Día 75

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Este era un pequeño viaje, dónde había un inicio y un final; hoy fue ese final.

Aquellos anfitriones se tomaron la molestia de acompañarnos hasta el aeropuerto, para así despedirse de sus nietos.

Paola y yo les observamos despedirse; se les veía emotivos, tristes pero alegres a su vez. Se abrazaban y compartían palabras que me imaginaba eran de aliento para seguir comunicándose y ser una familia unida.

En medio de aquella tan emotiva despedida, aquella señora dirigió su mirada hacia nosotras, que por inercia hicimos una reverencia a manera de despedida. Sin embargo aquella mujer se acercó a nosotras, lo suficiente para poder tomarnos a ambas de la mano y decir:

— watashi wa anata ga kuru yō ni dōkidzukete kurete arigatō, anata wa itsu demo kangei sa remasu —nos dijo.

Paola asintió realizado una reverencia que por inercia copie. Aquella mujer me miró y pronunció:

— osewa ni natte kudasai —pido

Sin comprender muy bien lo que había dicho, asentí sin más, se despidió de nosotras y se retiró.
Una vez se había alejado, mire a Paola en busca de una respuesta o más bien, una tradición, más ella simplemente dijo:

— más vale que te prepares para el vuelo —despeino mi cabello

Sin más, llegó la hora de partir y abordar el avión.
En esta ocasión, tuve la suerte de tener un asiento justo al lado de la ventana, cosa que me fascinaba. Tome asiento muy entusiasmada y a los pocos segundos después, llegó aquel rubio dando a entender que ocuparía el asiento al lado mío.

— hey

— hi

Al verlo quise preguntarle tantas cosas, sin embargo ya no podía usar mi traductor ni celular en el avión, por lo que la única alternativa que tuve fue buscar en la pantalla del aviento de adelante si tenía traductor. Para mí buena suerte tenían la aplicación integrada.

¿cómo estuvo la despedida? —pregunte por medio de aquella pantalla

El se acercó a la pantalla para leer con más precisión y sucesivo, responder:

no lo sé con exactitud

Le mire fijamente, se notaba que tenía sentimientos encontrados que no sabía cómo expresar.

Antes de que pudiese reaccionar, se anunció el despegue, ¿cómo lo supe?, en cuanto aquel llamado se dió, el rubio se pegó a su asiento como si su vida dependiera de ello.
No iba a mentir, aquella acción me pareció adorable y a su vez graciosa, más no era el momento.

Sabía que se asustaría por el movimiento ocasionado por el despegue, sin embargo no podía hacer nada al respecto, tan solo sujete su mano firmemente tratando de darle seguridad.

Tal como lo predije, el chico se asustó, cerro ambos ojos aferrándose a su asiento y al mismo tiempo apretando mi mano con bastante fuerza, me dolía, pero lo soportaría por el, estaba claro que no era a propósito, si no más bien una reacción al miedo que le causaba estar en el avión por lo tanto no media la fuerza con la que me sujetaba.

Una vez el avión se encontraba en el aire, poco a poco abrió los ojos aún temeroso. Acaricio suavemente su brazo, aún no lograba despegarse del asiento y por supuesto, no soltaba mi mano aún.

— calma, el despegue ya pasó —le dije, aún sabiendo que no me entendería

— watashitachiha kūchū ni imasu ka? —me pregunto

Asentí sin entender.

Aún se le veía tenso, y aquel agarre seguía siendo firme, aún aferrándose a su asiento, necesitaba hacerlo que se calmara, así que con mi mano libre, escribí en la pantalla:

LoveCircus | [PopeexReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora