron y tu falda abierta al sesgo también se arrugó en mugre. Ahora parecías una vagabunda.

Sentados en un café al otro lado del pequeño accidente, Akaashi te tenía en una posición comprometedora. Agachado, su rostro en dirección a tu rodilla. Por alguna razón lógica, el armador, siendo tan perfecto y detallista como solo lo puede ser él, traía consigo unas pequeñas banditas. Te estaba limpiando la sangre escurrida con unas servilletas mas agua que traías en tu botellón. Sus largas pestañas te tenían hipnotizada, eso en parte ayudaba a que centraras tu concentración.

—Ahora el talón –mencionó el joven–.

Al ligero toque de Keiji, dejaste un alarido. Era como si tu talón te estuviera abandonando.

—Perdón.

Akaashi te generó este impulso de abrazarlo. Su disculpa era triste, desanimada. Conociendo su personalidad, lo más seguro es que se estaba sintiendo culpable.

—No digas eso. No es tu culpa.

"Bravo —pensaste— ya no se siente culpable. Eres una genio".

Respiraste profundamente, no eras muy buena para este tipo de situaciones. Pero entre dejarlo pasar viendo a Akaashi así y hacer algo al respecto, preferías actuar.

—Keiji-kun –buscando su mirada, el te la regresó–. No está tan mal. ¿Qué tal si por hoy dejamos lo de las visitas? ¿Qué dices?

—¿Estás segura?

—Completamente –le afirmaste–. No puedo molestarme contigo y mucho menos si no tienes ningún tipo de culpa ¿De acuerdo?

Le pusiste una mano en su mejilla para que te viera.

Sonrío de forma pasible y asintió.

—Correcto, con eso aclarado. Ven, ayúdame. Trataré de levantarme.

Te cedió sus manos para sujetarlas, usando un poco de impulso. Tu intento fue inútil, una corriente se plantó en tu talón y parte de la batata, adhiriendo un dolor punzante a la planta del pie.

El pelinegro te sostuvo por los hombros antes de caer.

—Ouch –susurraste pequeñito–.

—Mejor intentemos esto.

Su postura cambio, dándote la espalda. Se agachó un poco, encorvado. Captas la idea enseguida, y un feroz color rojo se apodera de tus mejillas. Antes de que reclamaras, ya Keiji ágilmente te agarró de los muslos. Por inercia te sujetaste de sus hombros.

Te estaba alzando de caballo.

—Keiji-kun –tartamudeaste–. ¿No es problema para ti?

—Claro que no. Voy a llevarte lo que pueda, para acompañarte a casa.

Su tono volvía a ser el tranquilo de siempre. Se te escapó una sonrisa conspirativa de la felicidad.

No estuvo tan mal su cita.

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Está va para YuZuMi_M

¡Feliz día! ♡˖꒰ᵕ༚ᵕ⑅꒱

HQ!! ━ [ᴱˢᶜᵉⁿᵃʳⁱᵒˢ ⁻ ᴵᵐᵃᵍⁱⁿᵃˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora