Kuroo Tetsurou - El Shinigami [II]
El tiempo transcurre muy lento después de vivir. Siempre tienes esta idea de que el tiempo antes no importaba tanto y ahora importaba nada. Perdía el valor encarecidamente como tantas cosas por las que habías pasado, que ahora mismo, solo tenías dudas. ¿Por qué tú? ¿Qué quería? ¿Tenía algo entre manos?. Un aire de insuficiencia parecía estar siempre a su alrededor, o eso temes.
Casi nunca lo veías, no sabías con exactitud dónde te encontrabas como tal. Era una especie de vórtice sin final, unos escalones sin comienzo y puertas infinitas, con hallazgos a manantiales cristalinos, flores preciosas y olores extraños.
Las campanillas se escucharon al final de los tantos pasillos, pero no habías ido hasta ahí, solo vagabas por unos cinco y era tu límite, el que te pusiste.
—Llegué.
La enorme figura del Shinigami transitó iluminada. Su vestimenta oscura era poco extravagante con las apariencias de alguien que está al mando, que tiene poder. Un ser divino que no puedes refutar ni contradecir, porque serías polvo con una mirada.
—¡Oh! –sus ojos amarillos brillaron con sorpresa–. Sí te lo pusiste~
Su canto alegre no te fue mañoso pero si quisquilloso.
Nerviosa, juegas con las mangas del vestido blanco de listones púrpura. Ceñido arriba, suelto hacia abajo, la magnitud de este vestido y su volumen... Es más que obvio que le pertenecía a alguien más, otra persona, otro ser.
—Bueno, lo dejaste ahí sobre mi cama, era para mí ¿no?
—Habías rechazado todos los kimonos que te había dado –sus largos pasos ajustaban su cercanía precoz–. Por fin accedes. Hay que celebrarlo –se agacha directo a tu rostro y alarmada le detienes furtiva–.
—Tetsurou-san, por favor.
—¿Ehh? –triste, se endereza–.
No lo entiendes. Es raro, fuerte y tímido algunas veces, pero si está alegre hace cosas más excéntricas aún. Como abrazarte en lo alto, llevarte a pasear por jardines y conquistar tu alma. Va y viene todo el tiempo, yendo a “trabajar”, pero ni eso sabías. Guardaba tantos secretos como caja del tesoro y misterios como criatura de mito.
—Agh –te rascas la muñeca con un deje de fastidio ya hasta metódico–. El sello siempre me pica.
—¿Todavía? Ya hace un mes que lo tienes –pensativo, te toma por ella. La analiza detenido con los ojos achinados–. Es como una reacción alérgica.
Apartas la muñeca de entre sus finas y grandes manos. Su mueca de disgusto ante tal acción fue disfrazada con una sonrisa nerviosa.
—No importa Tetsurou-san. Indagaré entre las alacenas del estudio a ver que consigo.
Le das la espalda disimuladamente y caminas unos tres pasos, con predicción a alejarte de él, algo amargada.
¿Un mes? Para tí ya había pasado como tres meses, sin embargo, el recordarlo era como retroceder solo una página, la noche en que te encontró y te cargó en sus brazos, curando tus heridas mortales. El tiempo, volviendo al inicio, perdía complexión, sentido, se estiraba o se alargaba, sin conjetura.
—Pues, no es mala idea –acota curioso–. Después de todo, he usado el poder elocuente y aún no desaparece.
Ya al frente tuyo, te señala la muñeca rojiza. Te tapas la misma cohibida. Con un deje de insolencia, apartas tus ojos de su rostro.
—Tal vez si, te quitas estos... –pasando unos de tus cabellos por detrás de tu oreja, sus finos dedos se deslizan por los amuletos familiares en forma de aretes–.
—¡No! –golpeas su antebrazo, feroz, inquieta. Tu voz en un tono alto le deja extrañado–.
—Esos amuletos no te sirvieron antes, no haría daño que te deshagas de ellos.
Su convencimiento era su poder más fuerte, el atrevimiento fluye desde sus cuerdas vocales, hasta afirmar con encanto a tu cerebro. Proyectando imágenes, ideas y hasta emociones encontradas. Porque el Shinigami, Kuroo Tetsurou tiene la muerte y la vida al alcance de su mano, y aún así, no había conspirado para tratar contigo a la fuerza, no te había obligado a nada. Y no estabas acostumbrada a eso, fuiste rechazada toda tu vida, al igual que tu familia, sobretodo las mujeres. No esperabas esto, nada lo que estabas viviendo podía ser más hermoso, no lo aceptabas, ahí estaba el detalle.
Pero, aún así...
—No me los quitaré. Buscaré otra forma.
Suspira, apretando los labios en una sonrisa. ¿Por qué sonreía? Eras una altanera, que desafiaba siempre lo que ofrecía. La tensión que emana por los aires cuando se ponían en esa posición, se sentía como veneno.
—Está bien –ignorando tu estado de extremo rechazo, te besa la coronilla, incrementando en potencia tus ganas de salir huyendo–.
Tus mejillas se calientan. Lo ves directo y tenía también un pequeño sonrojo.
Ahora afligido en timidez, no hace más que acariciar tu cabello. Te invitó al jardín número 25, allí las amapolas se realzan en un rojo precioso.
Te alzó contra tu voluntad sobre una de las bancas, quedando a su altura promedio.
—El rocío de éstas amapolas calmará un poco la comezón. Ven –tomó tu muñeca. Un quejido no se hizo esperar, te ardía en piquiña–.
Te escurría unas diez al mismo tiempo. Sus afilados cuernos enrollados, exclamaban peligro cerca de tu frente. Pero de todas formas, eso te distraía para no ver sus ojos amarillos, bellos a tu mirada.
Y las preguntas resurgen. Como todos los días ¿Por qué tú? ¿Que desea? ¿Por qué sueñas con él? No esos sueños tontos llenos de romanticismo. Sueños de nostalgia y recuerdos pasados, dolorosos, perdidos. ¿Por qué te escogió para ser su Yorishiro? Eras una simple mestiza con sangre de espectro por tus venas.
Cuando terminó, sus penetrantes ojos soltaban fulgor, sonriendo sin siquiera sonreír. Apretando las amapolas restantes con deseos de abrazarte entre sus brazos. Lo detuviste por los hombros, apretando la mandíbula. Y se contuvo, otra vez. Así eran las cosas, no aceptabas la oportunidad de vivir así de bien, con un ser así de fuerte pero tan compasivo.
—Gracias, Tetsurou-san.
—Te dije antes que dejaras el honorífico.
Giras el rostro para ver un cedro, así es, como un Líbano de más de diez metros que hace días no estaba ahí.
—No lo puedo evitar.
—Shh –te calló con anhelo, aún sonriendo, te mira con dulzura. Pero, una tristeza aguada era templada por sus ojos, moliendo su sensatez. Hiciste una mueca de confusión ¿Por qué siempre te miraba así? Como si tuviera miedo a que te desplomes o desaparezca tu cuerpo en la oscuridad–.
Te abrazó fuerte. Su respiración contra tu barriga te hacía consquillas y el repudio te invade. Avergonzada, tratas de apartarlo pero fue imposible. Rendida, posas una mano en su espalda.
¿Por qué? ¿Por qué? “¿Por qué? ¿Qué hago aquí? ¿Qué quieres de mi?”.
________________________________________
Buenas~
Lo prometido es deuda. Tendrá tercera parte, tranquilas.
¿Le gustó? Espero que sí.
Feliz día
╰(⸝⸝⸝´꒳'⸝⸝⸝)╯
ESTÁS LEYENDO
HQ!! ━ [ᴱˢᶜᵉⁿᵃʳⁱᵒˢ ⁻ ᴵᵐᵃᵍⁱⁿᵃˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]
ФанфикшнOtro libro pedorro de One Shots. ¿Quieres saber cómo reaccionan nuestros queridos personajes a distintas situaciones? Te invito a leer. [Haikyuu!! book] [2O2O] Edición de portada realizada por mí y créditos de ilustración a throttleetwt -Twitter- ...
![HQ!! ━ [ᴱˢᶜᵉⁿᵃʳⁱᵒˢ ⁻ ᴵᵐᵃᵍⁱⁿᵃˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]](https://img.wattpad.com/cover/232350041-64-k274560.jpg)