Moment of care [I] ✧*。

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Azumane Asahi - moment of care

Empezaste mover tus piernas por la incomodidad que sentías. Llevabas dos días en cama con fiebre alta, y no soportabas otro momento estando quieta. Tu cabeza era un manojo de dolor palpitante.

Muchos en tu caso estarían bastante adoloridos por la fiebre, tú, sin embargo, estabas agotada de hacer nada. Acostada en la cama casi que todo el día. Durmiendo y comiendo. Esos excesos, "hinchones" como los llamabas, en tus axilas te tenían sometida con fiebre.

Asahi entró a la habitación del pequeño anexo que compartían juntos. Traía consigo el antibiótico que tenías que ingerir.

—No te desesperes. El antibiótico ayudará a reducirlos.

Terminaste haciendo un mohín ante su comentario.

Al menos, era mejor seguir el tratamiento. Era eso o someterte a que te abrieran esas cosas para sacarte las madres. Entonces verías el mismísimo Diablo, y no. No querías.

El tan solo pensar en eso tu cabeza te dolía más, como si un dedo te empujara la sien con fuerza.

Lo que comenzó como una pequeña comezón terminó siendo esos benditos excesos. Desde el inicio no le tomaste mucha importancia, aunque Asahi si se llegó a preocupar. Pero cuando siguieron creciendo, no había vuelta atrás. Te dolía bajar los brazos por completo, y el hedor que desprendían tus sobacos era cada vez peor.

Lo único que hacía el reposo algo llevadero, era el mismo Azumane. Te cuidaba como si fuera tu mamá. Desde un inicio se preocupó; mientras que tú andabas súper ligera restándole importancia, él investigó un poco y siguió el consejo de su suegra de darte baños con hierbas. No ayudaron en casi nada. Hasta que por su propia cuenta decidió llevarte al médico. Renuente, terminaste aceptando.

Y para tu sorpresa, llevabas dos días con fiebre, producto de los mismos excesos.

Solo agradecías al cielo por tener a tu queridísimo novio a tu lado. Eras un desastre lidiando con tus alergias en primavera. Con esta fiebre en verano, ya te hubieras echado a morir.

Al pensar otra vez a tu situación, te irritaste de nuevo. Ibas a mover tus piernas cual niña pequeña otra vez.

Tu pareja al ver esto, soltó una pequeña risa. Tu comportamiento algo inmaduro le provocaba ternura. Posó su mano en tu cabeza dando pequeñas caricias para terminar su recorrido en tu mejilla con ella. Te dedicó una sonrisa, y volviste a inflar tus mejillas.

—¡No es justo! Ya perdí tres días de clase. Quisiera estar mejor ¡Agh! –exclamaste–.

Él volvió a reír, tratando de sosegar la tensión que desprendías. Era en estos momentos cuando le recordabas a su amigo Nishinoya, con tus comentarios impredecibles y salvajes. Desde que te conoció, llegó a compararte con él. Soltabas estos coqueteos descarados cada vez que lo veías en la universidad. Pero ¿Quien no lo haría? Asahi te parecía candente, y su cabello es súper hermoso. Tan alto y musculoso. El hecho de que estudie diseño de modas lo hace mucho más atractivo de lo que ya es de por sí. Él siempre ante tus coquetos flirteos reaccionaba cual colegiala, aunque con el tiempo, cuando notaba esos momentos tuyos de torpeza, no pudo evitar generar este instinto maternal en si mismo. Eras una sorpresa andante, y quería que fueras con cuidado. Al final, fuiste tú quien terminó cediendo a sus encantos.

~

Se levantó dándote la espalda para buscar una toalla para tu baño.

—Si fuera solo uno. ¡Pero dos! ¡Uno en cada axila! ¡¿Por qué?! –estabas exasperada–.

—Bueno, las calorías de la comida chatarra que comías en cantidades industriales tenían que salir de algún modo.

Quería sonar comprensivo, aunque se escuchaba como una de sus bromas risueñas.

—Pero, si nosotros hacemos ejercicio...

Giró para corregir semejante blasfemia, pero se detuvo al analizar tu rostro sugerente, el tono que usaste. Color caoba se asomó en sus mejillas.

—De hecho, no me importaría. Tener, ya sabes, una sesión de ejercicios ahora mismo.

La calentura que transitaba por tus labios, Asahi no sabía si interpretarla a que hablabas en serio o delirabas por la misma fiebre.

Dibujó la curva de una sonrisa en su cara. Se agachó a tu lado por el sillón. De cierta forma, le gustaba demasiado cuando te ponías así de pícara, no importaba el momento, podías ser una desvergonzada con tus palabras.

Se acercó rápidamente a tu cuello, sentiste su respiración y soltaste un suspiro. Él tenía está clase de efectos en tu persona. Justo cuando sonreías maliciosamente, el joven redireccionó su rostro, clavando un beso en tu mejilla.

Quedaste anonada, se separó un poco para ver tu reacción, ahora siendo él el de la sonrisa satisfactoria.

—Tonta~ –canturreó–. Estás enferma. Me temo que tendrás que esperar.

El enojo en tu rostro caracterizado por un puchero le provocó gracia. Cruzaste tus brazos frunciendo las cejas por dejarte con las ganas.

—Ven, vamos a darte un baño –susurró–.

Acto seguido te alza como un gatito fácilmente y te carga como princesa.

Tus mejillas se sonrojaron.

"Quizás el reposo no esté tan mal después de todo" pensaste.

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N.A.: Buenas~ (*˘︶˘*).。*♡

Me inspire por el "como reaccionarian si...?"
Y terminé pensando que sería demasiado gracioso y tierno, unos One shots de nuestros husbandos cuidando a sus parejas si ellas llegan a estar enfermas.

Está clase de situaciones las haré con personajes aleatorios.
Si deseas que también lo haga con un personaje en específico, comenta aquí ->

En fin, queridas puritanas (ojo: con dignidad ( ͡◉ ͜ ʖ ͡◉)), les invito a dar voto.

¡Gracias por leer!
ʕっ•ᴥ•ʔっ

HQ!! ━ [ᴱˢᶜᵉⁿᵃʳⁱᵒˢ ⁻ ᴵᵐᵃᵍⁱⁿᵃˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora