Día 88

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Las cosas en casa no han sido muy agradables, mamá y Paola ahora son distantes, apenas y se dirigen la palabra, de no ser por Yuri, en estos momentos seguramente estaríamos en el avión de regreso a nuestro país. En mi caso sucede igual, apenas le dirijo la palabra a Paola.

El ambiente es muy tenso estando en casa, la situación es incómoda y ahora mi madre no me deja salir de casa, termino castigándome sin permiso alguno para salir sin su consentimiento.

Así que mientras tanto...

[Popee]


( Hola )>

<( Hola)
<( Lamento mucho lo que
      hizo mi madre ayer)

( No importa )>
( Me lo merecía )>

<( Te dolió mucho? )>

( Algo )>
( Te castigaron? )>

<( Si.. )
<( Tengo prohibido salir )

( Ya veo... )>

<( ¿Qué paso con Marifa? )

( ... )>
( Prefiero no hablarlo )>


Suspire pesado, no había mucho que hacer, no quería estar ahí simplemente existiendo mientras que la situación en casa estuviese de esa manera. El ambiente era tan tenso que podías sentir la presión sobre mi espalda, lo único que me mantenía distraída de todo eso eran los quehaceres de la casa.

Me pusieron a lavar la ropa, aunque tan solo debía hechar la ropa a la lavadora, encenderla y dejar que está hiciera su trabajo.
Cuando estaba por colgar la ropa, me di cuenta que entre las prendas se encontraban aquellas que el peli-morado me había prestado cuando pase la noche en su casa.

Me tomo un par de segundos llegar a la conclusión de que ese era mi boleto de salida, podría justificarme diciendo que debía entregarle su ropa y así salir de esa casa del horror.

Hice todo lo posible porque la ropa se secara rápido, la planche y doble. Una vez lista solo hacia falta enfrentarme al dragón llamado madre.

— oye mamá —le hablé con suavidad

— no vas a salir —respondió firme

Había leído mis intenciones sin siquiera haber dicho una sola palabra al respecto.

— aún no eh dicho nada

— no hace falta —dijo

Solté un suspiro enorme, más no me rendí, aún tenía mi arma secreta.

— termine de lavar la ropa y encontré esto —le mostré las prendas

— ¿y luego? —hablo con cizaña

— es la ropa que Kedamono me prestó cuando me quedé en su casa, quiero devolversela

Ella miró la ropa, luego me miró fijamente por unos instantes. Me mantuve con postura firme y expresando confianza en la mirada, esperando una respuesta positiva de su parte.

— está bien, puedes devolversela

Sonreí en grande, había logrado mi objetivo.

— gracias ma, no tardaré

Estaba por salir por la puerta cuando fui detenida por la voz de mi progenitora.

— ¿a dónde crees que vas? —me cuestionó

LoveCircus | [PopeexReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora