Día 63

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Ahora que las funciones habían terminado, se organizo una reunión de ambas familias para que los circenses conocieran al nuevo integrante de mi familia, el bebé de Paola.

Con ayuda de mi madre, salimos a comprar algunos postres al igual que el té preferido de nuestros invitados.

ー ¿ya esta todo listo?

Pregunto Paola quien cargaba entre sus brazos a su bebé arrullándolo para que se tranquilizara pues había estado llorando un rato.

ー todo listo ーle respondí

Yuri se había calmado. Paola finalmente se sento para tomar un descanso, en la espera de nuestros invitados.

ー no extrañas ir a cuidarlo

Escuche una voz a mi costado, se trataba de mi madre quien me veía con una sonrisa mañosa, una expresion molesta a mi parecer.

ー un poco ーle respondí desviando la mirada

ー ¿ya te declaraste?

Simplemente negué con la cabeza un tanto fastidiada por sus comentarios

ー ¿y el?, ¿se te declaro?

ー no es un buen momento para eso mamá ーrecalque con enfado

Comenzaba a odiar aquellos comentarios incitándome a actuar, pues solo me daban presión y estrés en lugar de aliento.

ー ¿entonces cuando lo será?, ¿el día que nos vayamos?

Me puse a pensarlo un momento, sabía que en parte tenia razón, pues cada día que pasaba era un día menos, no debía olvidar que no me quedaría en Japón por siempre, estaba a contra reloj.

No obstante, mis pensamientos fueron interrumpido al sonar el timbre, los circenses habían llegado. Atendí a la puerta recibiendo a nuestros invitados, saludándoles e invitándoles a entrar.

ー hey

ー hi

Nos saludamos compartiendo miradas. Se le veía mejor, igual que parecía haberse acostumbrado aquellas muletas, pues ya no le costaba el caminar con ayuda de estas.

Apenas ingresaron a la residencia, lo primero que hizo Paola fue presentarles al nuevo integrante de la familia que por supuesto, seria la sensación de la noche.

ー it's so cute ーdijo enternecido aquel hombre dueño del circo

ー kawaii ーle siguió el pelimorado

ー es idéntico a ti Paola ーhablo la albina

Afortunadamente, el pequeño Yuri permaneció plácidamente dormido a pesar del alboroto a su al rededor.

La conversación por supuesto fue en su mayoría en japones, por lo que, tanto mi madre como yo, no logramos comprender ni una sola palabra, por ende, ambas nos ofrecimos a servir el té para nuestros invitados.

ー aquí tienes ーle dije al rubio

ー arigato

Tomo aquella taza con ambas manos, apenas fue un ligero rose, pero pude sentir la calidez de sus manos, acompañado por una sonrisa de su parte, sentí un destello de alegría en mi interior, que lo exteriorice por medio de una sonrisa igual que aquel chico.

Mas, antes de que pudiésemos servir el postre, a Paola se le ocurrio pedir comida a domicilio teniendo la aprobación de todos los invitados.

no se ustedes, pero yo tengo antojo de sushi ーdijo Paola

LoveCircus | [PopeexReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora