HQ!! ━ [ᴱˢᶜᵉⁿᵃʳⁱᵒˢ ⁻ ᴵᵐᵃᵍⁱⁿᵃˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]

Manipulación Innegable

Escenario: Porque simplemente es difícil decirle que no a Hirugami Sachirou

17:12 PM, el tono de Ganrodeo resuena por la estancia de la sala. Jugando con el lápiz, alargas la mano para tomar el teléfono y revisar.

Sachirou ʕ·ᴥ·ʔ

Esto significa una cosa. Puede que avise que llegue mas tarde, que traerá comida para la cena y no te molestes en cocinar, o algo muy insoportable de su parte.

—Dime.

—____-chan –ya hasta te imaginabas su sonrisa escurridiza al otro lado de la línea–, ¿Qué tal? ¿Terminaste los apuntes para la propuesta?

Asumes que sí era la última opción, y tratas de contener el montón de garabatos que amenazan con salir en su contra.

—Estaba en eso. ¿Tienes turno extra?

—No en realidad.

“Aquí vamos”.

—Hoy terminé de revisar las heridas de un gatito, y su dueño, pues, no contesta desde hace dos días...

—No.

—Déjame terminar, no seas tan brusca –se quejó de la forma más encantadora que su persona solo sabía formular–. Como decía, Panqueque no lo han reclamado desde ayer y...

—Que no, Sachirou –vuelves a interrumpir, como madre que regaña a su hijo por querer meter la mano en el fuego por cuarta vez–.

—Pero se llama Panqueque.

Wow. Panqueque, el nombre letal con razón de base para cederle el paso.

—Ya tenemos un perro llamado Tofu.

—Por eso –reafirma la cosa que debía de ser la más obvia–, no haría daño tener un gatito con nombre de postre.

—Ya tenemos cuatro gatos –el castaño iba a proseguir pero fuiste mas perspicaz–, y tres perros, dos hámsters, una pecera llena de peces dorados y bailarinas, y, un erizo.

—Te prometo que le buscaré otro dueño mientras se queda con nosotros, será temporal.

Suspiras, ya agotada con la escasa paciencia de maestra de primaria.

—Eso dijiste de Kota –miras al perrito labrador de 1 año de edad echado en el mueble, junto a Koko, el primer gato–.

—Pero a Fuyu si le encontré hogar.

Recordaste al penúltimo gato color blanco.

—Fuí yo la que puso el aviso.

—Pero te apoyé con eso –agregó infantil–.

—Si claro. Estabas a punto de llorar cuando lo vinieron a buscar.

La burla no le sentó bien, hasta podías percatar la sensación por la línea.

—Era muy lindo –refunfuñó–.

—Lo era, y sabemos que está feliz con su actual dueño.

—Pero Panqueque también es lindo. ¿Cómo negarse a tan bello...

—NO.

Trabajó más en sus argumentos, pero fueron en vano. Sachirou insistía siempre en traer todos los animales que se encontraba, al inicio fue tierno, después algo preocupante, y luego se tornó una de esas costumbres que hay que desarraigar. Lo regañabas por eso casi que todas las semanas. No es fácil tener más de cinco mascotas en un sitio de vivienda tan pequeño.