Te imaginas cómo fue que Sakusa cayó en cuenta de que te quiere
La llamada ni siquiera se oía en repicar. Los mensajes todavía sin leer en la bandeja de salida.Un chasquido se le escapó, esta vez algo quebrantado, pero lo disimuló bastante bien. Irritado porque no entendía esta molestia que lo acompañaba los últimos días.
Sus pensamientos bailaban de un lado a otro, corrompiendo la sobriedad de una realidad casi inmediata al ver una pareja de enamorados compartir un helado unos cuentos metros de donde se hallaba él. Sintió asco enseguida, apartando la vista con amargura.
Observó la hora en su celular, descartando los pocos minutos que quedaban para tener próximamente su última clase e irse a su casa. Casi podía oler tu shampoo impregnar su nariz, tus manos pequeñas moverse en el aire cuando explicabas algo emocionada, teniendo imaginaciones tuyas llegando con una bufanda por el frío y sonreírle contenta al conectar miradas.
Mañana, tenían planeado verse mañana.
Sus dígitos se removieron algo impacientes entre sus bolsillos de la chaqueta. Frunció los labios, el algodón del tapabocas hizo contacto con sus comisuras.
Lastima que era viernes. Porque mañana sería sábado y se sintió incómodo de repente. Casi siempre se sentía incómodo; al sentarse en clase, al beber agua así sea de su propio termo, tal vez cuando estaba a punto de chocar con otras personas si habían demasiado grupos alrededor, al comer en sitios abiertos, era inevitable. Sus manos tenían ese cosquilleo y cierto hormigueo imposible de no notar una vez más que pensaba demasiado.
Se levantó rápido, quitó otra vez esas ideas.
La raíz era otra. Su incomodidad era de otra fuente. Te iba a ver.
Ya era casi un mes que no te veía.
Quizás no era incomodidad. Porque cuando reías fuerte tu cabello danzaba creando unas ondas que le hacían detallar hasta las puntas de tus hebras y tus mofletes rojizos. Jamás se había presionado por eso. O cuando picas hojas de cebolla y albahaca con una delicadeza fortalecedora que le ayudaba a conciliar el apetito, así seas tú la que cocinaba, no le importaba, solo aceptaba tu comida y la de nadie más, además de su madre claro está.
Llegó al salón, caminó rápido al mismo asiento de siempre. Si llegaba temprano podía sentarse ahí cuando quisiera. Segunda fila, último asiento, medio metro de la ventana, sin tener la sensación de ser atacado por el viento contaminado de afuera, ni tener que estar al punto medio del salón para estar entre la multitud del resto de sus compañeros de universidad. El profesor no se le dificultaba mirarlo si tenía que dar cara para alguna pregunta y daba perfecto con la segunda puerta del salón que tenía salida a otros de los pasillos principales.
Volvió a revisar los mensajes. Aún no los leías. Extrañado, guardó el teléfono. Amargado contigo y consigo mismo por sentirse molesto contigo por semejante tontería. Respiró profundo.
¿No ibas a cancelarle verdad? Te ibas aveces a dar clases por distritos lejanos por una semana, dos o hasta tres. Pero ésta era la cuarta y hoy debías de llegar.
~
Miya Atsumu le miró de soslayo y se hizo el tonto de inmediato, creyendo que Sakusa no lo percató en absoluto. ¿En serio tuvieron que estar estudiando en la misma universidad? Para colmo, ese año empezarían en el mismo equipo. Sakusa apenas y le daba lo mismo, aunque el inepto oxigenado le tratara de presumir.—Espero que puedas rematar mis colocaciones, Omi-kun.
¿Omi-kun? No pudo contenerse de no fingir que el apodo no le gustaba para nada ¿Desde cuándo lo ha bautizado así?.
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HQ!! ━ [ᴱˢᶜᵉⁿᵃʳⁱᵒˢ ⁻ ᴵᵐᵃᵍⁱⁿᵃˢ ⁻ ᴼⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ]
FanfictionOtro libro pedorro de One Shots. ¿Quieres saber cómo reaccionan nuestros queridos personajes a distintas situaciones? Te invito a leer. [Haikyuu!! book] [2O2O] Edición de portada realizada por mí y créditos de ilustración a throttleetwt -Twitter- ...